domingo, 25 de diciembre de 2011

LEVE ALUSIÓN, PARA ENTENDIDOS, DEL CASO URDANGARIN

AÑO DIFÍCIL Y COMPLICADO PARA LA CASA DEL REY

Este año el discurso del Rey contaba con mayor atracción y ”morbo”, indudablemente, que muchos anteriores, por razón del conocido como Caso Urdangarín. Seguro que se batieron récords televisivos de audiencia. El ambiente se había ido “calentando”, durante el día, con el anuncio del discurso y con la incógnita que se planteaba: ¿Hablará el Rey del caso de su “yerno infiel”, a punto de ser juzgado por los tribunales, por haberse atribuido bienes, muchos de ellos públicos, entregados a una ONG o a sociedades presuntamente sin ánimo de lucro? Arranca la tele del Estado, TV1, con las escenas clásicas y tradicionales previas de los integrantes de la Casa Real, como cada año: actividades del Príncipe, el Rey con el Papa, el Rey con políticos, la Reina, los premios príncipe de Asturias, la Reina y los microcréditos, el viaje a Chile de los Príncipes, la noticia de que Urdangarín ha sido apartado de los actos oficiales, la ronda de consultas del Rey con los líderes políticos, el Rey con Rajoy y con el nuevo Gobierno… Y finalmente dan comienzo los doce minutos del mensaje real, con sus mejores deseos y la consideración de que el que estamos dejando ha sido un año difícil y complicado para todos por causa de los varios años de crisis económica y financiera que ya soportamos, con efectos negativos evidentemente duros. Una crisis, opina el Rey, que modifica hábitos económicos y sociales. Y pasa a mencionar la necesidad de reconocer los comportamientos en que, como individuos, nos hemos equivocado. Sólo tras este reconocimiento, podremos empezar a superar la crisis, dice., con un planteamiento global a desarrollar por los líderes políticos y sumando voluntades, acercando posiciones, con altura de miras. El camino de la recuperación, advierte el Rey, no será corto, supondrá más sacrificios. La sociedad deberá asumir la trascendencia del momento con el necesario realismo y con generosidad para con los más vulnerables. Ésta es una crisis global, no aislada, ante la que es preciso establecer medidas definitivas de la UE. Europa encontrará a España en la vanguardia porque la vocación europeísta de España se hunde en los siglos y por el compromiso de presente y de futuro de esa vocación europeísta y por sus lazos iberoamericanos. Repasa luego el Rey los perfiles propios y nacionales de la crisis: la elevada tasa de desempleo es ya inasumible, en una coyuntura en que se agolpan los problemas. La prioridad debe estar en la lucha contra el desempleo como objetivo último y cierto. Es preciso volcar la energía en resolver la situación de los parados y las familias, en particular de los jóvenes sin primer empleo. Todas las medidas debieran centrarse en la exigencia de recuperar el empleo, “principal palanca de dignidad y estabilidad, y expectativa de estabilidad”. Sigue señalando el Rey que esta gran nación, España, ha sabido construirse con cohesión social y justicia distributiva, y con herramientas y valores que han hecho grandes a los pueblos: el esfuerzo, el compromiso, la solidaridad, que debemos potenciar.
Y entra finalmente en la materia más esperada: Me preocupa, dice el Rey, que, con la crisis, se amplíe la desconfianza de algunos sectores sobre la credibilidad en algunas instituciones. No la menciona, pero ya estamos pensando en la propia monarquía. Tenemos el deber de practicar un comportamiento adecuado, añade. Cuando se producen comportamientos inadecuados, es natural que la sociedad reaccione. Y su afirmación principal: Cualquier actitud debe ser juzgada por la ley y no debemos quedarnos en actitudes personales, que desarrollan su labor de forma honesta, para no causar daño a instituciones y organizaciones necesarias para la organización política. Ya está dicho. El párrafo delicado está ya emitido… Ahora, pasa al capítulo siguiente, el terrorismo: Los proyectos totalitarios no tienen cabida en la sociedad española, ni las amenazas, o la extorsión… La sociedad vasca ha defendido su legalidad con sacrificio, ya ha sido generosa la cooperación internacional. Es tiempo que los etarras entreguen sus armas asesinas. En fin, queda el recuerdo emocionado a las víctimas del terrorismo, al sacrificio y dolor de los que dejaron su tierra, a la dignidad y el sufrimiento de sus familias, que siempre contarán con nuestro apoyo, solidaridad y afecto. Su sacrificio no habrá sido en vano. Una sociedad libre no se deja amedrentar.
Falta mencionar la circunstancia política más reciente: desde hace cinco semanas, hay un nuevo gobierno y parlamento, efecto de la alternancia política. La corona seguirá haciendo esfuerzos para la convivencia. Nos esperan muchas dificultades con sólidos valores, orgullosos de ser españoles. No hemos llegado aquí para dejarnos vencer por las dificultades. Hemos demostrado que, unidos sabemos dar respuestas y sabremos estar a la altura de los tiempos. Podéis contar con la Corona. Todos estáis en mi corazón y mi pensamiento. Gracias a quienes se han interesado por mi salud, ya recuperada. Y un mensaje último; el rigor y el acierto del Príncipe que me acompaña en el destino de la corona. Con los mejores deseos. Estemos unidos. España lo merece y lo necesita. Fin.
¿Ha sido un mensaje suficientemente claro, habrá sido bien entendido que la justicia está por encima y debe juzgar cualquier conducta inapropiada? Posiblemente no se podía esperar más…

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