QUE ESPERAN RAJOY Y ZAPATERO.- ¿Con qué actitud han acudido a las urnas los dirigentes políticos españoles? Todos, naturalmente, con el vivo deseo de ganar y con la esperanza de que, al final de la jornada, cuando se produzca en escrutinio, no se vean en la necesidad de justificarse “porque no fue posible” obtener más votos que los finalmente logrados, pese al evidente esfuerzo que los dirigentes políticos efectúan ante cada elección. Pero salta a la vista que las interpretaciones “a priori” de lo que puede suceder en unas elecciones, horas antes de que se conozcan los resultados últimos, son muy distintas, dependiendo quién realice tales interpretaciones. Por ejemplo, es muy probable lo que sostiene El País en su principal titular de portada: Rajoy se juega su liderazgo y Zapatero la estabilidad. El mal resultado del PP reabriría la batalla sucesoria. Nadie sabe si es igual de cierto lo que proclama El Mundo: Que el PP busca un gran triunfo (seguro) y el PSOE se conforma con empatar.¿Se conforma? Pero también aspira al grandísimo triunfo sobre el contrario… Y que Rajoy está seguro de consolidar hoy su liderazgo. Por su parte, dice de Zapatero, este diario que ayer reclamaba “un castigo para él”, que Zapatero cree que el resultado será sólo una anécdota en la legislatura. ¿De verdad cree tal cosa? Más cierto y comprobable es lo que asegura ABC: Que PP y PSOE han efectuado la máxima movilización para esta cita electoral, reclutando a más de 200.000 personas como apoderados e interventores. También La Razón apunta al miedo a la abstención: El fantasma de la abstención nubla las previsiones de los partidos, asegura. O el recurso tópico de Público: Europa se la juega y España también. Una alta abstención reforzaría la extrema derecha. Rajoy encara la cita como unas primarias de las generales y Zapatero como el desquite de los comicios de Galicia. Tal vez… O el no menos tópico recurso y los lugares comunes de La Vanguardia: las elecciones europeas dan la palabra a los ciudadanos , entre el temor a la crisis, la suspicacia y la esperanza…
EL FANTASMA DE LA ABSTENCIÓN.- La gran verdad es que los españoles elegimos a nuestros representantes en Europa en una jornada electoral marcada por el fantasma de la abstención. Los colegios electorales abrieron sus puertas a las 9.00 horas para elegir a los 50 diputados al Parlamento Europeo, aunque se teme una baja participación. ¿Del sesenta, cincuenta y cinco por ciento? Más o menos, la que se viene produciendo en otros países de la UE, también escasamente entusiasmados por lo que se juega en estas urnas de junio: La renovación de un Parlamento que no termina de alcanzar la plena soberanía de un parlamento democrático, porque las instituciones “mayores” –Consejo de jefes de Estado y de Gobierno y Comisión Europea, siguen pensando que aún no se ha alcanzado la mayoría de edad para dotar de todas las facultades posibles a la representación popular, y porque aún prefieren mantener un cierto liderazgo y control sobre el “gran invento” que es la Europa Unida… Pero esas son las consideraciones globales, que en unas elecciones como éstas apenas se llegan a discutir, porque nos resulta más fácil centrarnos en los asuntos nacionales y en si es adecuada o no la forma de afrontarlos, o conviene castigar a unos y alentar a otros para unas futuras elecciones estrictamente nacionales. ¿Tienen distintas concepciones Rajoy y Zapatero sobre la Europa Unida, su presente y su futuro? Ni lo sabemos ni probablemente nos llegue a importar. “No toca”, sencillamente, este debate ni esta cuestión. Aunque sí lo han abordado algunos dirigentes de las “opciones menores”, los nacionalistas moderados y los nacionalistas radicales, a los que gustaría otra Europa diferente y más conveniente para sus propias ideas de un país, un Estado y una confederación de países y de Estados… En cambio, sí se enjuician las medidas de Zapatero para afrontar la crisis económica, o la nula cooperación del PP para ayudar en ese trance difícil de la economía nacional. O el uso del Falcom, o los trajes de Camps…
