domingo, 15 de marzo de 2009

LOS TRAJES DE CAMPS, HABLA SU SASTRE, 1.220 CARGOS AUTONÓMICOS VAN CON CHOFER

Y AHORA QUÉ HARAN CAMPS Y EL PP.- ¿Y ahora, qué podrá decir Camps? Las declaraciones que efectúa hoy al diario El País su ya muy famoso sastre, José Tomás –confundir con el torero del mismo nombre- expresan con todo detalle el tipo de regalos en trajes, pantalones, chaquetas y esmóquines que recibió repetidamente el presidente de la Comunidad Valenciana, pese a las rotundas y reiteradas negativas de éste, la última de las cuales de manera tajante “yo me pago mis trajes”. ¿Quién miente, Camps o Tomás?. En los últimos días había quedado esa duda en el ambiente político, y cabe suponer que el juez Garzón era el primer sorprendido y confuso: en todos los restantes casos, el presunto implicado y beneficiario de los “favores de Correa” y sus compañías, optaba por dimitir y callar. No había opción a la defensa. En el caso de Camps, -no hay duda de que se trata de “la principal pieza” de las de esta “cacería”, el juez no acertaba a explicarse qué estaba fallando, porque él tenía constancia, en documentos y testimonios, de que el presidente de la Comunidad Valenciana había sido objeto de regalos de los comisionistas de Correa y su socio valenciano Alvaro Pérez El Bigotes.

DEFENSA NUMANTINA DE CAMPS.- Pero Camps había echado toda la carne en el asador, y había comprometido en su defensa al presidente del partido, Rajoy, a su secretaria general, Cospedal, a la portavoz parlamentaria Sáenz de Santamaría, al portavoz González Pons, al vicepresidente del Consejo del Poder Judicial… Todos y cada uno habían puesto su mano en el fuego por la honorabilidad de Camps, y a todos resultaba inamisible que autoridad tan relevante se mantuviera en su mentís total. Y probablemente por esa razón, ala vuelta de su reciente viaje, y ya prolongando el tiempo para entregar toda la documentación a los tribunales Superiores de Madrid y de Valencia, el juez Garzón quiso “remachar” la faena, reclamando al sastre para una nueva comparecencia, por si algún detalle no estaba suficientemente comprobado. Pero José Tomás, el sastre, se reitera en sus explicaciones, y proporciona detalles y precios de cada uno de los trabajos que pasaron por sus manos y llegaron seguidamente a Camps, y cuyas facturas pagó algunas de las empresas de Francisco Correa y Alvaro Pérez, El Bigotes. ¿Seguirá insistiendo en su planea inocencia el presidente de la comunidad valenciana, o se encomendará ala amistad íntima que ha manifestado que tiene con él el presidente del TSJ de País Valenciano, José Luis Rúa?

GARZON, PERSONA NON GRATA.- Ciertamente, al PP no le complace, en absoluto, que Garzón haya “metido mano” en este asunto, y van a insistir en que el caso se le quite por completo, pese a la autorización que el juez obtuvo para seguir investigando los montones de documentos que le hicieron llegar la Fiscalía Anticorrupción y la policía. Piensan en el PP que Garzón es un juez “adversario” y que peleará todo cuanto esté en su mano hasta que se demuestren y hagan pagar las “fechorías” que aparecen en los papeles de Correa y sus socios. Otra cosa parece no menos cierta, conforme viene declarando Rajoy: De momento, no parece que el PP se haya beneficiado de esos pagos de Correa y El Bigotes. Al PP, aunque alguna afirmación hay en ese sentido, no le llegaban esas “dádivas”, pero sí a ilustres personajes del PP como los ya mencionados y conocidos: Camps, López Viejo, Sepúlveda… Aquellos de quienes dependía la concesión de “los eventos del PP”, por cuya preparación percibían importantes beneficios. Precisamente por esta circunstancia, al PP debiera interesarle más que a nadie librarse de estos elementos corruptos, en su militancia y en los cargos que la mayor parte siguen ejerciendo: dimiten pero, sorprendentemente, siguen siendo concejales, diputados…

