sábado, 28 de junio de 2014

Sánchez después de Pérez Con bastantes probabilidades, y tal como van las cosas, un Sánchez pudiera suceder a un Pérez en la secretaría general del PSOE. Me refiero a Pedro Sánchez, que hoy por hoy encabeza la carrera para liderar al PSOE, como probable sustituto de Pérez Rubalcaba, que estos días se está despidiendo de su prolongada vida y experiencia política de cuatro décadas largas. Ya se sabe que Pérez Rubalcaba era mucho más conocido por su segundo apellido, y que incluso en un momento de enfado y escasa afición, la vicepresidenta se limitó a llamarle, con escasa amabilidad y nulo afecto, “señor Pérez”. Bueno, pues ahora hay que irse aprendiendo el nombre de Pedro Sánchez, a quien, si los avales sirvieran de voto, ya tendríamos situado en la secretaría general del partido socialista, por delante de sus correligionarios, y sin embargo, rivales, Eduardo Madina, José Antonio Pérez Tapias y Alberto Sotillos. Los primeros también han logrado “clasificarse”, y el tercero, el hijote Eduardo Sotillos, no logró “superar la nota media”, como se diría en estos tiempos de exámenes… Sin duda, lo sorprendente es la derrota de Madina, que había partido como probable vencedor y el más conocido, aunque no llegara a producir sensación salvo en Carme Chacón, otra derrotada de antemano. Pues bien, Madina se ha visto, en materia de avales, muy superado por un sonriente diputado llamado Pedro Sánchez, que en sus primeras comparecencias televisivas llamó la atención y convenció ampliamente a muchos ciudadanos. Está por ver, finalmente, por quién se inclinan los electores, pero no hay duda de que este Sánchez vendría a ser otro Rubalcaba o tal vez otro Zapatero. Estaremos atentos a los acontecimientos, claro. Como lo estaremos ante otro enfrentamiento claro que está teniendo lugar entre el juez Castro y el fiscal Horrach, por el caso Noos-Urdagarín-Cristina de Borbón. De momento al fiscal parece que sólo lo apoya el superfiscal Eduardo Torres Dulce, y en cambio, está mereciendo la ira y el enfado de muchísimos ciudadanos que ven con muy mal estilo los propósitos de descalificación que el tal Horrach ha lanzado contra su competidor Castro. Hasta el punto de que éste le ha retado a que presente una denuncia por prevaricación, si quiere insistir en sus tesis. Horrach, Roca Junyent y Torres Dulce sólo ven lo que Urdangarín y alguno de sus familiares quieren que vean. Pero no parecen tener, ni de lejos., el favor, el apoyo y la comprensión de la mayoría de la opinión pública y de la ciudadanía en general, que ve mucho más allá que el fiscal a la hora de hallar concomitancias y coincidencia de intereses entre los dos esposos retirados de la Casa Real, del album real, de la página web de la Zarzuela y hasta de la sucesión y la amistad con los nuevos Reyes. Y todo ello, merced a la irrefrenable inclinación de los Urdargarín por el dinero ajeno y por pagarse un palacete que por cuenta propia no hubieran podido pagar… Y, tras las elecciones europeas, ahora queda por colocar a dos hombres de Rajoy: el candidato que peleó con Elena Valenciano, y perdió, y De Guindos. No es improbable que el ex ministro de Agricultura y Medio Ambiente, Arias Cañete, haya quedado tocado, si no hundido, por aquellos lances electorales que tan mal libró. El aspiraba a comisario comunitario, pero está por ver que halle acomodo a tales aspiraciones. No dio la talla, ni mucho menos. Por el contrario, De Guindos y su candidatura tienen mejor aspecto y mejores posibilidades, con toda probabilidad. Una vez que Junker ya ha accedido a la presidencia de la Comisión, de Guindos podría hallar asiento entre sus colaboradores. En tal supuesto, Rajoy debería recurrir a un nuevo sustituto para su ministro actual. Y Montoro se vería y sin el rival que le viene haciendo sombra desde que funciona el presente gabinete de don Mariano. Per0 tal vez sea demasiado adelantar… JOSÉ CAVERO

