jueves, 26 de junio de 2014

La colaboración silenciosa de la Infanta Se ha divulgado ya la esencia del centenar y medio de folios de la instrucción del juez Castro sobre el Caso Noos, o Caso Urdangarín, donde se refleja la “colaboración silenciosa”, como destaca El País,de la hermana el Rey Felipe VI con su esposo (de ella) Urdangarín, en los negocios que éste tramó para la obtención de importantes y elevados ingresos ilegítimos. Urdangarín se ve implicado nada menos que en nueve delitos graves, y de parecida manera, la Princesa Cristina se ve acusada de dos delitos fiscales y uno blanqueo de capitales, ambos delitos penados con cinco y seis años respectivamente. A ver qué argumenta ahora el fiscal Horrach, que posiblemente estará en línea con lo que sostuvo ayer el abogado de la Infanta, Roca Junyent: No verán delito alguno en la actuación de tan ilustre personaje ni verán siquiera razones para que se siente en el banquillo de los acusados. Y eso que la propia familia real ha ido, poco a poco, alejándose más y más de la presunción de inocencia que en un primer momento reclamaban para sí Urdangarín y doña Cristina. Todo hace sospechar que avanza la tesis de la culpabilidad y que sólo negociaciones muy laboriosas liberarán ala pareja de las severas condenas de privación de libertad a las que se enfrentan. Se ha extendido la idea de que “todos somos iguales ante la ley”, tanto formen como no parte de la Casa real. La sentencia proclamada por el Rey en un mensaje navideño ha calado en la sociedad española, ya bastante recelosa por las permanentes dualidades y discriminaciones de que es objeto en sueldos o tratamientos de toda índole. A ver si es verdad que todos somos iguales ante la ley,. Nos preguntamos todos esta vez, cuando parece que no hay dudas de que Urdangarín y su esposa cedieron al bajo impulso y a la pasión de ganar mucho dinero empleando, sencillamente, la condición de familiares del Rey, y aprovechándose de la inclinación de muchos altos cargos de “hacerles la pelota” por esa condición de allegados a la familia real. ¿Se habrán acabado esas prerrogativas no escritas, pero siempre vivas y operantes, de que la “sangre real” llega consigo favores sin cuento, y dineros generosos de los que ninguna otra persona “corriente” puede llegar a disponer jamás? Es lo que se juzga en este caso, que ha llevado con extraordinaria maestría y valentía el juez Castro, merecedor de muchos elogios, pero también de algunas críticas por esa condición de instructor, durante más de tres años, de una causa difícil y singularísima. Ahora falta ver el comportamiento que tienen otras “piezas” del sistema judicial: El fiscal, el juzgado de Palma, las eventuales presiones de altas instancias… Posiblemente el relevo producido en la Casa Real, el debate sobre el sistema de Gobierno, la inviolabilidad del Jefe del estado, todo ello favorece notablemente las condiciones para que se pueda asistir a un juicio ejemplar y posiblemente único. Per0 todo está por ver… Por lo demás, se produjeron ayer dos acontecimientos también relevantes, en las personas de Magdalena Alvarez y Willy Meyer. La primera, exministra y exconsejera andaluza, se ve señalada por la juez Alaya como imputada en el caso ERE, y por esta razón, el gobierno ha presionado para que abandone el cargo del que ha venido disfrutando, como vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones. Finalmente, Magdalena Alvarez ha dimitido de ese cargo, no sin referirse a esas presiones gubernamentales. El segundo nombre del día, Willy Meyer, eurodiputado de IU, se ha visto en la necesidad de dimitir de su cargo, para el que fue reelegido muy recientemente, tras conocerse el plan de jubilación ligado a una Sicav con sede en Luxemburgo. Willy alega que no sabía las circunstancias concretas de esos planes, y que, en todo caso, no se ajustan a las exigencias éticas de su formación. Willy dimite con la cabeza muy alta y para dar ejemplo a otros cuantos colegas que cayeron en la misma “trampa”, pero que posiblemente no tienen exigencias éticas tan elevadas. La ética y el juego de la política tienen relaciones muy estrechas, muy a menudo insoportables… JOSE CAVERO

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