DOS ENCUESTAS.- Año y medio después de las últimas elecciones generales, y por tanto a dos años y medio de las siguientes, la posición del presidente del Gobierno, Rodríguez zapatero, se refleja como la más deteriorada de su historia presidencial, en dos encuestas que se ha publicado este domingo en los diarios El País y La Vanguardia. Según la primera, la ventaja del PP es de 3,6 puntos, según la segunda, de más de cuatro puntos. El País prefiere subrayar que nada menos que el 61 por 100 de los españoles consultados desaprueba la gestión de Zapatero. En La Vanguardia se destaca que los casi 170 escaños que ahora mismo podría conseguir el PP, necesitarían los de CiU para poder gobernar con mayoría absoluta… No es menos cierto que la posición, sin duda cómoda y feliz, del principal líder opositor, sigue sin beneficiarse de ese deterioro de imagen del contrario: La mayoría censura las actuación de Rajoy frente a la corrupción, dicen las conclusiones de la primera de las referidas encuestas, y en la segunda se señala que Rajoy sigue estando por detrás de Zapatero en valoración de los líderes, y los dos, por detrás de Durán i Lleida. En otro punto coinciden las encuestas: Pérez Rubalcaba resulta ser el ministro mejor valorado, en la de La Vanguardia, y Rubalcaba y Trinidad Jiménez en la de El País.
EN SU PUNTO MÁS BAJO.- Pero una cosa es evidente en ambos estudios: el punto bajo en el que se encuentra Zapatero en la consideración de los españoles, sin duda por razón de la crisis y cómo se está afrontando. No es improbable que pese la idea de que nuestro país tardará más que los vecinos en salir de este atolladero económico. Si ya se viera la luz al final del túnel, si se hubieran comprobados los anunciados brotes verdes…, pero los pronósticos del FMI, por ejemplo y sin ir más lejos, siguen augurando todavía un par de semestres, aproximadamente, de mala navegación… Hasta que no dé comienzo la recuperación del empleo, y en esa esperanza ni siquiera las expectativas de la vicepresidenta económica resulta alentadora, no terminará de despejarse la densa niebla presente. Hay un aspecto por el que se pregunta a los encuestados: la presunta improvisación de la que ha hecho gala Zapatero en la adopción de las medidas anticrisis. Nada menos que el 81 por 100 de los consultados por El País opinan que el presidente improvisa, y una buena parte de quienes se suman a esa opinión son votantes socialistas. Posiblemente, quienes comprobaron una medida anticrisis en los 400 euros de ”perdón” del Fisco, hace dos años, y en la eliminación de esta medida en otra serie de medidas anticrisis. Sólo un 13 por ciento estima que Zapatero tiene un plan claro y sabe lo que quiere. Y otra coincidencia muy amplia se produce sobre la excesiva tardanza en la adopción de las medidas contra la crisis. Sólo un 11 por 100 entiende que las medidas llegan en el momento justo. No es improbable que en ese clima de opinión hayan pesado de manera sustancial las campañas del PP contra las medidas mismas, sus contradicciones y su calendario de adopción
LA ENCUESTA DE EL PAÍS.- El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tiene un problema de credibilidad: al 37% de los españoles no le inspira ninguna confianza y al 35%, poca. El 61% desaprueba sus medidas para hacer frente a la crisis, el 76% considera que llegan demasiado tarde y el 81% opina que el presidente está improvisando, según una encuesta de Metroscopia para El País. El sondeo, el primero realizado tras la aprobación del proyecto de Presupuestos para 2010 y la concreción de la subida de impuestos, muestra un rechazo mayoritario al aumento de la presión fiscal y un deterioro de la imagen del jefe del Ejecutivo. El pasado julio, el 69% de los ciudadanos ya opinaba que Zapatero improvisaba ante la crisis, pero ahora ese porcentaje ha ascendido al 81% (el 67% de los votantes socialistas comparten esa impresión). Es decir, que ha aumentado de forma significativa tras el anuncio de subidas de impuestos y a pesar de la extensión de las ayudas de 420 euros a parados. Sólo un 13% estima que Zapatero tiene un plan claro y sabe lo que quiere. Hay una amplia coincidencia en la sociedad (76%) acerca de que las propuestas del Ejecutivo contra la crisis están llegando demasiado tarde. Una crítica que también comparte ampliamente (67%) el electorado socialista. Tan sólo el 11% cree que las medidas llegan en el momento justo.