HABLA EL SASTRE DE CAMPS.- Magnífica primicia informativa ha conseguido el diario El País, al entrevistar al sastre del presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, ahora mismo “en todas las bocas”. Recuérdese: el sastre José Tomás García fue citado a declarar por la policía cuando alguien le sopló a la Fiscalía Anticorrupción que se estaban regalando trajes a políticos valencianos que luego pagaba Orange Market, una empresa vinculada a la trama de corrupción comandada por Francisco Correa. La policía interrogó a Tomás sobre sus clientes, tanto de Milano -tienda en la que había trabajado durante 32 años- como de Forever Young, una continuación de la primera dirigida por Eduardo Hinojosa, de la familia propietaria de la firma Cortefiel. Entre los clientes figuraba el presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps. A Camps y Tomás los presentó Álvaro Pérez, El Bigotes, otro de los empresarios de la trama."Me hizo repetir bastantes trajes. Quería pantalones con un ceñidor detrás que hubo que traer de Italia" "Le hicimos unos ocho trajes. Los primeros costaban 800 euros; los últimos, 1.200"

DESPEDIDO DE LA EMPRESA.- Después de declarar ante la policía, Tomás hizo lo propio ante el juez Baltasar Garzón, y un día después fue despedido de su empresa. El sastre, testigo en la causa que destapó Garzón y que afecta a altos cargos del PP valenciano y madrileño, ha concedido una entrevista al diario El País, que reproducimos a continuación.. Éste es su relato de los hechos. La primera vez que Tomás tomó medidas al presidente valenciano fue en la tienda de Milano, en la calle de Serrano de Madrid. Pero los cuatro trajes que encargó Camps los confeccionaron mal y los devolvió. Después continuaron la relación cuando Tomás ya estaba en Forever Young y Camps se desplazaba a Madrid por compromisos políticos."Siempre que venía a Madrid, Camps se alojaba en el Ritz", rememora el sastre. "Él me llamaba por teléfono cuando salía de Valencia o desde el coche y me decía a la hora que llegaba al Ritz. A su llegada yo ya le estaba esperando en el hotel y subía a su habitación. La primera vez le tomé las medidas y las dos siguientes le mostré algunas telas o una americana que le había hecho".

UN CLIENTE EXIGENTE.- Francisco Camps era un cliente exigente. "Me hizo repetir bastantes trajes. Quería los pantalones con un ceñidor detrás y hubo que buscar una trabilla que tuvieron que traer de Italia. Pero era una persona amable, buena gente. Los trajes que le hice eran de unos 800 o 900 euros los primeros. Los últimos, de 1.000 o 1.200. En total le hice unos ochos trajes, tres americanas, pantalones... Tuvimos relación durante un año y pico".El montante de las ventas de Tomás a Camps, según la contabilidad en poder de Garzón, ascendió a 12.783 euros. Para lo que se tarifa entre empresarios, políticos y famosos, Camps no era, según su sastre, de los más derrochadores. Nada que ver con su amigo el empresario Álvaro Pérez, El Bigotes. "Álvaro presumía de ser el tío mejor vestido de España, era un cliente compulsivo", cuenta. Las dos últimas ocasiones en que Tomás vio a Camps fue en la tienda de Forever Young, en el paseo de la Castellana, 140. "Iba a la tienda porque era más cómodo. Había probadores muy grandes y los guardaespaldas podían dejar el coche a la puerta. Lo último que le hice fueron dos trajes de tejido fino, en agosto de 2008, para el Mundial de Fórmula 1 en Valencia. Se llevó también dos pares de zapatos Crockett & Jones, de 500 y pico euros cada par, que estaban en oferta, rebajados a 200".

ES ESMOQUIN DE NUEVA YORK.. Pero donde el presidente valenciano puso a prueba a su sastre fue en la confección de un esmoquin para un acto oficial en Nueva York. Tomás no recuerda bien las fechas, si fue a finales de 2006 o en la primavera de 2007, pero sí recuerda que, como casi siempre, le vinieron con prisas. Se lo encargaron con pocos días de antelación y no daba tiempo a hacerlo ni Tomás tenía las medidas. "Por consejo del cortador de la fábrica le pedí a Camps que me enviase desde Valencia un traje que le quedase bien", prosigue Tomás. "Él lo envió y el patronista tomó las medidas y lo remitió todo a Satgor, una empresa de confección radicada en Caparroso [Navarra]. En ocho o diez días le enviaron el esmoquin a Valencia. Después me enseñaron una fotografía de una revista, en la que aparecía Camps en un acto oficial en Nueva York con el esmoquin".Mucha tinta ha derramado también el famoso "chaleco blanco" para ir al Vaticano. El sastre conviene en que se trata de un error en el auto de Garzón. El chaleco era negro, no blanco. Lo explica así: "Yo le expliqué al juez que un frac va siempre con chaleco blanco, y de ahí el error. Tres o cuatro días antes del evento en el Vaticano, Álvaro Pérez me llamó y me dijo que el protocolo de la Santa Sede exigía chaleco negro, y me encargó dos chalecos: uno para él y otro para el presidente Camps. Álvaro ya tenía encargado un frac pero no había tiempo para cortar el de Camps, así que le envié uno de confección, de unos 300 euros, que fue el que utilizó y que luego me devolvieron. Los chalecos se hicieron a medida y se encargaron al cortador de la fábrica de Satgor, SA, en Navarra, que los envió directamente a la sede de Orange Market, en la calle Conde de Salobreña, en Valencia".