ALTERNATIVAS A RAJOY.- A estas urnas de junio están llamados, en nuestro país, según nos ha recordado hoy el diario El Mundo, 35,5 millones de personas, entre las que se cuentan a los españoles residentes en el extranjero y a los europeos que viven en España y han querido votar en el país. Según explica este diario, en las filas 'populares' se confía en obtener un gran resultado, una amplia victoria, que no sólo arrinconaría al Gobierno socialista el resto de la legislatura, sino que sería el gran espaldarazo para el liderazgo interno de Rajoy. Desde las filas del PSOE se lanza un mensaje más conformista. Se asegura que un empate con el PP sería hasta bueno. Para el líder socialista, según lamisca interpretación parcialísima, Rodríguez Zapatero, pase lo que pase hoy, el resultado sólo será una anécdota en la legislatura. Pero una derrota abultada no le dará tranquilidad. Hoy es el día en que Mariano Rajoy se la juega por segunda vez, desde el Congreso de Valencia y tras el triunfo de las gallegas. Nadie lo diría, en todo caso, entre quienes le han seguido estos días de campaña y han comprobado su tranquilidad y una cierta falta de nervio político. Y mucho menos lo reconoce él mismo, que hace unos días decía en Telecinco: "A mí el resultado me afecta igual que al resto de los españoles". No hay recambio, no hay alternativa a Rajoy en el PP. Ni siquiera hay verdaderos críticos, sino un heterogéneo conjunto de políticos desengañados. Sin embargo, tampoco hay dudas en el partido de que si el gallego empata o pierde las europeas, habrá una 'toma de la Bastilla' en las puertas de Génova -"siempre civilizada,como corresponde a la derecha", ironiza un parlamentario-, de impredecible desenlace. Claro que éste es un escenario que muy pocos contemplan, dado el convencimiento absoluto que Génova ha transmitido que el PP va a ganar.
RAJOY POR LA MÍNIMA.- Sólo hay un escenario peor que la victoria o la derrota para los populares, y es que Rajoy gane por la mínima. Descartada de antemano la crisis, sí habrá polémica y, aunque nadie destrone al líder, el resultado no hará sino prolongar la "agonía" y anticipar el fracaso en las generales. Sólo hay un escenario peor que la victoria o la derrota para el PP y es que Rajoy gane por la mínima. Precisamente en previsión de un resultado agónico es como algunos, fuera de Génova, han interpretado la llamativa implicación de Rajoy en la suerte de Francisco Camps en esta plebiscitaria 'campaña del arroz', practicamente centrada en la costa levantina. Y es que, aun pendiente de la resolución judicial, para muchos en el partido su presidente ha unido su destino político al del propio Camps. Curiosamente, la figura de Aznar ha crecido a lo largo de la campaña de Rajoy. El ex presidente soliviantó a los arriolistas en su único mitin de precampaña por entrar de lleno en el asunto del aborto. Días después, el propio Rajoy lo integraba de lleno en sus discursos. Se suponía que era Jaime Mayor Oreja, el encargado de movilizar con estos argumentos al propio electorado, pero el cabeza de lista -fuera de los debates- se ha visto oscurecido por la competencia de su presidente, empeñado en hacer campaña paralela. Una campaña que si algo ha evidenciado es que, un año después del Congreso de Valencia, sigue habiendo no uno sino dos pepés.