RESPALDO DE LOS SOCIALISTAS.- En términos globales, el 60% de los encuestados desaprueba las políticas gubernamentales para combatir la crisis, mientras el 32% está de acuerdo. En este caso, la mayoría del electorado socialista (61%) respalda al Ejecutivo. De todas las medidas, la que más inquieta al Gabinete por sus repercusiones y por el uso político que hace de ella el PP es la subida de impuestos. El 63% considera que no está justificada, frente al 32% que sostiene lo contrario. La mayoría de votantes socialistas (55%) apoya esta decisión del Gobierno, si bien la cifra de los que no la ven justificada alcanza el 40%. Otro problema para el Ejecutivo es que, por el momento, no sólo no ha calado la idea de que esa subida de impuestos la pagarán los más ricos, sino que un porcentaje abrumador, el 85% cree que afectará más a las rentas medias y bajas. Sólo el 10% cree que la subida afectará a las rentas altas, a "los poderosos" de los que habló Zapatero. A diferencia de lo que trata de transmitir el Gobierno, en el electorado socialista, es mayoritaria (38%) la impresión de que impactará más a las rentas medias y a las bajas (37%) mientras que sólo el 17% defiende que afectará sobre todo alas rentas más altas.
ELENA SALGADO, ARRASTRADA.- Todas esas opiniones conducen a un descenso de la valoración general de la gestión de Zapatero y arrastra la imagen de la responsable de economía, la vicepresidenta Elena Salgado. Sólo aprueba la gestión del presidente el 32% de los españoles mientras que la desaprueba el 61%. Ese juicio negativo ha aumentado fuertemente desde julio, cuando la diferencia entre los que desaprobaban y aprobaban su actuación era de 13 puntos porcentuales. En el caso de la ministra de Economía, un 30% apoya su gestión mientras que el 45% la rechaza. En coincidencia con la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI), la mayoría considera que a España le costará más salir de la crisis que a otros Estados de la Unión Europea. Ha pasado del 74%, en julio, al 81%, ahora, el porcentaje de españoles que ven mala y muy mala la situación económica, y llega al 85% el de quienes están convencidos de que aún falta tiempo para que empiece a mejorar definitivamente la situación económica española.
LA ENCUESTA DE LA VANGUARDIA.- La gestión de la crisis económica está pasando una costosa factura al Gobierno socialista, que corre el riesgo de acabar en una bancarrota electoral. El último sondeo del Instituto Noxa para La Vanguardia, efectuado entre los días 28 de septiembre y 1 de octubre, supone un auténtico vuelco en el actual escenario político, ya que pone al Partido Popular más de cuatro puntos por delante del PSOE. Concretamente, y de celebrarse ahora elecciones, los populares obtendrían el 42,4% de los sufragios, mientras que los socialistas se situarían en el 38%. Es decir, una inversión radical del resultado de marzo del 2008, ya que el PSOE perdería ahora cinco puntos y sumaría incluso menos tasa de voto que Mariano Rajoy hace un año y medio. Por su parte, el PP añadiría casi tres puntos a su cosecha de los últimos comicios, aunque sin llegar al porcentaje que obtuvo el Partido Socialista entonces, de casi el 44% de los votos. Así las cosas, el reparto de escaños reflejaría con notable exactitud esa inversión de posiciones: el Partido Popular lograría 169 diputados (quince más que ahora y los mismos que tiene el PSOE actualmente), frente a 151 los socialistas (que perderían nada menos que 18 escaños). Eso sí, el PP necesitaría el apoyo estable de los nacionalistas para alcanzar la mayoría absoluta y gobernar de forma viable, aunque le bastaría el apoyo de CiU, que con los nueve escaños que le adjudica el sondeo –uno menos que ahora– formaría una mayoría por encima del listón de los 176 diputados.
