Los ricos también lloran,
pero muchísimo menos
Se ha celebrado, pero poco,
el medio siglo de matrimonio de la pareja real. Hay ya muchos testimonios que
insisten en que a don Juan Carlos y doña Sofía “se les acabó el amor” ya hace
bastante tiempos, unos cuantos años probablemente, y que es, a todas luces,
irrecuperable. Ni siquiera faltan analistas políticos, sociales o del ámbito
“del corazón”, que apuestan abiertamente
por una solución “como el común de los mortales”, o asea, divorcio puro y duro,
como muchos miles de españoles han venido practicando desde que Paco Fernández
Ordóñez elaboró, defendió y llevó al Boletín Oficial del Estado la primera ley
del Divorcio, en su primer momento sumamente revolucionaria y novedosa para los
españoles. ¿Divorciarse los Reyes? Muchos se harán crucen ante la mera
eventualidad o debate público de una cuestión que, por supuesto, traspasa y va
más allá de la Casa Real. Pero es la fórmula vigente, y no hay por qué hacer
ascos a la posibilidad… ¿O esperamos a
que se produzcan otros episodios como el del elefante de Botswana y la ausencia
de doña Sofía en la Pascua griega, y su fugaz “visita del médico” a la clínica
en la que convalecía su esposo legítimo? Es algo que deberán considerar, si no
lo han hecho ya, con sus asesores, los miembros de la pareja real, que
posiblemente ya hayan llegado a alguna clase de conclusión y decisión. ¿Tal vez
esperar a que se produzca la abdicación y al momento en el que don Felipe y
doña Leticia sucedan a los actuales monarcas? Es una posibilidad… Pero es
evidente que “el horno no estaba para bollos” en esta muy redonda conmemoración
de medio siglo de matrimonio que, por lo demás, ha sido extraordinariamente
beneficioso y feliz para los españoles en su conjunto, a quienes ha dado la
imagen de estabilidad de la institución monárquica.
Las celebraciones “sotto
voce” de esos cincuenta años, por lo demás, han movido a recordar los problemas
que deberán resolver, en el banquillo de los acusados, el “yernísimo”
Urdangarín, víctima, como tantos, del deseo apresurado de hacerse rico cuanto
antes y con el menor esfuerzo. Este mismo martes isidril, el historiador
británico Henry Kamen, hispanista de muchísimos libros de investigación, ha firmado en las páginas
del diario El Mundo un artículo en el que, inevitablemente, hemos tropezado
muchos lectores, porque, en plena celebración del primer aniversario del “día
de los indignados”, escriba sobre la “suculenta” materia de “riqueza, asunto
para indignarse”. En un subtítulo, pone de relieve el artículo de Kamen que “el
número de nuevos ricos en España sigue creciendo pese a la crisis; hay ya unos
150.000 millonarios en este país”. Ha leído usted bien la cifra: 150.000
millonarios en la depauperada España de la crisis, de los casi seis millones de
españoles sin trabajo, y de los casi dos millones de hogares en los que no
entra un euro a lo largo de un mes y otro mes… Kamen resulta especialmente
expresivo en su artículo: En todo el mundo,
y no menos en España, dice, los buitres han engordado y los pobres son
más pobres. La diferencia en salarios se ha ampliado y ha aumentado la
desigualdad de los ingresos familiares… ¿Quién dice que hay pobreza en España”,
se pregunta luego el hispanista. Y menciona el caso de la exdirectora de la
Caja del Mediterráneo, con un sueldo anual de 600.000 euros y que blindó en su
finiquito una pensión de por vida de 370.000 euros al año. Otros cinco altos
cargos de la CAM se jubilaron anticipadamente con ingresos millonarios… O el
escándalo de Nova Caja Galicia, donde cuatro de los directores se otorgaron
sumas millonarias en pagos. Kamen llega a una penosa conclusión: El número de
nuevos ricos en España sigue creciendo pese a la crisis. El de personas con
ingresos muy altos en España crece por miles cada año, según un informe de Merril
Lynch, que cifra el esos ya mencionados 150.000 los millonarios existentes en
nuestro depauperado y sufriente país. Con una tasa de crecimiento de
millonarios “el doble que en Alemania, y superior a la de Italia y Reino
Unido”. El mismo diario, pocas páginas
más adelante, relata que la marca
Porsche, representativa de coches de lujo y deportivos, ganó un 18 por 100 más
hasta marzo.
O sea, que va a ser verdad
que los ricos son cada vez más y más ricos, y los pobres más y más pobres…
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