viernes, 27 de junio de 2014

El adiós de Rubalcaba El “malvado Rubalcaba” ha sido objeto, a lo largo de las varias décadas que viene ejerciendo la tarea política, de un sinfín de campañas favorables y adversas. Ha sobrevivido a todas ellas, lo que da idea de la validez del individuo, al que hoy la mayor parte de los medios prefieren dedicarle sus mejores elogios, sin que tampoco falten los críticos. Cabe suponer que esa condición de “el más odiado” o el más elogiado, lo dan los cargos a los que se ha aspirado, y Rubalcaba ha optado a los más sobresalientes y en la más severa competencia con otros aspirantes. Recuérdese su campaña contra Rajoy por la presidencia del Gobierno. Esos son juegos mayores, y suelen emplearse palabras a menudo, incluso gruesas, de descalificación del contrario. Rubalcaba sabía bien lo que se jugaba él, y lo que se jugaba el contrario, y que en cualquier momento podía ser objeto de alguna trampa. Curiosamente, con Rajoy han tenido, ambos y juntos, épocas oscuras y épocas más apetecibles, en las que han predominado los tonos inamistosos o los amables. Por ejemplo, en la tarea de la abdicación del Rey sorprendió a muchos la coincidencia a Rajoy y de Rubalcaba, el primero de los cuales incluso dedicó elogios a la entrega y dedicación del segundo en esta materia. Por el contrario, pocos días más tarde, Sáenz de Santamaría apercibía “severamente” contra los socialistas que no resistían a dar su apoyo incondicional al procedimiento para hacer “inviolable” al exmonarca. Probablemente Rubalcaba, como pocos más en el PSOE –Felipe, Guerra, Jáuregui, Patxi López- sabe determinar en cada momento lo que es materia y preocupación del Estado y lo que es de interés específico y coyuntural del partido. Bueno, pues este Rubalcaba de muchísimas y variadas tareas, ha entendido que le ha llegado la hora de colgar los bártulos y dedicarse, de nuevo, a explicar química en la Universidad. Bienvenido a la Universidad, que buena necesidad tiene de los más sabios y prudentes hombres del Estado, aunque sea muy lamentable su marcha de la política, que se queda cada vez más depauperada y necesitada de cerebros, aunque en ocasiones sean “malévolos”. Esa fue una de las campañas más largas y crueles contra Rubalcaba: Llamarle el malvado Rubalcaba, hablar del comando Rubalcaba… Se quiso dar a entender que interminable y peligrosísima era su mano en el alcance de sus decisiones, y que tenía escuchas por doquier. Probablemente pocos han llegado a tener tantos conocimientos como Rubalcaba, en el ámbito de la política y en muchos más. En todo caso, es una lástima que no hayamos logrado disponer del registro en el que Rubalcaba pudo haber hecho más por el país: la presidencia del Gobierno. El también se habrá quedado con las ganas de completar ese deseo, y se habrá visto defraudado muchas veces por las ideas y ejecución de su compañero y adversario Rajoy. Desde luego, ya quisiera Rajoy poder contar con el asesoramiento de un personaje como el cántabro que ahora vuelve a las aulas… Por lo demás, éstas son también horas en que se reflexiona sobre la decisión del juez de querer sentar en el banquillo a la hermana del Rey, la Infanta Cristina. Ya hemos visto decenas de reacciones de partidarios, y unas cuentas también de contrarios. La del fiscal Horrach no llama demasiado la atención: ya en la ocasión anterior trató de desprestigiar al juez Castro, de quien ahora dice que se deja llevar demasiado por los medios de información. No es demasiado error que un juez coincida con la opinión pública, pero es mucho más peligroso que un defensor de la legalidad se quiera atener a lo que se supone que manda la superioridad, incluso atacando a su colega en la sala de juicio y de la instrucción de los sumarios. Desde luego, quien esto firma es mucho más partidario del juez que de este fiscal. JOSÉ CAVERO