IU Y UPYD, SE RECUPERAN.- Del resto de formaciones políticas destaca la recuperación de Izquierda Unida –que obtendría más del 5% de los sufragios, aunque con escasos réditos parlamentarios– y, sobre todo, el sensible ascenso de UPyD, el partido neocentralista que lidera Rosa Díez, que multiplicaría por cuatro su tasa de voto y su número de escaños. Aun así, la única mayoría posible de centroderecha en la Cámara pasaría por el concurso de los nacionalistas vascos o catalanes, ya que los cuatro escaños de UPyD y los dos de Coalición Canaria todavía dejarían al PP a un diputado del apoyo necesario para gobernar. El papel clave de los nacionalistas contrasta, no obstante, con el estancamiento –a la baja en el caso de CiU y PNV, y levemente al alza en el de Esquerra– que les atribuye el sondeo. En cualquier caso, el impacto de la crisis económica y la inversión electoral que parece haber provocado son de tal magnitud que la hipótesis de unas elecciones anticipadas se ha convertido en una opción perfectamente verosímil. Nada menos que un 47% de los españoles apuesta por el adelanto electoral, frente a un 51% que rechaza la disolución de las Cámaras. Incluso uno de cada cuatro votantes del PSOE o Izquierda Unida se inclina por anticipar el calendario electoral.
DECLIVE DEL PSOE.- Los indicadores sobre la situación política son congruentes con esta atmósfera de declive del partido en el Gobierno, ya que más del 73% –dos puntos más que en mayo pasado y la cifra más alta desde hace décadas– considera mala o muy mala la coyuntura. Incluso un 55% de los electores del PSOE enjuicia negativamente la situación política. Asimismo, la valoración de los líderes y del propio Gobierno guarda una notable congruencia con las expectativas electorales, aunque con una salvedad: son el presidente Rodríguez Zapatero y la gestión de su Gobierno los que sufren un visible deterioro ante la opinión pública, mientras que la oposición popular sigue anclada en unas valoraciones pésimas. En este sentido, quizás el dato más llamativo es el desplome del liderazgo de Zapatero, que deja de ser el dirigente político mejor valorado y es superado por Josep Antoni Duran Lleida. De hecho, el propio Mariano Rajoy, que continúa hundido en el territorio del suspenso, se sitúa a apenas dos décimas de Zapatero, que ha perdido casi dos puntos desde que se celebraron las elecciones de marzo del 2008. El único consuelo que le queda al líder socialista es que obtiene mejor nota entre sus votantes (6,3) que Rajoy entre los suyos (5,8). El mejor puntuado en este capítulo es el nacionalista Duran, cuyos electores le adjudican un 7,3.
CONFIANZA DECRECIENTE.- En este contexto, los índices de confianza en los líderes de los dos principales partidos no dejan de descender, aunque con la misma salvedad que en otros capítulos: mientras la confianza en Rajoy sigue bajo mínimos (un 21%, un punto menos que en mayo pasado), es la confianza en Zapatero la que experimenta una caída pronunciada: sólo un 27% de los consultados confía hoy en él, lo que supone diez puntos menos que hace cinco meses y veinte menos que cuando se celebraron las elecciones del 2008. En paralelo, la desconfianza en ambos líderes no ha dejado de crecer en el caso de Zapatero (y alcanza ya al 73%) o de mantenerse en niveles muy altos en el de Rajoy, que sigue suscitando desconfianza en un 78% de los consultados, idéntica tasa que en mayo pasado. Paralelamente, el impacto de la crisis económica (o de su forma de encararla) se aprecia con mucha nitidez en las opiniones que suscita la gestión del Gobierno. Sólo un 20% considera acertada la actuación del Gobierno socialista; es decir, quince puntos menos que hace un año. En cambio, el 64% de los consultados juzga negativamente la ejecutoria gubernamental. De hecho, casi un 40% de los propios votantes socialistas considera mala o muy mala la gestión del Gabinete de Rodríguez Zapatero. Claro que las opiniones que suscita la labor de la oposición son aún peores: un 70% de los consultados –quince puntos más que hace un año– califica de mala o muy mala la actuación de los populares (y únicamente un 14% la enjuicia positivamente). En realidad, un 41% de los votantes de Rajoy se pronuncia en términos negativos sobre la actuación del Partido Popular.