LA CONFIANZA DE ZAPATERO.- Sigue considerando El Mundo que El PSOE afronta las elecciones europeas como ese equipo de fútbol que ya ganó el partido de ida y que, para pasar la eliminatoria, le vale con el empate en el partido de vuelta e, incluso, perder por la mínima. En las altas instancias de La Moncloa y de Ferraz se da por seguro que el efecto social y mediático del resultado electoral no durará más allá de una o dos semanas, siempre que se cumplan sus previsiones, que les dan un empate técnico y apuntan a una escasa diferencia entre ambas formaciones políticas, aunque todo apunta a favor del PP. Quien menos preocupado está y a quien más tranquilo se le ve es al presidente del Gobierno y líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero. Está convencido que el resultado no moverá el escenario político a escala nacional y que estas elecciones no serán más que una anécdota de la legislatura. Tal vez por todo ello, Moncloa se ha tomado con demasiada tranquilidad la campaña electoral, lo que ha contrastado vivamente con la que ha querido hacer un PSOE más nervioso, desordenado e impulsivo. El desdoblamiento de discursos que suelen practicar Gobierno y partido no ha funcionado en esta ocasión, unos por demasiado tibios y otros por demasiado apasionados. A ello se ha unido la compleja figura política de Juan Fernando López Aguilar. El cabeza de lista del PSOE lo ha dado todo y se ha empleado a fondo, pero al igual que al partido, se le ha notado en todos estos días nervioso, con ansiedad vital y no demasiado centrado en la esencia de lo que debe ser una campaña electoral. Las últimas sensaciones del PSOE no son nada buenas. Fuentes de la dirección del PSOE admiten que ven muy difícil la victoria. Irónicamente, algunos dirigentes del partido admiten que es lo mejor que les puede pasar, ya que les asegura la continuidad de Mariano Rajoy como líder del PP que, para el núcleo duro socialista, es una situación ideal. Pero, más allá de bromas, a nadie le gusta perder. Concluye El Mundo: El único problema que tiene la infalible teoría de los tópicos del fútbol es que cuando uno sale a empatar, suele perder el partido. Incluso, la eliminatoria.
LA INTERPRETACIÓN DE El PAÍS.- La visión que ofrecen los analistas de El País es bien distinta a la de El Mundo. "El resultado de las europeas no determina nada". Hace 10 meses, los principales dirigentes del PSOE y del PP, incluidos sus números uno, repetían esta idea en privado. Pero la crisis económica lo cambió todo. Su virulencia y la imprevista victoria del Partido Popular en las elecciones gallegas han trastocado los planes. El PP, donde Mariano Rajoy se juega su liderazgo si obtiene un mal resultado, ha visto en la convocatoria de hoy una ocasión para asestar un golpe seco al Gobierno de Zapatero que, si no lo derriba, al menos lo desestabilice en plena crisis. Eso, sumado a la debilidad parlamentaria, haría mucho más eficaz su oposición. Ante esta posibilidad, el PSOE ha tenido que ponerse manos a la obra para levantar un dique de contención a la posible marea de voto de la derecha y a la indiferencia de sus propios votantes. El resultado ha sido una campaña bronca y áspera en la que nadie ha buscado el voto moderado, casi seguro abstencionista, sino la movilización de los propios, de los más convencidos.
RAJOY SE JUEGA MÁS.- Mariano Rajoy se juega mucho más que José Luis Rodríguez Zapatero en la convocatoria electoral de hoy, según entiende El País: está en la oposición, tiene problemas internos, y si pierde estas elecciones, en las que se ha volcado como si fuera el candidato, los críticos a su liderazgo reaparecerán con dureza. Pero el presidente del Gobierno también sabe que con una derrota clara, los próximos meses serán políticamente un infierno para él con la vista puesta en las municipales y autonómicas de 2011. Además, coincidirá con la presidencia española de la UE que arranca en enero de 2010. Por eso, además de ganar o perder, todos están atentos a la diferencia entre los dos y a la abstención, gran protagonista de estos comicios. Un posible empate a escaños, como ha pronosticado, por ejemplo el CIS, será interpretado por el PSOE como una victoria sin paliativos. Sólo hace tres meses el PP partía como ganador rotundo y un empate sería un gran éxito para el partido del Gobierno, que sobreviviría así al efecto de la crisis. Para los populares, lo más importante es ganar, aunque sólo sea por un voto. Internamente, si la victoria no es clara, surgirían voces, pero Rajoy y su entorno llevan días preparando el terreno para acallar a los críticos y repetir por todas partes que una victoria es una victoria, aunque sea por la mínima, sobre todo porque hace sólo un año que el PSOE le sacó más de un millón de votos al PP en las generales. La alegría será del mismo calibre que cuando ganaron por segunda vez las elecciones generales hace un año. Todos los análisis se harán en función de la crisis económica, por lo que el PSOE estimará que tiene un voto de confianza de los ciudadanos para que continúe con medidas que puedan paliar la crisis. Los populares entrarían en una depresión profunda. Ninguna de las encuestas internas del PP ha pronosticado este resultado, la peor le daba un punto a favor. El liderazgo de Rajoy, aún muy mal valorado en las encuestas, se tambalearía.