jueves, 26 de junio de 2014

La colaboración silenciosa de la Infanta Se ha divulgado ya la esencia del centenar y medio de folios de la instrucción del juez Castro sobre el Caso Noos, o Caso Urdangarín, donde se refleja la “colaboración silenciosa”, como destaca El País,de la hermana el Rey Felipe VI con su esposo (de ella) Urdangarín, en los negocios que éste tramó para la obtención de importantes y elevados ingresos ilegítimos. Urdangarín se ve implicado nada menos que en nueve delitos graves, y de parecida manera, la Princesa Cristina se ve acusada de dos delitos fiscales y uno blanqueo de capitales, ambos delitos penados con cinco y seis años respectivamente. A ver qué argumenta ahora el fiscal Horrach, que posiblemente estará en línea con lo que sostuvo ayer el abogado de la Infanta, Roca Junyent: No verán delito alguno en la actuación de tan ilustre personaje ni verán siquiera razones para que se siente en el banquillo de los acusados. Y eso que la propia familia real ha ido, poco a poco, alejándose más y más de la presunción de inocencia que en un primer momento reclamaban para sí Urdangarín y doña Cristina. Todo hace sospechar que avanza la tesis de la culpabilidad y que sólo negociaciones muy laboriosas liberarán ala pareja de las severas condenas de privación de libertad a las que se enfrentan. Se ha extendido la idea de que “todos somos iguales ante la ley”, tanto formen como no parte de la Casa real. La sentencia proclamada por el Rey en un mensaje navideño ha calado en la sociedad española, ya bastante recelosa por las permanentes dualidades y discriminaciones de que es objeto en sueldos o tratamientos de toda índole. A ver si es verdad que todos somos iguales ante la ley,. Nos preguntamos todos esta vez, cuando parece que no hay dudas de que Urdangarín y su esposa cedieron al bajo impulso y a la pasión de ganar mucho dinero empleando, sencillamente, la condición de familiares del Rey, y aprovechándose de la inclinación de muchos altos cargos de “hacerles la pelota” por esa condición de allegados a la familia real. ¿Se habrán acabado esas prerrogativas no escritas, pero siempre vivas y operantes, de que la “sangre real” llega consigo favores sin cuento, y dineros generosos de los que ninguna otra persona “corriente” puede llegar a disponer jamás? Es lo que se juzga en este caso, que ha llevado con extraordinaria maestría y valentía el juez Castro, merecedor de muchos elogios, pero también de algunas críticas por esa condición de instructor, durante más de tres años, de una causa difícil y singularísima. Ahora falta ver el comportamiento que tienen otras “piezas” del sistema judicial: El fiscal, el juzgado de Palma, las eventuales presiones de altas instancias… Posiblemente el relevo producido en la Casa Real, el debate sobre el sistema de Gobierno, la inviolabilidad del Jefe del estado, todo ello favorece notablemente las condiciones para que se pueda asistir a un juicio ejemplar y posiblemente único. Per0 todo está por ver… Por lo demás, se produjeron ayer dos acontecimientos también relevantes, en las personas de Magdalena Alvarez y Willy Meyer. La primera, exministra y exconsejera andaluza, se ve señalada por la juez Alaya como imputada en el caso ERE, y por esta razón, el gobierno ha presionado para que abandone el cargo del que ha venido disfrutando, como vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones. Finalmente, Magdalena Alvarez ha dimitido de ese cargo, no sin referirse a esas presiones gubernamentales. El segundo nombre del día, Willy Meyer, eurodiputado de IU, se ha visto en la necesidad de dimitir de su cargo, para el que fue reelegido muy recientemente, tras conocerse el plan de jubilación ligado a una Sicav con sede en Luxemburgo. Willy alega que no sabía las circunstancias concretas de esos planes, y que, en todo caso, no se ajustan a las exigencias éticas de su formación. Willy dimite con la cabeza muy alta y para dar ejemplo a otros cuantos colegas que cayeron en la misma “trampa”, pero que posiblemente no tienen exigencias éticas tan elevadas. La ética y el juego de la política tienen relaciones muy estrechas, muy a menudo insoportables… JOSE CAVERO