MAYOR FIDELIDAD EN EL PP.- Así las cosas, puede resultar paradójico el espectacular avance electoral del PP y su ventaja sobre el PSOE. Sin embargo, la explicación es sencilla y se basa en la superior fidelidad de los votantes populares frente a quienes apoyaron al PSOE hace 18 meses. En concreto, sólo tres de cada cuatro electores socialistas volverían a respaldar a Zapatero ahora, mientras que casi el 90% de los votantes populares repetiría su voto de marzo del 2008. La orfandad política de numerosos electores y su desaliento ante la crisis se aprecia, no obstante, en un dato significativo: puestos a elegir con quién debería pactar el Gobierno los próximos Presupuestos, más del 60% se inclina por el PP y sólo un 36% menciona a CiU. Un pacto con la izquierda sólo tendría el apoyo del 39% de los consultados.
LAS DOS ALMAS DE LOS PRESUPUESTOS.- Explica hoy el diario El País cómo decir de un Presupuesto que tiene alma es, quizás, un exceso verbal. Pero si lo que se oculta tras la maraña de números y porcentajes son dos almas, es, casi seguro, un problema. Tal y como esgrimió el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en las cuentas del Estado para 2010, presentadas esta semana, caben "la consolidación fiscal" y "los impulsos fiscales extraordinarios". En plata, se adelgazan muchas partidas para contener el gasto y, al tiempo, se mantiene apretado el acelerador en otras para reactivar la economía. Son dos impulsos contradictorios, que llevarán el déficit al 8% del PIB en 2010 cuando el Gobierno tira ya de las riendas para que no se desboque. La crisis ha dejado al desnudo un sistema fiscal que arrojaba superávit La rebaja del impulso contrasta con las políticas de otros países El temor al peso de los intereses de la deuda atenaza al Gobierno Varios expertos creen que hay que apostar por un gasto más productivo Hay dudas sobre la potencia recaudatoria del IVA en plena crisis Nadie cree que sea posible volver a un déficit del 3% en el año 2012
EL CAMBIO DE MODELO PRODUCTIVO.- La comparación con las políticas expansivas de otros países avanzados y la persistencia de la recesión en España alumbran la incógnita de si el Gobierno, temeroso del estallido de la burbuja de deuda pública, no ha tocado el freno demasiado rápido. El histórico colapso de la recaudación fiscal este año alimenta la duda de si se podía hacer otra cosa. En lo que hay unanimidad es en que, frente a lo que Zapatero proclama, la contribución de los Presupuestos de 2010 al cambio de modelo productivo pesará muy poco. "Como mucho, servirán para salir del paso", acota Miguel Ángel García, coordinador del gabinete económico de CC OO. "Es un Presupuesto extraordinariamente complicado", añade Laura de Pablos, profesora de Hacienda Pública en la Universidad Complutense. De Pablos destaca la dificultad de elaborar las nuevas cuentas tras el descalabro de 2009. Según las estimaciones del Ministerio de Economía, la recaudación de impuestos (incluida la que se cede a comunidades autónomas y ayuntamientos) se quedará este año 45.000 millones de euros por debajo de lo anticipado en el Presupuesto inicial de 2009. Del otro lado, el aumento de las prestaciones por desempleo, los nuevos fondos para la financiación autonómica y alguna medida adicional de reactivación económica, llevarán el gasto no financiero del Estado a rebasar en más de 35.000 millones los límites presupuestarios.