OTROS CLIENTES VALENCIANOS.- Éste era el tipo de relaciones que Tomás mantenía con Camps y los demás políticos valencianos clientes de Milano o Forever Young, entre los que se cuentan Ricardo Costa, secretario general del PP de Valencia; José Víctor Campos, ex vicepresidente de la Generalitat, o Rafael Betoret, jefe del gabinete de la Consejería de Turismo. Tomás gozaba de prestigio y vestía a gente importante. Hasta que Garzón destapó la Operación Gürtel. Al conocerse las primeras implicaciones, empezaron las llamadas de Camps a su sastre. "El domingo 8 de febrero, antes de mi declaración ante la policía, me llamó cuatro o cinco veces. Le noté muy nervioso. Me preguntó si habría alguna factura de Milano a su nombre. Yo le tranquilicé diciéndole que los cuatro trajes que encargó a Milano se habían devuelto y eso había sido antes de los encargos a Forever Young. Fue cuando me dijo que Álvaro era un bocazas". Tomás ratifica lo que consta en el auto de Garzón. "Sí, es cierto, mientras estaba declarando [ante la policía] tenía el móvil abierto y me llamó entre ocho y diez veces. No cogí el teléfono y no he vuelto a hablar con él. Creo que ya estaba fuera de lugar. Todavía siguió llamándome un par de días más".

DESPEDIDO DELA EMPRESA.- El día 11 le llegó la carta de despido. Las relaciones con su empresario, Eduardo Hinojosa, se habían deteriorado en los últimos años hasta el extremo de que sólo se comunicaban por fax. Tomás había dejado Milano después de 32 años para incorporarse al proyecto de Forever Young sin cobrar indemnización alguna, pero a cambio de perder toda su antigüedad exigió un contrato blindado para mantener su empleo un mínimo de cinco años. En la nueva empresa empezó como director de sucursales, pero la creciente tirantez con el dueño culminó en su degradación a director de la sucursal de la calle de Serrano, en Madrid, y se le prohibió el acceso a las demás tiendas. Ahora la empresa ha aprovechado la declaración ante Garzón para despedirle cuando llevaba trabajando 29 meses. La carta de despido le acusa de elaborar "facturas falsas". Tomás explica que la práctica habitual con los clientes importantes, como Antena 3, Tele 5 o la Comunidad Valenciana, era contabilizar los productos vendidos como "vales pendientes de cobro". Cada varios meses, una persona de Orange Market, Cándido Martínez, se ponía en contacto con el responsable de facturación de Forever Young, Javier García Fernández, con el que cuadraba los vales pendientes.
PAGOS EN BILLETES DE QUINIENTOS.- Los pagos en metálico los hacía el ex dirigente del PP gallego Pablo Crespo, número dos de Correa y administrador único de Orange Market. "Venía cada seis meses aproximadamente con un fajo de billetes de 500 y pagaba 30.000 o 35.000 euros. La última o las dos últimas veces pagó Orange Market mediante transferencias bancarias". Según Tomás, Pablo Crespo pagó a Forever Young en 2005, el primer año de sus relaciones con ellos, entre 60.000 y 70.000 euros. Después, hasta 2008, algo menos: entre 50.000 y 60.000 euros anuales. Esas cantidades incluirían los trajes no sólo de Camps y de los cargos valencianos señalados por Garzón, sino también los de Álvaro Pérez y otros miembros de la trama. Para documentar esos pagos se emitían facturas que ahora han aparecido cargadas a Orange Market, Diseño Asimétrico o Servimadrid Integral, empresas todas de Francisco Correa. Los "conceptos falsos" que se utilizan para justificar el despido del sastre se refieren al detalle de las facturas: "metros de tela blanca", "tela para tapizar", "batista suiza", etcétera.