miércoles, 25 de junio de 2014

La Infanta, al banquillo Definitivamente, y tras larguísima espera, el juez Castro ha decidido que la Infanta Cristina deberá comparecer ante el juzgado que sentenciará, en su día, el Caso Urdangarín o Caso Noos, una vez que el fiscal y la Audiencia desalma revisen la decisión del juez instructor, que “se ha empeñado”, según dicen algunos, en demostrar que todos somos iguales ante la ley. De momento, el caso de la Infanta Cristina llega en medio del debate sobre la inviolabilidad del ex rey Juan Carlos, que enfrenta al PP con el PSOE y lleva a Sáenz de Santamaría a preferir algunas manifestaciones parecidas a la amenaza. Ay, los casos judiciales sacan a cada uno o peor que lleva adentro. A Urdangarín le ha sacado a flote su avaricia y su nula disposición a pedir disculpas por los abusos que se contienen en una decena de presuntos delitos graves… A la Infanta le sacan a flote su avaricia compartida y deseos de vivir mejor que la mayoría mediante el pago reverente de instituciones y autoridades públicas o privadas que también deberán comparecer ante el juez. A Gallardón, o a Margallo, el caso Noos les hace decir que “todos somos iguales ante la ley”, mientras el titular de Justicia azuza a su fiscal a que recurra contra la actuación del juez. Iguales ante la ley, pero sólo un ratito, por favor… Y así sucesivamente. Los únicos “iguales ante la ley” somos los ciudadanos rasos, o “de a pie”, que no tenemos alternativa a nuestra condición, y que por ello ni almacenamos cuentas corrientes en el extranjero ni vivimos por encima de nuestras posibilidades, y que estamos siempre temerosos de que llegue otra denuncia de tráfico por circular dos, tres o diez kilómetros por encima de lo aceptable por Tráfico. Magdalena Alvarez también aparece en el listón de los inculpados, en este caso, del ERE andaluz. Y consiguientemente, se ha visto presionada hasta lo indecible, o hasta lo soportable, por el PP, para que abandonara su cargo en el Banco Europeo de Inversiones, donde ha venido percibiendo un importante salario. El PSOE le dio esa canonjía y el PP se la quita, como en el caso del Santo Job. “El señor me lo dio, el señor me lo quitó”, decía el personaje bíblico. Magdalena ha comprobado que son señores diferentes. Y como la ha defendido su patrón Chavez, el PP la desaloja del BEI para poner a uno de los suyos. Es el juego –más o menos sucio- de la política de cada día. Quítate tú, que me pongo yo… Rubalcaba ha criticado, como lo vienen haciendo los expertos en cuestiones fiscales, la reforma que Rajoy no ha dudado en calificar de “magnífica reforma”. Si no lo dice él, ¿quién lo dirá? ¿Magnífica para quiénes o quiénes? ¿Sus amigos los banqueros, los grandes empresarios del Ibex? También estamos viendo que las “magníficas reformas fiscales” son flor de un día, o de una temporada, y que ya vendrá otra que rectificará la anterior, y beneficiará a los ahora perjudicados. Salvo a quienes nunca se ven beneficiados, porque nada tienen que beneficiar. Es la España de los parados, de los asalariados mínimos, de quienes nunca han tenido nada que perder porque nada tenían… ¿Todos los españoles somos iguales ante la ley? Ni ante la ley ni ante las autoridades de la Nación ni ante los propios ciudadanos. Hay quien nace en coche oficial con chófer y no se apea jamás, hasta su entierro, y quién sólo ha visto esos coches en los telediarios. Pero Gallardón insistirá en que todos somos iguales ante la ley, aunque uno de sus coches-hijos se haya negado a ser reconocido en un acto de evidente indisposición a la transparencia. Gallardón siempre tendrá la excusa perfecta: Verá usted, señor periodista, que éste no es el momento, para hablar de un asunto “de familia”. JOSÉ CAVERO