LAS ERRONEAS CUENTAS DE 2009.- El fiasco de las cuentas de 2009, las últimas que presentó el anterior vicepresidente económico, Pedro Solbes, queda como el mejor testigo de la obstinación del Gobierno de no admitir la crisis hasta que se vino encima. "Aquel cuadro macroeconómico era una alucinación", sintetiza José Antonio Herce, director de Economía de Analistas Financieros Internacionales (AFI). El Ejecutivo cree ahora que el déficit de todas las administraciones públicas alcanzará el 9,5% del PIB en 2009, cuando vaticinaba un saldo negativo del 2%. La mayor parte de los expertos cree que las desviaciones en ingresos y gastos pueden ser mayores a finales de año, lo que dejaría el déficit cerca del 11%. Pero el peor legado de la crisis para las cuentas públicas es que ha dejado al desnudo al sistema fiscal español, que había encadenado cuatro años de superávit público hasta 2008. "Detrás de la caída de la recaudación se encuentra la desaparición de una serie de ingresos extraordinarios ligados a la burbuja inmobiliaria, a una tasa de consumo de los hogares muy elevada, a un volumen de importaciones muy cuantioso y a beneficios atípicos de las empresas", explica Rafael Domenech, economista jefe para España del servicio de estudios del BBVA. "Una buena parte de esos ingresos extraordinarios desaparecerá para siempre, y la que se recupere seguramente lo hará más tarde de 2010", vaticina.
SUPERAVITS COYUNTURALES.- "España ha vivido un sueño dorado en el que nos hemos encontrado con unos superávit coyunturales que nos hicieron, erróneamente, creer que la situación estructural de las cuentas públicas era mejor de lo que realmente era", abunda Juan Rubio-Ramírez, profesor de Economía en la Universidad de Duke (EE UU). Rubio-Ramírez cree que las decisiones del Gobierno en el futuro deben tener en cuenta ese déficit estructural, que estima en el 5% del PIB. "Hay cálculos peores, y eso sin contar lo que se nos viene encima con el envejecimiento de la población y los gastos asociados a sanidad y pensiones", dice. Pero la urgencia de la crisis impone sus tiempos. Y el Presupuesto de 2010 es la primera parada. Ante el Ministerio de Economía se abrían dos opciones: insistir en el gasto público como palanca del crecimiento, tal y como recomiendan el G-20 o el Fondo Monetario Internacional; o empezar a contener el gasto para evitar un endeudamiento público excesivo. La vicepresidenta económica, Elena Salgado, reitera que mantiene la apuesta por los estímulos fiscales, que en España alcanzarán un peso equivalente al 2% del PIB este año, uno de los mayores esfuerzos entre las economías avanzadas. "La recuperación aún no está aquí, mientras sean necesarios tendremos estímulos fiscales", afirmó la vicepresidenta el pasado jueves. Las cifras dicen otra cosa.
MEDIDAS ANTICRISIS ERRONEAS.- De las medidas anticrisis se caerán en 2010 buena parte del fondo de inversión extraordinario, la deducción de los 400 euros en el IRPF o las ayudas a las compras de automóviles, según los Presupuestos recién presentados. Además, se pondrá en marcha una subida de impuestos sobre el ahorro y el IVA con la vista puesta en aumentar los ingresos tributarios cuando la recuperación se consolide. En síntesis, se pasa de un estímulo fiscal que ronda los 18.000 millones este año a apenas la tercera parte en 2010 (ver gráfico). La apuesta por reconducir cuanto antes el desequilibrio presupuestario queda más patente aún en la voluntad manifestada por Salgado para los próximos años. La vicepresidenta económica quiere que el déficit público se reduzca al 3% en 2012 y asegura que la deuda pública no pasará del 62,5% del PIB, hasta donde remontará en 2010.Empezar a rebajar estímulos fiscales tan pronto contrasta con lo que han anunciado otros países europeos. Y es más llamativo aún cuando expertos y organismos internacionales coinciden en que España será el país avanzado que más tardará en salir de la recesión y que más desempleo generará, con un 20% de tasa de paro. Si hay una economía que reúne requisitos para mantener los estímulos fiscales, ésa es la española.