AGUIRRE Y RATO, A LA ESPERA.- Los críticos, tras la victoria en las gallegas, están bastante desarmados, sobre todo porque no tienen un líder claro, ahora que Esperanza Aguirre ha decidido dar un paso atrás y esperar acontecimientos. Rodrigo Rato, que reapareció justo antes de las gallegas, sigue dedicado a sus negocios y no parece querer volver. Tendría que surgir alguien en la siguiente generación, que aún no se vislumbra. No está claro si habría congreso extraordinario, aunque es una posibilidad que muchos contemplan, pero sí que Rajoy, si no dimite -cosa poco probable- vivirá un infierno similar al de hace un año. Es el escenario más probable, el que plantean casi todas las encuestas, también las del PP. El PSOE tratará de minimizar la victoria de los populares. Los socialistas aprovecharán el dato de abstención. Explicarán que la movilización de la izquierda y la participación son el 75% de la que se da en generales. Se presentarán como vencedores ya que mantendrá la interpretación de que el PP no ha logrado que los ciudadanos inflijan un duro castigo al Gobierno a pesar de los casi cuatro millones de parados. Ahora bien, si el porcentaje se sitúa en cuatro puntos a favor del PP, sí habrá motivo de preocupación en las filas gubernamentales como un primer aviso de que los ciudadanos aplican un primer correctivo al partido gobernante. Los populares darán por bueno este resultado para vender que ha comenzado el cambio de ciclo que ya se apuntó en Galicia.
LA EVENTUAL DERROTA DEL PSOE.- El PSOE entendería sin paliativos que los ciudadanos han querido castigarlos, segura y casi totalmente por la situación económica y tendrían que prepararse para afrontar el azote permanente de una oposición que proclamará que ha comenzado el cambio de ciclo político en España y que dará al Gobierno por muerto todos los días. Ahora bien, si la diferencia no pasa de tres escaños, los socialistas creen que la distancia será superable en lo que queda de legislatura al estimar que la situación económica mejorará. El PP estaría eufórico. Rajoy no ha querido hablar en campaña de elecciones anticipadas, pero sus teloneros sí lo han hecho, incluido Francisco Camps. El líder del PP no se plantea una moción de censura en la que saldría derrotado, y quiere manejar los tiempos porque sólo hace un año que Zapatero ganó las elecciones. Pero la presión se intensificará y Rajoy, despejada ya completamente la crisis interna y con el liderazgo reforzado, viviría una etapa muy cómoda a la espera de que la crisis acabe de tumbar al Gobierno del PSOE. En caso de una derrota clara el PSOE repite que el Gobierno va a ser el mismo -se cambió recientemente y a fondo- y el liderazgo de Zapatero no se va a discutir internamente. Sus dificultades parlamentarias crecerán y el acoso del PP aumentará pero no se prevén problemas internos. "Me siento responsable del resultado, tanto como presidente del Gobierno como por ser secretario general del PSOE", declaró Zapatero el último día de campaña para dejar claro que no derivará la culpa hacia nadie si su partido pierde las elecciones.
UNA CAMPAÑA AGRESIVA.- Rajoy, evidentemente, aunque parte de favorito, corre mucho más peligro porque una derrota implicaría una crisis interna de liderazgo de consecuencias impredecibles para el PP. No ha habido en estas elecciones mensajes al votante moderado, ni al que tiene dudas entre los dos partidos, algo que sí es habitual en la campaña de las generales. Los partidos están tan convencidos de que sólo se movilizarán los más politizados que han endurecido sus campañas hasta convertirlas en un coro de exageraciones para tratar de movilizar a sus filas a votar contra el otro, lo que ha hecho que las propuestas sobre Europa pasaran a un segundo plano y se viviera la campaña más bronca e improductiva de los últimos años. Los dos partidos se han apuntado a esta línea. El PSOE ha publicado los vídeos más agresivos de los últimos años, queriendo asociar al PP a la extrema derecha europea para movilizar a la izquierda a votar contra los populares. De hecho, Zapatero ha llegado a enviar una carta a todos los ciudadanos en la que cuenta que "la derecha" está a favor de las 65 horas de trabajo semanales, obviando que el PP ha votado en contra de esa propuesta, tanto en el Parlamento Europeo como en España, donde hubo unanimidad para rechazarla en el Congreso de los Diputados. El PP, por su lado, ha pedido a los suyos el voto para "echar a Zapatero", aunque eso no es lo que se dilucida ahora, y ha calentado mucho la campaña al sacar la polémica del avión oficial de Zapatero -Rajoy ha viajado a casi todos los mítines en aviones de línea y en primera con billetes pagados por el Congreso- a la que los socialistas han respondido cuestionando la seguridad del ex presidente José María Aznar y el coste de sus 51 escoltas. La polémica de la seguridad ha terminado de embarrar una campaña extraña.