martes, 24 de junio de 2014

Licencia para delinquir El debate de la norma por cuya virtud el ya ex Rey de España, Juan Carlos Primero, seguirá disponiendo y disfrutando de inviolabilidad, ha logrado el mérito de alejar a socialistas y PP, por vez primera, en toda esta tramitación que ya dura varias semanas, y que ha pretendido llevarse a cabo con la mayor celeridad y el menor ruido. Llegamos al punto de la inviolabilidad del Monarca han surgido, o resurgido, distintos problemas, entre ellos la abundancia de personas aforadas en nuestro país: Del orden de diez mil, según los cálculos. ¿Qué necesidad hay que tal cantidad de ciudadanos dispongan de fuero especial para ser juzgados en caso de ser sospechosos de delinquir, o hayan delinquido probadamente? Pues bien, ahora estamos por la tarea de que el ex rey sea el primero y más reconocido e nuestros aforados, y que su inviolabilidad como Rey siga estando vigente en su nueva condición de exmonarca. ¿Y por qué tantas prevenciones o precauciones? Existe la sospecha de que el Rey ha podido dejar “cuentas pendientes”, que en esta hora, algunos abogados aspiren a hacerle cumplir. O bien, como también sospechan algunos, que se preparen las circunstancias para que el ex rey pueda seguir haciendo negocios no santos ni dignos, del tipo de los que aprendió a hacer su yerno Urdangarín como discípulo aventajado. En ambos casos, es discutible la norma que se prepara: si es para los tiempos pasados, malo, pero si es para tiempos futuros, muchísimo peor. Y en ese punto es donde chocan los dos principales partidos parlamentarios, cuando los restantes se llevan las manos a la cabeza y rechazan, de plan, cualquier trato de excepción con el exmonarca. Bastante tuvo ya, con casi cuarenta años de inviolabilidad, o lo que es lo mismo, de no ser jurídicamente responsable de sus actos. Hasta el punto, según temen los expertos, de que una ley “excesivamente generosa”. O todas lo son, en estos sentidos, pudiera cooperar decididamente en el desprestigio de este rey concreto, e incluso de la monarquía en su conjunto y sus actuales beneficiarios. No es bueno, precisamente, que los primeros pasos de Felipe VI sean el blindaje de su padre, y mucho menos, cuando está seriamente en duda la utilidad del régimen y se debate la conveniencia de sustituirlo por una república más democrática y menos discriminatoria. O sea, que convendrá, y mucho, no propasarse en excepciones a la regla, en un momento de debilidad institucional. Por el contrario, no estaría demás que empezaran a recortarse, de manera drástica, los cientos y cientos de aforados actuales, que hacen de los españoles una sociedad con toda clase diferentes de ciudadanos: los aforados y los corrientes. Ya estuvo bien de tanta excepción, que conculca clarísimamente las normas democráticas, de una nación en la que, se supone, todos somos iguales ante la ley. Por cierto, que hablando de esa igualdad ante la ley, Montoro y su reforma fiscal que a todos los estudiosos parece bastante tramposilla, han encontrado otra nueva discriminación. Ya no estarán exentas de tributación las rentas derivadas de indemnizaciones por despido y jubilación. De esas especies hemos visto mucho en los últimos tiempos, sobre todo a la hora de beneficiar a los exdirectivos de las cajas de ahorros que se beneficiaron muy generosas pensiones “a título póstumo”, y cuando ya eran conocidas las cuentas nefastas de tales entes financieros. Por lo demás, la política trae consigo nuevas declaraciones del líder de Podemos, Pablo Iglesias, y posiblemente con un aspecto de la actualidad o de nuestra historia reciente más controvertida y polémica que las demás: Para Pablo Iglesias, el terrorismo etarra tiene, y ha tenido, base política. Eso explica que los sucesivos presidentes de Gobierno, Suárez, Felipe, Aznar y Zapatero, hayan llegado a sentarse con los mandos de ETA para tratar de resolver “el problema”. No hay duda de que el autor del término despectivo “casta política” acaba de hacer otra innovación que no le resultará gratuita… JOSÉ CAVERO