DEUDA PÚBLICA, DEL 40 AL 60 POR 100.- "Dadas las incertidumbres existentes hubiera sido más prudente anunciar la retirada de los estímulos fiscales y la subida de los impuestos para principios de 2011, una vez que se tuviera la certeza de que la recuperación es sólida", opina Doménech. "A lo mejor, no es buena idea tocar los frenos ahora", cree Rubio-Ramírez. El nivel de deuda pública que prevé el Ejecutivo español está muy por debajo de lo que auguran Francia o Alemania (más del 80%) y a una distancia considerable de Reino Unido y Estados Unidos, que proyectan acercarse al 100% del PIB. Pero, frente a lo que digan los números, los expertos coinciden en que el margen de endeudamiento del sector público español es menor que en otras grandes economías. "No se trata sólo del nivel de deuda pública, los mercados valoran también la rapidez a la que crece y la capacidad de la Administración de captar ingresos", apunta José Luis Feito, presidente de la comisión de política económica de la CEOE. En España, la deuda pública saltará del 40% al 62,5% del PIB entre 2008 y 2010, si se cumple el pronóstico oficial, un incremento sólo superado por Reino Unido, Irlanda y Estados Unidos entre los países avanzados. Con la salvedad de que la carga de los intereses de esa deuda es mucho más pesada para el sector público español (también para el irlandés), dada su menor capacidad de generar ingresos tributarios.
PAGO DE LA DEUDA INTERNA.- Los inversores tienden a castigar esa debilidad fiscal, lo que obliga a colocar la deuda española a un tipo de interés más alto que Alemania o Francia. Es un riesgo que ahora parece pequeño, dado que los tipos de interés en la zona euro están muy bajos (1,25%) y la inversión todavía rehúye los mercados de financiación privada. Pero puede explotar a medio plazo, dada la avidez de todos los Gobiernos por captar recursos para endeudarse. Es obvio, además, que el Ministerio de Economía tiene muy presente lo que ocurrió en la crisis de 1993 -muchos de sus altos funcionarios lo vivieron en primera fila en el Gobierno socialista de entonces-, cuando el pago de los intereses de la deuda se convirtió en un lastre enorme para las cuentas públicas: llegó a explicar más del 90% del déficit público, que, de 1994 a 1996 osciló entre el 7% y el 5% del PIB. Las dificultades presupuestarias entonces fueron de tal calibre que hubo que afrontar problemas transitorios de liquidez para pagar a los funcionaros o las pensiones. En 2010, con un déficit previsto del 8%, el pago de intereses equivaldrá aún a menos de una cuarta parte del saldo negativo (unos 23.000 millones), pero el crecimiento de esta partida empieza a acelerarse (un 33% en un año).
LOS TIPOS DE INTERÉS SUBIRÁN.- Como señala De Pablos, las condiciones para volver a reconducir la deuda pública a medio plazo son, además, menos ventajosas que en la segunda mitad de los noventa. "Entonces hubo un descenso acelerado de los tipos de interés, se ingresó mucho dinero con las privatizaciones y las economías del entorno también tiraron con fuerza", recuerda la profesora de Hacienda Pública. El escenario actual es opuesto: los tipos de interés sólo pueden subir, la recuperación en Europa es débil y las privatizaciones son ahora una posibilidad marginal. "En los Presupuestos de 2010, el Gobierno sólo podía elegir entre lo malo y lo peor", resume Miguel Ángel García. El economista de CC OO destaca que, si se suma el enorme endeudamiento de familias y empresas, el peso global de la deuda en la economía española "puede acercarse al 300% del PIB". García cree que hay que hacer lo posible por preservar los estímulos fiscales, pero que la fragilidad de los ingresos tributarios, la inercia de buena parte del gasto y el sobrecoste de la deuda pública para la economía española acaban imponiendo su ley y obligan a reconducir la situación.
