jueves, 11 de septiembre de 2008

CAEN LOS PRECIOS, EL VENCEDOR DEL DEBATE, EL JUEZ DE LA NIÑA MARI LUZ

LA INFLACIÓN VUELVE A CEDER.- Por segundo mes consecutivo, los datos del índice de Precios al Consumo han vuelto a registrar una caída de cuatro décimas, lo mismo que el mes anterior. Fue la cifra que ayer mismo anticipó como probable el presidente Zapatero, en el Congreso de los Diputados, y que nos sitúa en línea con la apreciación del propio Zapatero y del vicepresidente Solbes de conseguir que el año se cierre en unas cifras levemente inferiores al cuatro por ciento, después de hacernos llegado a situar por encima del 5 por 100. De esas cuatro décimas de rebaja, tres y media se deben a la sustancial rebaja que se viene produciendo en los precios de los carburantes, aunque aún no ha sido trasladado todo el descenso del petróleo –de 147 euros a cien, aproximadamente- a los carburantes nacionales, gasolinas y gasóleos, pese a las protestas que vienen efectuando las asociaciones de consumidores y los medios de comunicación.

QUIÉN GANÓ EL DEBATE.- Es un juego al que frecuentemente nos sometemos los periodista, o al que nos someten algunos amigos: ¿Quién ganó el debate del Congreso del miércoles entre Zapatero y Rajoy? Algunos medios informativos no tienen reparo en declararse a favor o en contra de uno u otro de los políticos españoles que encabezan las mayores formaciones, bien sea por convencimiento de sus directivos o por línea editorial perfectamente previsible de antemano. A cualquier ciudadano que hubiera seguido el debate, que fue largo y a menudo tenso, se le puede plantear la misma cuestión, y tendríamos infinidad de respuestas, con toda suerte de matices.
En esta ocasión, los diarios también son, en su mayor parte, predecibles: cada cual proclama que venció “su” político, o da una de cal y otra de arena a los contendientes.
Pero sí hay bastante unanimidad en destacar algunas de las cuestiones abordadas en las casi media docena de horas del debate parlamentario. Por ejemplo, y situando a “segundos fuera”, la agresividad de uno contra otro. El “¿a qué ha venido usted aquí” de Rajoy a Zapatero no se puede decir que fuera un saludo cordial, efusivo ni grato, a quien se había despedido con más cordialidad y cortesía en la entrevista en la Moncloa del mes de julio. Rajoy ha vuelto por sus fueros, reprochando a Zapatero lo que le criticó durante toda la legislatura anterior: que no tenía la talla suficiente para gobernar, y mucho menos, para resolver los problemas graves de la economía española. Si no está capacitado para resolver el problema de la crisis económica, deje que otro la gestione, le dijo en el final de su intervención, con evidente propósito de erigirse él mismo en esa oferta alternativa. Desde el primer momento de su condición de jefe de la Oposición “por accidente”, Rajoy viene mostrando un irrefrenable, pero legítimo deseo, de suceder al primer ejecutivo, perfectamente convencido de que dispone de más luces, mejores colaboradores, o más disposición que el titular.
Por el contrario, Zapatero ha venido “midiendo el pie” a su adversario en los cinco últimos años, y ya es difícil que le pase por alto alguna “maldad”, como hacía inicialmente. De manera que es frecuente que repliegue con maldades parecidas, reprochándole su falta de disposición para dar la cara políticamente, o la escasa afición que algunos de sus propios colaboradores achacan a Rajoy para el trabajo continuado e intenso. De manera que hay “perlas” malintencionadas de ambas partes, aunque sin duda predominó la que llevaba preparada Rajoy: A qué ha venido usted aquí. Dando por hecho que iba a ser poco o nada entusiasmante. En su réplica, Zapatero respondió con parecida descortesía: El que sabía bien claro a qué venía era usted, señor Rajoy: a no escuchar, porque ya tenía preparada su intervención, sin escuchar la previa. No se iba a tomar esa molestia...

ZAPATERO HIZO ESCASAS APORTACIONES.- En todo caso, hay clara coincidencia en poner de relieve lo que Zapatero anunció desde el primer momento de su intervención: que no haría sustanciales nuevas propuestas, porque considera suficientes las ya determinadas. Eso, en buena medida, pudo defraudar a quienes esperaban “algo más”. Algún medio informativo explica hoy que zapatero no propuso nada nuevo porque Solbes vetó algunas medidas sugeridas por otros Departamentos ministeriales: Solbes impidió que Zapatero presentara más recetas anticrisis, según El Mundo, que añade que el presidente despachó su comparecencia con sólo dos medidas, tras oponerse Hacienda a otras iniciativas de Industria, Vivienda o Trabajo. Unas medidas fueron rechazadas y otras pospuestas, según esta crónica periodística, ya sea por sus costes presupuestarios o por estar en desacuerdo con su oportunidad.

LA MOROSIDAD AVANZA.- Se ha multiplicado por tres, como efecto de la crisis, la morosidad en los créditos y restantes pagos en las cajas de Ahorros. Era previsible, desde que comenzaron los malos tiempos que algo parecido iba a ocurrir. De hecho, los niveles de morosidad vienen a reflejar con bastante precisión, y hasta con exactitud, el punto en que nos encontramos en esas dificultades: estábamos en niveles mínimos, estamos en niveles medios, de casi el tres por ciento, y se pronostica que llegará a ser del cinco o seis por ciento el año próximo, cuando se supone que llegaremos al punto más crítico de la situación. ¿Eso qué significa? Pues, cada caja nos lo dirá en sus resultados anuales, pero de entrada se estima que este año la reducción de beneficios será de casi un cuatro por ciento..., y peor el año que viene.
La tardanza en los pagos, la falta de tales pagos, son la inequívoca demostración de que la crisis se ha instalado y avanza. A eso le llaman morosidad: cuando alguien debiera pagar una deuda a la que no está en condiciones de hacer frente. Y es algo que suele repugnar a casi todos, pero a veces sucede por voluntad ajena...

LA SANCIÓN DEL JUEZ TIRADO.- La postura del presidente del gobierno, Rodríguez Zapatero, no se hizo esperar, tras haber conocido la del ministro de Justicia, Bermejo, que anunció la actuación de fiscal para rectificar la decisión del Gobierno de los Jueces, Consejo general del poder Judicial, sobre el juez Tirado, que no impidió que el presunto asesino de la niña Mari Luz no cumpliera la sentencia y estuviera libre para cometer sus delitos de pederasta. No estoy de acuerdo, dijo de manera tajante el presidente, que anunció su deseo de hablar con el padre de la niña asesinada.
En el mismo sentido que el presidente se habían manifestado con anterioridad muchas organizaciones y muchas personas a título personal. Se considera que esta decisión ha sido la pifia de despedida de un Consejo del poder Judicial que a muchos ha parecido incompatible con sus propias tareas de “gobierno de los jueces”. Con bastante probabilidad, la decisión de sancionarlo con sólo 1.500 euros de multas será revisada y elevada, posiblemente hasta la expulsión d el juez de la carrera. Se pretende que la sanción sea ejemplar.
JOSÉ CAVERO

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