lunes, 23 de junio de 2014

LA VUELTA A LA NORMALIDAD Hasta los días de vacaciones, que para sus señorías los políticos son ya inminentes, los ciudadanos corrientes tenemos un trecho de normalidad de algunas semanas, ya sin los dos eventos que se produjeron en los comienzos de este mes de junio: El Mundial de fútbol de Brasil y la renovación y relevo en la Monarquía española. Estos dos eventos, es cierto, proporcionarán también sus correspondientes novedades. Los futbolistas españoles de la Selección abandonarán en las próximas horas Brasiles medio del desencanto y una cierta frustración. Habíamos llegado a creer que La Roja sería, como la vieja Armada, indestructible e invencible. Y bastaron dos partidos para comprobar su fragilidad y sus debilidades. Ahora, el seleccionador y sus jugadores atraviesan por momentos de turbulencia y ajustes. Y por lo que se refiere a la Casa del Rey, también hay ajustes y relevos, aunque posiblemente la vida que más empieza a cambiar es la del hasta hace una semana era el jefe de la Casa Real, el Rey Juan Carlos, liberado de ataduras y compromisos de Estado, aunque vigilará muy de cerca los primeros movimientos –viajes, visitas, encuentros, designaciones-, que está haciendo su hijo Felipe VI. En el resto de asuntos, se trata de completar los programas de actividades ya anunciadas: La reforma fiscal, que parece haberse reducido a dos materias: ajuste de IRPF y Sociedades, la reforma de la ley del aborto, que también llega con rebajas sobre lo anunciado, toda vez qu, según nos cuenta hoy El País, la malformación del feto será un motivo legal para abortar. Aunque el anteproyecto de ley sigue siendo más restrictivo que la legislación de 1985. El Gobierno de Rajoy-Gallardón, finalmente, parece que atiende las sugerencias que le hicieron llegar el Consejo general del Poder Judicial y el Consejo fiscal. Llega a la conclusión los expertos que el futuro texto, que todavía deberá aprobar el gobierno y pasará luego a las Cámaras legislativas, seguirá siendo más restrictivo que la legislación so re el aborto de 1985, ya que el procedimiento pr4vist0 contempla una serie de condiciones que lo hacen más largo y farragoso para la embarazada. Y se recuerda que la exclusión de la malformación fetal del anteproyecto había desencadenado, como ningún otro aspecto de la futura ley, las críticas de la oposición e incluso la discrepancia interna en las filas del propio PP. Ahora se rectifican esos extremos. En cuando a las modificaciones fiscales, coinciden los analistas del nuevo texto en señalar que está lejos de ser una reforma fiscal en su totalidad, como se había anunciado, y que se limita a retocar dos normas, el IRPF y el impuesto de Sociedades, sin llegar, en el objetivo último de la recaudación de tributos, a la situación en la que estaban antes de la llegada del PP al poder, hace tres años. Es decir, el Gobierno de Rajoy no parece tener más remedio que rebajar esos impuestos, comprobada la pérdida de electores en las elecciones al parlamento europeo –dos millones y medio menos que en las elecciones generales-, pero sin prescindir de los ingresos que por ellos obtiene el Estado, o de hacerlo en una estricta y meditada medida. Dicho de otro modo, entre la recuperación de votantes y la pérdida de ingresos, el Gobierno se esfuerza en recuperar votos, pero se ve resignado a perder votantes, pero no a perder ingresos… Tal vez haya ocasiones de remediar lo que parece inevitable, con alguna otra vuelta a impuestos que ahora quedan relegados, o a la hora de acometer la comprometida revisión e ingresos de los impuestos autonómicos, otra reforma pendiente y retrasada… JOSÉ CAVERO