SE HAN EXPRIMIDO LOS INGRESOS.- "En eso, los Presupuestos son consistentes, no les queda otra. Lo determinante es lo que ha ocurrido en los últimos diez años, que ha sido muy negativo. Se han exprimido los ingresos fiscales del modelo de la burbuja inmobiliaria, el tejido productivo se ha deteriorado, hemos asistido a una subasta de bajadas de impuestos y se ha hecho inversión pública cuando la inversión privada era ya muy fuerte, con lo que hemos guardado muy poco para los malos momentos", opina el economista de CC OO. Hay expertos que creen que la economía española podría permitirse un nivel de deuda pública mayor, pero que desconfían de que el gasto público se destine a fines productivos y, a la postre, devuelvan un retorno en forma de impuestos. "No habría mayor problema en alcanzar una deuda cercana al 75% del PIB, siempre y cuando cambiara la composición del gasto", señala Herce. El director de Economía de AFI cree que sí es posible la cuadratura del círculo, mantener los estímulos fiscales al tiempo que se contiene el gasto menos productivo. "Se ha hecho un poco al reves, protegiendo al máximo el gasto social en detrimento de la inversión", afirma. Herce sostiene que la protección a toda costa del gasto social en tiempos de crisis es contraproducente. "Hay que cuestionarse si, cuando el paro llega al 20% y los ingresos fiscales caen así, hay que seguir aumentando las pensiones más allá de la pérdida de poder adquisitivo, si hay que mantener bonificaciones ineficaces a la contratación o asignaciones de dinero por hijos [el cheque bebé]", plantea el economista de AFI, que llama a una "revisión crítica del gasto social".
GASTOS SOCIALES Y GASTOS CORRIENTES.- "La mejora en la composición del gasto público es imprescindible, hay que hacer más inversiones en infraestructuras y I+D, y bajar el peso del gasto corriente", coincide Feito. El presidente de la comisión de política económica de la patronal cree, sin embargo, que eso requeriría de reformas "en profundidad" del Estado y del mercado de trabajo, "una cuestión muy difícil de abordar ahora". Las divergencias en este aspecto son notables. El economista jefe de CC OO recuerda que el gasto por habitante en protección social está muy por debajo de la media de la UE. "Si el modelo son las economías sociales de mercado más avanzadas, como los países nórdicos, hay que preservar el peso del gasto social", añade García, que defiende que el gasto en la Administración central es "muy transparente y, en muchos casos, eficaz". "El Gobierno ha hecho un trabajo respetable en el gasto corriente", mantiene Juan-Rubio Ramírez, "no creo que en este momento haya mucho más que recortar". El salario de los funcionarios casi se congela (los expertos critican que eso no pasara también en 2009), apenas se prevé sustituir a un 15% de los empleados que dejen la Administración el próximo año y el tijeretazo a las compras de bienes y servicios en los ministerios ha sido contundente.