EL PPE GANARÁ EN EUROPA.- Los populares están convencidos de su victoria, pero en el peor de los casos saben que les quedará un consuelo: el Partido Popular Europeo (PPE), al que pertenecen y con el que forman grupo parlamentario en el Parlamento de Estrasburgo, ganará las elecciones con comodidad. Y José Manuel Durão Barroso, del PPE, seguirá como presidente de la Comisión Europea, además, apoyado por Zapatero. En cuanto al PSOE, es uno de los pocos partidos de izquierda que gobierna en Europa. Su otro socio, los laboristas británicos, está en horas bajas, con un durísimo castigo en los procesos electorales de esta semana. La prevista victoria de los líderes europeos de centroderecha Angela Merkel, Nicolas Sarkozy o Silvio Berlusconi en las elecciones de esta semana tiene doble mensaje. Por un lado, es un acicate para el discurso de Rajoy, que los defiende como sus modelos. Por otro, demostrará que el PP, si no gana claramente, no es capaz de aprovechar la ola de conservadurismo que domina Europa mientras América Latina lleva varios años virando a la izquierda y EE UU ha hecho un giro radical de George W. Bush a Barack Obama. Rajoy se coloca en una posición muy diferente de la de la mayoría de sus socios del PPE -casi ninguno propone bajadas de impuestos para salir de la crisis, y todos están aplicando políticas keynesianas de gran aumento del gasto público- y una victoria socialista o un empate demostraría una vez más que España va contracorriente: ni la derecha española se parece a la europea, ni la izquierda española propone subidas de impuestos a los ricos como la europea, ni las tendencias electorales van en sintonía con los demás países.
LA CRISPACIÓN DE RAJOY.- Después de un congreso interno, el de Valencia, en el que Rajoy quiso reinventarse a sí mismo y pasar de la dureza de la primera legislatura de Zapatero ("usted ha traicionado a sus muertos a manos del terrorismo", es un "bobo solemne", "habría que revisar la instrucción del 11-M") a la moderación, Rajoy ha vuelto a la crispación en esta campaña. Con un desparpajo desconocido hasta ahora, ha llamado "Torquemadas del siglo XXI" a quienes investigan la corrupción del PP, sin aclarar si hablaba de jueces, fiscales o periodistas. Además, lejos de huir de fotos polémicas, como hacía antes, ha realizado por primera vez en campaña un mitin en Castellón con Carlos Fabra, el más conocido de los imputados del PP, para quien el fiscal pide dos años de cárcel por falsedad documental. Su apoyo a Francisco Camps, el presidente de la Generalitat valenciana imputado por cohecho, ha sido exagerado, con tres mítines en 15 días. En uno de ellos llegó al máximo entusiasmo: "Creo en ti. Siempre estaré detrás de ti, o delante, o al lado, me da igual". Rajoy, convencido de que en estas elecciones él hablaba para el sector más conservador, el que va a votar, se ha reconvertido así en un duro que defiende a la gente de su partido con problemas judiciales y ha vuelto incluso al aborto. Los resultados de esta estrategia se verán en pocas horas.