TRAJES Y TELAS.- "Yo jamás participé en la confección de esas facturas", asegura Tomás. "El responsable era Javier García Fernández, las facturas no pasaban por mí. ¿Qué ganaba yo con poner que en vez de trajes eran telas, si el precio se pagaba lo mismo, fuera por Pablo Crespo o fuera por Orange Market? Yo sólo he dicho que Camps y los demás jamás han pagado un euro en la tienda. Yo he dicho quién pagaba, pero ni siquiera puedo afirmar que luego Pablo Crespo u Orange Market no le pasasen el cargo a Camps, a Ricardo Costa [secretario general del PP valenciano] o a los demás políticos. Eso no lo sé". Entonces, ¿por qué las facturas de trajes enviadas a Orange decían que se trataba de "metros de tela" o "tela para tapizar"? Tomás dice no saberlo, pero fuentes de la investigación aventuran que, siendo Orange Market una empresa dedicada a montar ferias, decorados y eventos, tenía más difícil justificar, incluso fiscalmente, la compra de trajes y ropa ya confeccionada que la de telas para decorados o "ropa para personal". De ahí que, según esas fuentes, Orange pidiese a Forever Young que hiciese constar esos conceptos en las facturas.

CONTENIDO DE LAS FACTURAS.- El auto del juez Garzón mantiene también esa tesis: "La elaboración de las facturas se realiza por conceptos que la tienda de Forever Young no comercializa y por cuantías que no se corresponden con los pagos. La elaboración de las facturas responde a las necesidades que precisa la organización, y así es ésta la que, a través de Pablo Crespo, Álvaro Pérez o Cándido Martínez, da las instrucciones del contenido de las facturas". Lo cierto es que, al día siguiente de declarar ante el juez, Tomás se quedó en la calle y tiene muy claro por qué: "El propietario, Hinojosa, conocía la situación personalmente porque al menos en una ocasión tuvo un almuerzo con la dirección de Orange Market, al que asistieron Francisco Correa, Álvaro Pérez y Pablo Crespo. Las facturas falsas que me atribuyen desde mayo de 2007, además de que nunca han pasado por mis manos, no intenta nadie aclararlas hasta que declaro ante Garzón. Despidiéndome a mí se libran de un empleado con el que la empresa tiene problemas pero es muy caro de despedir porque tengo un blindaje. E intentan desvincularse de la Operación Gürtel haciéndome a mí el único responsable".

TRAJES, PANTALONES, CHAQUETAS, UN CINTURON… - Según el auto de Garzón, entre 2006 y 2008 Francisco Camps recibió "en especie" -en trajes- 12.783 euros de la trama corrupta comandada presuntamente por el empresario Francisco Correa. De esa cantidad, 4.700 euros corresponden a trajes a medida de la tienda Milano, y otros 8.083 euros a ropa de Forever Young, ambas en Madrid. La lista de regalos no está detallada, pero en ella figuran al menos dos trajes, cinco pantalones, una chaqueta deportiva, una chaqueta austriaca, una americana sport, una deportiva Barbour, una chaqueta fantasía y un cinturón de piel. También un esmoquin que el presidente valenciano lució en un acto oficial en Nueva York, y un chaleco para una recepción en el Vaticano. El juez sostiene que todos esos regalos fueron pagados a las tiendas por las empresas de Correa a través de cheque o transferencia bancaria, salvo un pedido de 3.300 euros cuya forma de pago se desconoce.

1.200 CARGOS AUTONÓMICOS VAN CON CHÓFER.- La revelación la hace este domingo el diario El Mundo, y es significativa, entre otras cosas, primero, de que el gran abuso de los gastos del Estado procede de las Comunidades Autónomas, que son los gobiernos que ahora mismo gastan la mayor parte de los dineros del Estado, y que siguen reclamando más y más. Se hizo creer en un primer momento, cuando se pusieron en marcha los gobiernos autonómicos, que sus gastos y sus funcionarios vendrían a ser, aproximadamente, los mismos de los que iría restando la administración del Estado. A medida que la gran administración central trasladara sus competencias a las Autonomías, irían reduciéndose esos gastos centrales. No ha sido así, ni mucho menos. Hay ya tres millones de funcionarios públicos, y dos de ellos están diseminados por las 17 Comunidades. Y otro tanto sucede con las restantes partidas de gastos. Y así resulta que entre esos 17 gobiernos autonómicos suman al menos 1.220 coches para altos cargos. La descripción de tales vehículos es igualmente reveladora: la mayor parte de los presidentes autonómicos lucen y disfrutan de Audi A8, y los restantes dirigentes han optado por Volvos, BMW, Peugeot 607… Es decir, coches “de primera gama”, caros, y casi siempre con chófer. En no pocos casos, con blindaje…
¿No saben de dónde cortar gastos nuestras ilustrísimas autoridades?
JOSÉ CAVERO

No hay comentarios: