jueves, 29 de enero de 2015

Una medalla y un reloj de oro Unos reciben relojes de oro de diez o doce mil euros, de Caja Madrid, y otros, como el cabo Soria, reciben un proyectil israelí en su tarea de pacificación en el Líbano. Son dos caras de la actualidad nacional, variada y controvertida. Desde luego, llaman mucho más la atención los consejeros de Caja Madrid por sus abusos, que se suman a los anteriores, de excelentes sueldos y tarjetas opacas a fondo perdido… Después de todo, el militar de Cerro Muriano no hacía otra cosa que cumplir con su deber en tierra extraña, para impedir que israelíes y palestinos se sigan matando. En cambio, los chicos de Blesa y Rato, como sus propios jefes, vivían a cuerpo de rey, a cuenta de los dineros que el Estado, o sea, los contribuyentes, aportamos para salvar una empresa pública conducida al caos y a la dilapidación por sus gestores. Los hijos de nuestros hijos seguirán pagando la deuda de Blesa, Rato y compañía… Es lo que tienen las distintas actuación es públicas: te valen por una medalla al mérito o por una repulsa social y probablemente una condena. Y, eso sí, en ello se insiste mucho en los –últimos tiempos, por la obligación inexcusable de devolver el dinero obtenido al margen de la legalidad. Que ya iba siendo hora de que robar resultara tan rentable para el ladrón. Se trataba de aguantar el chaparrón, incluso algún tiempo de privación de libertad, y ya llegaría la hora de disfrutar de los dineros robados. Dicen que eso ha cambiado, y que ahora, y en adelante, lo primero será devolver lo robado, y luego, afrontar la pena en forma de privación de libertad. Hablando de dineros “opacos”, Jordi Pujol se lleva la palma. No quiere saber nada del dinero que ha tenido oculto durante treinta años, y que, según ha relatado, perteneció a su padre, don Fulgenci. Don Jordi parece no entender que el ciudadano cogido in fraganti, como es su caso, tras bordear la legalidad durante tres décadas, tiene que dar cuenta detallada de los hechos, y afrontar la dura realidad, además de soportar insultos como ladrones y chorizos, que le dirigen los ciudadanos cuanto sale de casa. Claro que tiene que ser muy doloroso pasar de molt honorable a chorizo y ladrón, y pasar del coche oficial con coger de muchas décadas a tener la escoltar permanente y no deseada de unos guardias de seguridad para que no puedas escapar hacia no se sabe dónde… $s curioso, pero a los más ricos, la crisis los ha respetado de manera admirable. Una estadística relata hoy que crece el número las ventas de vehículos de más de 60.000 euros. Eso quiere decir que ese tipo de vehículo de gama alta tiene mucho y buen cliente, y que hay una porción de españolas a los que son completamente ajenos palabras como desahucio, llegar con problemas a fin de mes, tener a cero su cuenta bancaria. Disponer de un vehículo de 60.000 euros –o de veinte, 30, 40 mil…- parece ser, para la mayoría de los ciudadanos españoles de nuestro tiempo, algo inimaginable. Pero para otros cuantos, es “un lujo a su alcance” y una aspiración conseguible. Es chocante que así suceda cuando sigue habiendo por encima de cinco millones de parados, y cuando en casi dos millones de hogares no entra un solo euro en muchos meses… De ahí que muchos estén esperanzados, y temblando, ante lo que sucede y puede suceder en Grecia. Pero no es normal que los funcionarios que fueron despedidos van a ser recuperados nuevamente para sus puestos de trabajo. Eso sí que es revolucionario… Por cierto, curiosa es la denuncia que ha realizado el socio del Gobierno de Txipras: Sostiene que ni judíos, ni musulmanes ni budistas pagan impuestos. Eso, en Grecia, En España, ha bastado que el cura o el obispo de una diócesis inmatricule un edificio para dar por supuesto que es una propiedad de la Iglesia Católica… JOSÉ CAVERO

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