viernes, 30 de mayo de 2014

Susana, la deseada Susana Díaz, presidenta de la Junta andaluza y de los socialistas de Andalucía, resulta ser, ahora mismo, la gran esperanza blanquiverde de la política española. A ella se están dirigiendo la mayor parte de los secretarios regionales del PSOE para hacerle saber que estarían encantados con que dirigiera el próximo congreso extraordinario que el partido debe celebrar en el mes de julio. ¿Sólo eso? ¿Sólo presidenta durante un par de días del Congreso que debe determinar el nombre del sucesor de Rubalcaba?. Algunos no ocultan su deseo de que Susana Díaz, al mismo tiempo, pudiera transformarse en esa sustituta del propio Rubalcaba, a quien, por cierto, -a Rubalcaba- empiezan a echar de menos PP y CiU a la hora de negociar las fórmulas secesionistas. Quién lo iba a decir, ninguneado hasta la fecha en sus propuestas federalistas, cuando anuncia su retirada se le echa de menos, y se supone, se echan de menos esas fórmulas que Rubalcaba venía ofreciendo desde caía muchos meses. Pero son dos cuestiones muy distintas de la ajetreada política nacional que ha dejado trastocada y alterada el resultado de las elecciones de renovación del Parlamento Europeo. Casi tanto como las reacciones suscitadas por el partido Podemos, de Pablo Iglesias-Jiménez Villarejo, que ya parece que no deja indiferente a nadie: Unos lo odian y otros lo veneran, casi sin término medio Entre los primeros, Rosa Díaz, Pedro Arriola, Felipe González, que no han dudado en descalificar al personaje, sus acompañantes y sus ideas l5-M. El más despreciativo de todos ellos parece haber sido el intérprete de las encuestas de Rajoy, Pedro Arriola, para quienes los de Podemos no son otra cosa que “unos friáis”. ¿Eso qué es?, se preguntaba el muy veterano Jiménez Villarejo, entusiasta con las cosas que puede hacer su partido y su líder Iglesias. No hay menos desprecio en Rosa Díaz o en Felipe González. A ambos parece haberles trastocado los esquemas mentales o políticos. A Rosa Díez le parecen personajes asimilables al Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia, fuera del sistema y decididos a acabar con tal sistema. A Felipe, muy habitualmente ecuánime y sereno, también le han destrozado sus propios esquemas. González no duda en verán riesgo de revolución bolivariana, que considera nefasta para España y para Europa. “Sólo nos faltaba tamaña novedad”, dice un Felipe que alienta la esperanza de que puedan ser flor de un día…Sólo en la Izquierda Pural hay buenas palabras con Podemos y Pablo Iglesias. Posiblemente a la espera de poder constituir juntos alguna nueva formación que revolucione profundamente el estado de cosas de la política española. Por supuesto, en el PP hacen cuentas de lo que supondría esa alianza de Podemos más IU: Con toda probabilidad, y a poco que ayudara el PSOE, podría significar el final de Ana Botella y de Ignacio González en las próximas elecciones autonómicas y municipales. ¿Quién podría negarse a tal revolución en la capital del Reino? Como se ve, todo está alterado. Todo ha comenzado a tener otro color. Algo se ha movido, y mucho: Podemos, de un lado, y la anunciada marcha de Rubalcaba, por otro, son dos novedades de extraordinaria relevancia como para asumirlas de una sola vez. Son dos “sunamis” políticos de una trascendencia que aún nadie se atreve a delimitar. ¿Qué podría hacer Madina al frente del PSOE, en la nueva etapa? ¿Querrá Susana Díaz superar su primer gran objetivo –lo primero y principal es subir el nivel de vida de los andaluces”-, para dedicarle tiempo de su “glorioso liderazgo aún virgen” a su partido?. Y en cuanto a Podemos: ¿Por dónde empezarán su revolución anunciada? Ya han dicho que sus condiciones de estancia en Estrasburgo no serán, ni mucho menos, las que venían registrando –que no padeciendo- “los de la casta”. Sueldos bajos, incompatibilidades plenas, honestidad y anticorrupción a tope… Si eso se generaliza, tendremos la revolución “bolivariana” o juvenil española a nuestro alcance… JOSÉ CAVERO

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