LA SOLEDAD DEL PRESIDENTE.- Después de algunas informaciones periodísticas sucesivas acerca de la presunta aparición de un clima hostil y crítico hacia el líder máximo, en el seno del PSOE, ante las más recientes decisiones del presidente Zapatero, -particularmente la intención de subir impuestos- ha colmado el vaso, primero, la información, y el editorial, a continuación, que ha dedicado al asunto el diario El País, que sostiene, ni más ni menos, que el presidencialismo de Zapatero lastra la acción del Gobierno frente a la crisis económica. No pocas de estas quejas, o de este “debate interno” que Chaves reconoce que ha sido provocado por causa de la crisis, se han acentuado o agudizado por razón de la marcha del grupo parlamentario de dos elementos de indiscutible valía en el área de la economía, los exministros Jordi Sevilla primero, y Pedro Solbes más recientemente. No pocos analistas se han preguntado, a raíz de estos abandonos, si Zapatero se queda en soledad y si lo abandonan los más valiosos. El propio Zapatero ha tenido que salir al paso de ese clima de opinión: Seguiré escuchando las opiniones de Solbes, que es amigo mío, a quien tengo gran aprecio y respeto,. y que merece descanso. Solbes ya había comunicado al presidente, antes del verano, que dejaría su puesto de congresista en otoño, como efectivamente ha hecho. Añadió Zapatero que “·ojalá pudiéramos tener muchas personas de su trayectoria”. Pero la sensación de discrepancia y hasta de ruptura en la relación personal está prevaleciendo...
PRESUNTAS DISENSIONES.- Naturalmente, al PP le falta tiempo para “restregar” a Zapatero esas eventuales o reales disensiones interiores. La oportunidad la dio en la tarde del martes el desarrollo de la sesión del Senado, cuando garcía Escudero sostuvo que “hasta en su grupo y en su partido empiezan a perder la confianza en usted y a dejarlo solo”. Cuenta una crónica periodística que “los senadores del PP alimentaron una escalada de rumores que se convirtió en comentarios a voces, gestos y abucheos...” Después de esas reiteradas versiones periodísticas de eventuales disensiones internas en el seno del PSOE, la dirección del grupo socialista ha retado a los diputados a que den la cara. Y no es improbable que próximos sucesos políticos, como el debate en el Congreso, Zapatero sea vea apoyado por el aplauso cerrado de los suyos. El diario ABC ha dado cuenta de cómo en las últimas horas se ha producido un aluvión de declaraciones de dirigentes socialistas negando tales disensiones interiores. El propio Zapatero ha hecho referencia a la situación de su grupo: El PSOE está muy bien. José Antonio Alonso, portavoz en el Congreso, señaló que en el partido hay libertad de opinión, y que se produce consenso general, y prácticamente inánime sobre el esfuerzo del gobierno en dar respuesta a la crisis. Añadió Alonso: “el conjunto de los socialistas nos sentimos muy cómodos y no hay discrepancias”...
LOS TRÁNSFUGAS.- El más reciente dialéctico del PSOE con el PP se viene produciendo por causa del tránsfuga que ha originado en Benidorm un cambio en el gobierno municipal. Después de que Rajoy hablara de “olor a podrido”, desde el PSOE se ha insistido en que el PP es “campeón de tránsfugas”, y que debería resolver otra larga relación de casos anteriores. Pajín primero, y a continuación el propio Zapatero, han insistido en que el PSOE cumplirá con el Pacto Antitransfuguismo, pero han arremetido contra el PP por haber promovido unas cuentas mociones de censura derivadas de casos de tranfuguismo.
EL DEBATE DE ESTE MIÉRCOLES.- Zapatero, sin el apoyo de la vicepresidenta primera Fernández de la Vega -convaleciente de una intervención quirúrgica-, afrontó en solitario en la sesión de control del Congreso los ataques de PP y CiU a sus planes económicos, que giran ahora en torno a una inminente subida de impuestos. Rajoy acusó por enésima vez a Zapatero de "cambiar de criterio cada día", de decir una cosa hoy y la contraria mañana, de improvisar y, como consecuencia de todo ello, de sumir a los ciudadanos y a los agentes económicos en la "desconfianza y en la incertidumbre". "Así es imposible", ha repetido el líder del PP en varias ocasiones. A su vez, el diputado de CiU, Sánchez Llibre, en sustitución de Durán Lleida -ausente por enfermedad-, ha mantenido una línea argumental muy similar a la de Rajoy. Ni a uno ni a otro les parece que con un aumento de la presión fiscal -"el mayor de la democracia", ha recordado el líder del PP- se generarán empleos. Más bien opinan lo contrario: que la subida impositiva, sobre todo si afecta al IVA, penalizará el consumo, castigará aún más las rentas de los españoles, desincentivará la inversión y como resultado de todo ello, creará más paro. Zapatero se defendió con argumentos archiconocidos. Únicamente se salió del guión cuando, en respuesta a Rajoy, explicó los cambios de criterio económico del Gobierno como fruto de la existencia de "opiniones", algo de lo que, según el presidente, carece el PP. El jefe del Ejecutivo ha hecho, una vez más, una encendida defensa de su política social como objetivo esencial a mantener y que justifica en buena medida el incremento fiscal que se avecina. Sin embargo, Rajoy no se arredrado y le ha respondido raudo: "Su política social son 4,3 millones de parados". El presidente ha insistido en que la política fiscal es un instrumento a utilizar en función de las circunstancias económicas, por lo que ahora, en época de crisis, se impone una subida impositiva que permita equilibrar las cuentas del Estado y volver a la disciplina que impone el Pacto de Estabilidad y todo ello manteniendo la "protección y la cohesión social" y "sin llegar a los niveles de presión fiscal", recalcó Zapatero, "que dejaron ustedes cuando abandonaron el poder en 2004".
EL DEBATE DE LOS IMPUESTOS.- ¿Quién va venciendo este debate global de si procede elevar los impuestos, y qué impuestos conviene elevar? Zapatero sostiene que una gran mayoría, se supone que de votantes socialistas, apoya esa política, frente a Rajoy y Sánchez Llibre, PP y CiU, que se han venido oponiendo desde el primer momento, entre muchos otros, a cualquier elevación de las cargas fiscales o impositivas. En el debate de este miércoles pudimos asistir y escuchar los argumentos de cada cual: la necesidad de poder afrontar los gastos de la crisis, y los nefastos efectos que un mayor nivel de tributos supondrá en un nivel de consumo ya de por sí muy bajo. Se habla profusamente de la muy probable elevación del IVA y los impuestos especiales sobre el tabaco y los alcoholes, y se descarta que vayan a tocarse los impuestos de rentas por el trabajo. Pero cada uno tiene sus defensores a ultranza. Cada colectivo tiene unas preferencias, y de cara al debate presupuestario, iremos viendo por qué se inclina cada “grupo de presión”. Finalmente, los presupuestos del Estado determinarán lo que ahora sólo está en fase de discusión y de debate. Y probablemente veamos a continuación cómo en otros países vecinos se actúa de parecida manera: subiendo impuestos para afrontar los gastos extraordinarios que ha venido ocasionando la crisis, en la que muchos Estados han gastado el cuatro o seis por ciento de su PIB. ¿De dónde más pudiera salir ese dinero de los subsidios, las ayudas a la banca, los trbajos municipales para sostener medio año de medio millón de parados?
JOSÉ CAVERO
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