domingo, 22 de junio de 2014

Por dónde quiere ir los Reyes –“Magos” Pues ya tenemos unas primeras demostraciones de por dónde quiere ir, o por dónde ha empezado a ir el nuevo Rey Felipe VI: Ha reunido a un grupo numerosos de víctimas del terrorismo, y se ha enterado directamente de las quejas que plantean estos grupoide personas: María del Mar Blanco recordó los 300 asesinatos de ETA sin aclarar. Pillar Manjón pidió al Rey para que influya en traer de Marruecos a seis implicados en el 11-M. O sea, el Rey abrió los micrófonos al turno del “¿qué hay de lo mío, señor Rey nuevo? Como si el ministro del Interior, señor Fernández, allí presente, no sirviera para nada, que tal venzo lo sirva, a los efectos que desean las víctimas. Ya está, cumplido este trámite, los Reyes van a viajar en los días próximos a Cataluña, donde también hay puestas muchas esperanzas. También podríamos decir, “como si el Gobierno de la Nación no sirviera para nada”, y no escuchara lo que quiere decir, y le ha hecho un centenar de veces, don Arturo Mas. Pero una cosa esa decirlo a Rajoy y otra al novísimo Monarca, que “tiene poderes”. ¿O no los tiene? Pronto descubrirán que no tiene poderes, salvo el poder, y deber, de escuchar pacientemente, y de transmitir a quien corresponde las preocupaciones de los ciudadanos. ¿Y a los ciudadanos corrientes puándonos corresponderá hacerlos oír ante su Majestad? Posiblemente, nunca. La mayor parte de los millones de españoles jamás vieron de cerca. Y mucho menos llegaron a saluda al Rey Juan Carlos I pese a haberse mantenido 39 años en el cargo, y ser amable, educado, campechano, abierto a las preocupaciones de todos y de todas. Ni la Reina doña Sofía, también abierta a cualquier queja, reclamación o sugerencia. Pero es evidente que un Rey no es para eso. Aunque no se sepa bien para qué otra cosa puede ser. Posiblemente ahí comience el debate sobre la forma del Estado: ¿Quién, para qué, por qué? Con esas tres respuestas podríamos llenar el cuestionario completo de muchos cursos y másters. Lo cierto es que tenemos puestas en el Rey más aspiraciones de las que le corresponden. Revela una encuesta de El País que una amplia mayoría quiere que el Rey aliente el diálogo político. ¿Y eso qué es, y para qué sirve eso? Se cree y espera que el Rey pueda desempeñar un papel conciliador “en la encrespada vida política nacional”, se describe. Nada menos que el 91 por 100 de os encuestados considera urgente el logro de un consenso ante la crisis que vive el país, y el 75 por 100 apoya que el Rey convoque a los partidos y facilite un pacto de Estado ni ese diálogo no prosperase, como sucedió en la Transición. O sea, como cartas a los Reyes Magos… Algo parecido a lo que sucede con los nuevos Reyes empieza a pasar con los aspirantes a dirigir el PSOE, Madina en el nacional, e Iceta en el catalán. También hay puestas muchas esperanzas en lo que cada cual pueda conseguir, y pozas perspectivas de que logren algo. Tal es la condición humana: no termina de hacerse a la idea de que todo corresponde al esfuerzo personal, sin esperar nada más de nadie, y que incluso lo logrado de ese modo se le regateará y se le negará hasta en instancias judiciales. Luego llega la hora de la desilusión y del desengaño, como empieza a suceder a los jugadores, algunos por lo menos, de la Selección nacional, desengañados, tristes, desalentados, y deseosos de escapar cuanto antes del núcleo al que pertenecían y en el que, se supone, estuvieron entusiasmados y felices. Pero llegaron los malos tiempos, y esto ya no es lo que era. Hasta la soberbia cantidad de 820.000 euros que se les llegó a prometer si lo ganaban todo se ha deshinchado en unas cuentas horas, en dos encuentros deportivos, y ya nadie piense siquiera en ello. Salvo algún periodista malévolo, que calcula ahora para que pudieron haber servido tantas cantidades de euros, si en lugar de destinarse a deportistas bienaventurados y suertudos, pudieran haber llegado a satisfacer las necesidades más apremiantes de un Estado con crisis. Pero también fue todo un sueño, transformado en pesadilla insoportable. Hasta el bueno de Del Bosque empieza a tener rostro de desalmado… JOSÉ CAVERO