AUMENTO GLOBAL DEL GASTO CORRIENTE.- Aún así, la inercia del Presupuesto lleva a un aumento global del gasto corriente (un tercio se lo lleva el sistema de pensiones), agravado por la crisis y algunas decisiones del Ejecutivo. El aumento del pago de prestaciones por desempleo o los intereses de la deuda se apuntan en el debe de la primera explicación, el trasvase de fondos adicionales a las comunidades autónomas (casi 10.000 millones), en la segunda. "El Gobierno central sólo controla el 40% del gasto público", recuerda el profesor de la Universidad de Duke. "El problema central está en las autonomías y los ayuntamientos. ¿Qué harán? Quién sabe", dice Rubio-Ramírez en referencia a la falta de control y transparencia de las cuentas de muchas administraciones territoriales. Las críticas al Gobierno sobre la subida de impuestos elegida son abundantes, aunque por distintos motivos. Hay coincidencia en que la diferencia en la imposición general del IVA (16% frente al 18%) con la media europea facilitaba el camino a una revisión de este impuesto. Pero también en las dudas sobre la potencia recaudatoria en los próximos dos años dada la atonía del consumo privado. Y hay serias discrepancias sobre el mayor gravamen al ahorro (del 18% al 21%). "Tendrá unas consecuencias económicas nefastas, aumentará el coste de la financiación de la economía española y eso acabará perjudicando a las clases trabajadoras que se dice querer proteger", señala Feito, de la CEOE. Al extremo opuesto, García reclama un tipo del 15% para las ganancias de capital más modestas y del 25% para las más cuantiosas.
SUBIDA FISCAL INSUFICIENTE.- En cualquier caso nadie cree que esta subida fiscal sea suficiente para volver a un déficit del 3% en tres años, como anticipa Salgado. "Es una corrección demasiado rápida, un voluntarismo, en la crisis de los noventa se tardó ocho años", recuerda De Pablo. Los expertos echan en falta un plan a medio plazo que explique cómo se lograría ese objetivo, una iniciativa que ayudaría a que los mercados viesen con mejores ojos la deuda pública española. "Habría que informar con precisión sobre cuáles son las medidas a adoptar en el futuro que garantizan la consolidación de las cuentas públicas", exige Doménech. Las apelaciones al uso del Presupuesto para cambiar el modelo productivo despiertan muy poco entusiasmo. El descenso en la dotación para inversiones en infraestructuras, investigación sanitaria o centros públicos de ciencia habla por sí mismo. "El recorte en el gasto en el I+D es una mala noticia", afirma el economista del BBVA, que apela a "reformas que mejoren la legislación en sectores clave" para compensar la falta de impulso presupuestario. Las previsiones económicas en las que el Gobierno basa los presupuestos de 2010 (un retroceso del 0,3% del PIB y del 1,7% en el empleo) se consideran más ajustadas esta vez. Pero su traslación al Presupuesto, no tanto. Las cuentas de Economía suponen que la reforma fiscal (la eliminación de la deducción de los 400 euros en el IRPF y la subida del IVA) serán suficientes para compensar la caída del consumo y el aumento del paro. Una hipótesis que genera muchas dudas entre los expertos. "Habrá de nuevo desviaciones en el gasto y en los ingresos", pronostica Herce.
IRLANDA REGRESÓ AL REDIL.- Los irlandeses, apretados por una crisis de la que no se tenía previsión cuando su primera consulta, han dado la marcha atrás ahora, acuciados por la crisis sólo comparable a la española. Y han decidido volver al redil del viejo Tratado que en su momento dejaron en suspenso. Ahora quedan por decir la última palabra polacos y checos, en la persona de sus respectivos jefes de Estado. Sobre todo, preocupa la actitud de Klaus, que parece que está esperando el momento en el que pudieran vencer los torys en Gran Bretaña para dinamitar juntos., checos y británicos, el Tratado de Lisboa. Cameron ya ha amenazado con desestabilizar el barco europeo si gana en mayo… ¿Y por qué no se hace al revés, en Irlanda, como en Chequia o en Polonia, y hasta en la Gran Bretaña? Es decir, en lugar de estar todos esperando a que ratifiquen y acepten, y terminen de dispar sus deudas, ¿por qué no se les deja a la puerta de la Unión hasta que hayan cumplido todos los trámites previos y accedan a sumarse a la mayoría de socios de la Unión? Hubiera resultado mucho más barato y más expeditivo… Pero ni siquiera se llegó a contemplar la “solución B”, y los irlandeses nos han hecho perder mucho tiempo, pero la incertidumbre aún no ha terminado…
JOSÉ CAVERO
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