miércoles, 4 de marzo de 2015

El ático vuelve Los cadáveres suelen perseguir a sus propietarios, o así cabe deducir en el caso del muy famoso ático, o dúplex, que un buen día “se encontró” Ignacio González en la orilla del mar de Marbella, más bien en el término de Estepona. El tal ático viene persiguiendo al presidente madrileño desde hace años: Primero, porque no se sabía a quién pertenecía. Luego, porque no se sabía de dónde procedía, o quién lo había pagado. A medida que se han ido sabiendo esas cosas, el ático o dúplex huele muchísimo peor: Se insiste en que “en tan graciosa donación” tuvo mucho o todo que ver el presidente del Atlético de Madrid, y de ahí que todo haya estado oculto en tonos grisáceos y ambiguos. Estaríamos ante una donación sospechosa, fruto de amistades peligrosas entre un político que califica terrenos y un empresarios de múltiples vuelos e intereses. Pues si faltaba alguna cosa a esta historia ya de por sí entretenida y viscosa, han aparecido comisarios de policía dispuestos, dicen ellos, a aclarar la cuestión, o bien, dice él, a chantajear en el caso, y a condicionar que se eche tierra de una vez sobre un asunto turbio, muy turbio., Seguramente a estas alturas, maldice González la hora de la presunta donación de tan graciosa propiedad y en lugar tan cotizado. Porque, a estas alturas, el tal ático-dúplex parece a punto, a punto, de costarle la candidatura a seguir presidiendo Madrid al tal don Ignacio, y a conducirlo al olvido o mucho peor, al vilipendio y bochorno público y vitalicio… En ésas estamos, y quien debiera haberse mojado en la materia, o sea, Rajoy, o sea el otro Fernández, el ministro del Interior, han preferido callar y esperar a que hable “el otro”. Rajoy no quiere decir que no lleva corruptos en sus listas, y González no quiere dar el paso atrás que se le reclama, sugiere, solicita… Y los comisarios aprietan, por su honor mancillado, que no por algo son comisarios, policías de muy alta consideración, acusados de chantajistas por una altísima personalidad. ¿Cómo acabará esta historia? No hay duda de que Rajoy tiene la palabra. La tiene desde hace muchísimo tiempo, y por eso la cuestión se prolonga y continúa. Hace tiempo que Rajoy conoce los detalles de estas truculencias, pero prefiere, como en el caso Camps, en el caso Bárcenas, en el caso Fabra, mirar hacia otro lado y espetar a que el tiempo, sus larguísimos tiempos, terminen resolviendo lo que es materia propia. Ahora, don Rajoy se le ha ocurrido argumentar que es cuestión que debe determinar el PP, como si el PP no fuera con él, y como si la cuestión le acabara a llegar a sui conocimiento en medio de tantas desdichas y problemas: que si la crecida del Ebro y los animales muertos, que si la andalucista provocadora y embarazada Susana Díaz, que si cómo traer gas argelino a Francia y Alemania pasando por España. Que ahí está Cañete de supercomisario para hacer un buen trabajo al honor de la Gran y fría Europa… Un día de éstos, Rajoy recordará que él es, quién lo iba a decir, el presidente del PP, y a quien corresponde mover la ficha que debió haber movido ya hace unos cuantos años, pero que sigue posponiendo mes tras mes, para ver si el tiempo resuelve y González da un paso atrás. Pero González no está dispuesto a dar un paso atrás… Pero ya se sabe que todos los muertos que vos matáis, incluidos los áticos o dúplex de lujo, terminan pasando la factura. La muy penosa factura de los asuntos muertos… JOSÉ CAVERO

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