lunes, 26 de octubre de 2009

MURIO DON SABINO, HOMBRE CLAVE DEL 23-F EN LA ZARZUELA, RAJOY SIGUE TENIENDO DOS PROBLEMAS CON SUS BARONES CAMPS Y AGUIRRE

MURIÓ DON SABINO.- Los periódicos de este lunes modificaron sus primeras páginas, durante las horas de la madrugada, para dar la noticia que se había producido poco antes: el fallecimiento de quien fuera jefe de la Casa del Rey, don Sabino Fernández Campo. Una infección intestinal le obligó a una intervención quirúrgica, y las complicaciones que aparecieron a continuación, en buena medida a causa de su avanzada edad, hicieron imposibles los remedios médicos. Ya el viernes, con ocasión de la entrega de los Premios príncipe de Asturias, el propio don Felipe, en su intervención, había hecho una cariñosa referencia a la grave situación de don Sabino, sin duda un personaje de primerísima importancia en la historia de la transición española, y en particular, en las actuaciones públicas de don Juan Carlos en ese tiempo crucial. Don Sabino fue particularmente crucial en las horas del golpe de estado del 23 de febrero de 1981, y quedó para la historia su frase “ni está ni se le espera”, que dedicó al entonces general Armada, que los golpistas dieron como enlace imprescindible entre los golpistas y el jefe del Estado.

SU PAPEL EN EL 23-F.- El importantísimo papel de don Sabino en aquellas jornadas críticas ha sido reflejado con detalle en varios estudios periodísticos e históricos. Nadie duda de que contribuyó de manera decisiva al fracaso de aquel golpe de Estado. Precisamente, Sabino había sido quien sucedió al general Armada en el palacio de la Zarzuela en 1977, y una de sus preocupaciones, y hasta ocupaciones,en aquellos años, fue desactivar las intentonas golpistas. Se mantuvo en el cargo de jefe de la Casa Real hasta 1993, y pasó a ser asesor privado de don Juan Carlos. Consejero inteligente y eficaz, a quien también había correspondido el plan de educación del Príncipe don Felipe. Como se ha escrito en estas horas siguientes a su desaparición, don Sabino fue un hombre decisivo en el momento más difícil. Su larga trayectoria, de casi dos décadas en la zarzuela, se caracterizó siempre por su impecable discreción, por su silencio y su prudencia... Por más que, en en otra de las necrológicas aparecidas en estas horas, se cuenta que en los últimos años, a Fernández Campo le gustaba transgredir y romper esa fama de hombre discreto que siempre le acompañó. Para él, la lealtad era decir siempre lo que sientes y estar dispuesto a dejar tu puesto si lo que dices no gusta”. Esta frase movió a más de uno a pensar que su salida de la Casa Real tuvo que ver con alguna falta de coincidencia con las ideas de don Juan Carlos...

APRECIADO DON SABINO.- Como expresaba don Felipe en su discurso del viernes, Fernández Campo era “don Sabino” para todos los integrantes de la Casa Real, una persona entrañable y a la que la Familia del Rey mostró su permanente afecto. Precisamente, la enfermedad que le ha llevado a la muerte ha sido seguida con grave preocupación y dolor. En particular, se distinguió la afinidad de doña Sofìa hacia don Sabino. Los elogios mutuos fueron frecuentes, para señalar la profesionalidad de uno y otra. Durante las casi dos décadas que permaneció en “la casa”, don Sabino se dedicó con abnegación a la Corona. El ex jefe de la Casa del Rey no había descartado hacer públicos, antes de su muerte, sus propios escritos sobre lo acaecido el 23-F, aunque ya había expresado repetidamente sus ideas sobre aquella fecha. No es del todo cierto lo que dijo: “mi papel se redujo a estar al lado del Rey, atender los teléfonos cuanto su majestad no podía, por la gran cantidad de llamadas que se produjeron, y mantener hasta el final, de acuerdo con las instrucciones del Monarca, una decisión que se tomó desde el primer momento”. Sabino también había relatado que le gustaba escribir sus memorias...,y que una vez escritos esos recuerdos, los rompía en pedacitos para que nadie caiga en la tentación de buscarlos en la basura. No se imagina todo lo que han ofrecido por esas Memorias”, confesaba.