LA CAMPAÑA DEL PSOE.—Finalmente, las conclusiones de El País sobre las respectivas campañas finalmente concluidas: Los datos del paro. La reducción del desempleo, primer dato positivo en 13 meses, llegó en plena campaña y prueba la eficacia del plan de 8.000 millones de euros para los ayuntamientos.- Planes económicos. Después de su reciente éxito en el debate del estado de la nación, Zapatero ha bajado a la arena para tratar de explicar sus planes para salir de la crisis. - Solos en Europa. Si el PSOE pierde, como todo parece indicar, acompañará a Gordon Brown, también de izquierdas, como los dos únicos Gobiernos de los grandes de Europa que sufren deterioro notable por la crisis. - Apelación al miedo. Los socialistas han hecho una apelación constante al voto del miedo durante toda la campaña para ganar las elecciones. "Si gana el PP, triunfará el pasado de Bush, Aznar, Rajoy y Oreja", aseguraron insistentemente.
LA CAMPAÑA DEL PP.- - Implicación del líder. Rajoy se la ha jugado, como en las elecciones autonómicas gallegas del 1 de marzo. Ha hecho mítines todos los días, por lo que la victoria o la derrota son su responsabilidad. - Sin críticas internas. Tras las gallegas, ha aplacado las críticas en su partido, y con alternativas como Francisco Camps y Esperanza Aguirre muy debilitadas, ha podido huir de la imagen de debilidad interna que le perseguía. - Polémica del avión. Ha centrado la campaña electoral en el avión oficial que utiliza Zapatero, obviando que él mismo viaja a costa del Congreso, que le paga los billetes de avión y tren. - Estilo bronco. Ha recuperado en los actos del partido su estilo más bronco, despreciando a los rivales: "España merece algo más que pajines, pepiños, aídos y zerolos" y a los "Torquemadas" que investigan el caso Gürtel, ha dicho
GAROÑA, LA INCÓGNITA VIVA.- Hoy nos ha revelado un periódico que el Informe del Consejo Superior Nuclear sobre la central nuclear de Garoña estaba redactado desde hace, al menos, quince días. Ya tal vez habría podido estar elaborado desde hace un par de años… Y que en Greenpeace denuncian que ya en febrero se cocinó un informe favorable al mantenimiento de la central… Según el mismo diario, el Gobierno ha mantenido la duda del cierre hasta el final, por motivos electorales. Pero ahora, una vez que Industria ya tiene el preceptivo informe de la CSN, debe pronunciarse en los próximos días. ¿En qué sentido lo harán Sebastián y Zapatero? Probablemente lo harían con matices bien distintos si fueran dos decisiones y no solo una, la que deberá dictar el Gobierno. Miguel Sebastián es-o tiene fama de ser- bastante más pronuclear que Zapatero. Pero es evidente que predominará la opinión de este último, por mucha influencia que su ministro pudiera ejercer sobre el presidente. ¿Qué está pensando Zapatero? Entre los eléctricos, propietarios de las centrales, se teme, lisa y llanamente, que Zapatero coloque el pulgar mirando al suelo, y que determine que el 5 de julio ha terminado el ya muy largo periodo de vigencia de la central, la más vieja de España y una de las más viejas de Europa…Sobre todo, por una razón de peso, que ni siquiera los eléctricos propietarios discuten: No se han ocupado suficientemente de su seguridad ni de su puesta al día. Las recomendaciones que ahora le hace el CSN para poder continuar, las hizo ya hace tres años, , y cayeron en saco roto… Pero también sabe “el lobby eléctrico” que es un lobby poderoso y hasta temible, y que Zapatero no estará para sumarse nuevos enemigos. De ahí que confíen en que adopte esa solución salomónica intermedia: cuatro o cinco años más, pero con las mejoras que se le exigen. Y con unos técnicos del CSN más activos, más exigentes, con la vista puesta en el cumplimiento de los deberes encargados. O cierre puro y duro, para demostrar quién manda aquí… Eso sí, temen los eléctricos-nucleares que el Gobierno pudiera hacer públicas las razones últimas de su decisión. Algo que dijera que se ha decidido proceder al cierre por la defectuosa conservación de una central que no ofrecía garantías suficientes a los ciudadanos. Es lo que, a la postre, querrían Greenpeace y los restantes antinucleares del país, Europa y el mundo…
JOSÉ CAVERO
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