viernes, 20 de marzo de 2015

Reflexionar y votar Pues ya todo el pescado está vendido, como suele decirse, en la campaña andaluza. Dentro de unas pocas horas, este sábado, se producirá la jornada de reflexión, y el domingo, seis millones y medio de andaluces tienen invitación para votar y exponer el anticipo de la “nueva España” con o sin más o menos bipartidismo, que se nos ha anunciado, y con las nuevas ofertas que han tenido oportunidad de exponerse: Podemos, Ciudadanos, UPyD… ¿Qué cabida tendrá cada cual en el nuevo parlamento andaluz? Susana Díaz ha repetido que acude a las urnas para triunfar y no para pactar. Pero una cosa es el propósito de cada cual, y otro el que determinará el conjunto de los ciudadanos votantes, que ese es el misterio y la sorpresa de todas las unas. Una cosa es plantearse uno mismo sus objetivos y propósitos, y costa distinta es, o puede ser, que “el personal” votante lo acepte y en qué términos y números. En Radio Nacional, esta mañana, y desde Podemos se señalaba que, según sus propias averiguaciones, esta fuerza podría quedar la segunda en votos, sólo superada por el PSOE y por delante del PP. Sería un nuevo y espectacular vuelco en las urnas, no hay duda, del que tendrían que extraerse conclusiones. Pero todo será prematuro hasta que se haya escrutado el último voto y se recuentes todos. Entonces sí, podemos empezar a especular sobre si Susana, o Juanma Moreno, están en condiciones de gobernar en solitario, o de hacerlo con otras fuerzas…, y cuáles podrían ser ésas. No hay duda de que el PP se ha esforzado por tratar de reducir las posibilidades de victoria del PSOE, cuya candidata partía como clarísima vencedora. Moreno, con ayuda de Rajoy y de media docena de ministros, han echado toda la carne en el asador. Pero otro tanto cabe decir de las restantes fuerzas, todas decididas a no resultar ajenas al proceso, y a aportar sus planes y propuestas para “salvar Andalucía” de dos gravísimos traumas, la corrupción y el paro. Sólo queda, por tanto, esperar, ya muy poco, y ver… Conviene recordar que Susana Díaz recurrió a su potestad de anticipar elecciones por dos razones muy claras: Primera, porque sus relaciones con los coaligados de Izquierda Unida dejaban mucho que desear. En algunos momentos, se le habían subido a las barbas, como suele decirse, abusando de su condición de partido complementario inevitable. En segundo lugar, Susana Díaz se creyó siempre suficientemente poderosa, en su propio reino andaluz y en el resto de España, como para marcar sus condiciones. De hecho, apenas ha querido contar con la colaboración del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez quien, pese a todo, ha participado en varios mítines conjuntos con Susana. Susana parece que llegó a creer que sola se bastaba y sobraba contra todos los demás. Luego, tenía unos candidatos rivales escasamente temibles: Moreno Bonilla ha ido creciendo y desarrollándose en las semanas de la campaña y precampaña, observado y alentado muy de cerca por los gurúes del PP. Moreno ha desarrollado habilidades que nadie creyó nunca que llegara a tener, pero, sobre todo, contaba con el aliento de un Rajoy que se veía seguro perdedor, una vez más, en la Andalucía irredenta de siempre. Rajoy ha querido romper ese tabú y esa costumbre que inició Arenas, el virrey inútil… Y luego, los nuevos valores de Podemos, Ciudadanos y UPyD, que se han esforzado, también, por hacerse un hueco en ese parlamento codiciado, y esta primera cita con las urnas del año. Lo que suceda en Andalucía, no hay duda de que marcará ruta para lo que acontezca en las restantes comunidades autónomas y ayuntamientos, en mayo. Y en Cataluña en septiembre. Y fruto de esa renovación que se producirá, llegará más tarde la cita de noviembre, con las elecciones generales. Y es obvio que Rajoy y Sánchez no llegarán a esa cita final de igual modo si su sigla triunfa o es derrotada en Andalucía, este domingo. Será muy distinto el resultado último en unos y otros casos, para cada fuerza en competencia… De ahí el esfuerzo que todos han hecho por no ser ajenos a esta primera prueba, y por convertirse en esenciales y determinantes… JOSÉ CAVERO

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