LAS DOS BATALLAS DE RAJOY.- No terminan de resolverse los dos asuntos más acuciantes que tiene sobre su mesa el presidente del PP, Mariano Rajoy: La designación de un presidente para Caja Madrid, y el relevo del secretario general del PP valenciano. Pudo creerse que este segundo asunto había quedado resuelto, pero todo permite afirmar que no sucedió tal cosa: Ricardo Costa sigue siendo secretario general, por la sencilla razón de que su presidente regional, Camps, aceptó su propuesta, consistente en mantenerse en el cargo hasta el momento en que la dirección nacional del PP no le abriera el correspondiente expediente. La otra batalla, la sucesión de Miguel Blesa en Caja Madrid, también refleja la firmeza de la otra de sus “barones” regionales, la lideresa Espera za Aguirre, que tampoco acepta con facilidad las instrucciones que le llegan de su “presidente”. Dicho de otro modo, el presidente nacional del PP se ve ante la resistencia de dos de sus presidentes regionales para atender sus planteamientos en dos situaciones cruciales. Ni Camps ni Aguirre se resignan a dar por buenas las ideas del “jefe Rajoy” y prefieren mantener sus propias ideas.

AUTONOMÍA DE LOS BARONES REGIONALES.- Posiblemente, y entre otras cosas, por lo que recientemente recordaba otro “barón regional” del Partido, Núñez Feijóo, presidente de la Comunidad Gallega: que cada una de las presidencias regionales del PP tiene plena soberanía sobre los asuntos que se producen en esa región autonómica, y que ni siquiera el presidente nacional, está capacitado para llevar la contraria al presidente regional. Núñez Feijoo recordaba esa doctrina cuando estalló el caso Camps-Costa, y el primero se resistía a que el segundo cesara, como le estaban reclamando Cospedal y Rajoy. Finalmente, se hizo “el paripé” de que cesaba en su doble condición de secretario general y de portavoz en las Cortes Valencianas. Pero esa simplemente un “paripé”, una simulación, y Costa aguantaba en su cargo, por decisión compartida y apoyada por Camps. Y en ese punto nos hallamos varias semanas más tarde, cuando los propios colaboradores de Camps en otras provincias del “reino valenciano” le están presionando para que cese esta situación de interinidad, y se designen sucesores de Costa en esos dos cargos que no termina de dejar...
¿Cuál es las dos batallas desgasta más al líder Rajoy? Ambas son muy lacerantes, e insisten sus propios colaboradores en que estamos ante una de las debilidades más “divulgadas” del presidente del PP: su incapacidad para imponerse a sus subalternos. En el caso Costa fue visible la capacidad de Dolores de Cospedal para imponerse, pero incluso esa “capacidad ejecutiva” se quedó en nada ante la resistencia del superbarón Camps, consciente de su propia firmeza y fortaleza del partido que preside en la comunidad Valenciana.

EL CANDIDATO DE AGUIRRE.- En el caso de Caja Madrid está sucediendo algo parecido. Esperanza Aguirre se ha empezado en colocar en esa deseada presidencia de la cuarta entidad financiera nacional a su segundo del gobierno regional, Ignacio González, sin duda consciente del rechazo que este personaje suscita entre propios como entre extraños, por igual. Esperanza Aguirre sabe que tener a Ignacio González en Caja Madrid es como si ella misma mandara, ni más ni menos. Y eso se temen, a su vez, los compañeros de partido de Aguirre: Pero Ignacio González no reúne, según dicen quienes lo conocen bien, los mínimos requisitos para una institución de esa envergadura. Se llega a dudar, incluso, de su honorabilidad... De ahí que se hayan lanzado los nombres de otros eventuales candidatos, mejor considerados en todo caso que el apadrinado por Aguirre: Rodrigo Rato, Luis de Guindos... Bien es cierto que también a estos dos les han sido descubiertos ya algunos puntos débiles: Rato no aguantó el tiempo de su mandato en el Fondo Monetario Internacional, que abandonó antes de tiempo y sin explicaciones ni justificación alguna. En cuanto a Luis de Guindos, se ha recordado que fue consejero del banco Lehman Brothers, uno de las primeras instituciones financieras “eliminadas” al llegar la crisis. Tampoco es la mejor tarjeta de visita...
JOSÉ CAVERO

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