lunes, 10 de marzo de 2014

Diez años después Se recuerdan estos días lo diez años de atentado de los trenes de Cercanías, más conocidos por las siglas de aquel fía infausto, 11 de marzo, 11-M. Ni mucho menos está todo dicho, aunque se han dicho muchas majaderías a cuentas de aquella tragedia. Pero, por ejemplo, no estarían de más algunas disculpas, como las de los responsables políticos de aquel momento, Aznar, Acebes, Zaplana, principalmente. No sólo no adivinaron quién estaba detrás de la tragedia, sino que además intentaron engañar a todo el país sobre aquella autoría. Los servicios secretos y la policía tampoco se lucieron, precisamente, pero sus responsables políticos tendrían que haber dado la cara hace tiempo. Hoy se recogen unos cuantos testimonios: el fiscal Zaragoza dice que el juicio paralelo hizo mucho daño, probablemente recordando el esfuerzo que hicieron Pedro J. Ramírez y algunos secuaces por mantenerla versión gubernamental inicial: que fue ETA, y que “los moritos de Lavapiés” no habían podido cometer el atentado ni borrachos. Telesforo Rubio, comisario antiterrorista, reconoce: Detuvimos a 120 etarras y ni un hilo vinculó al 11-M con ETA… Pero la obstinación y pertinacia de unos pocos dura hasta nuestros días. Como el dolor de todos los demás. ¿Qué habrá sido del avión malasio y de las causas de su desaparición en el espacio aéreo de aquella aeronave? Los investigadores siguen perplejos y se esfuerzan por hallar alguna pista sobre la que sostener las hipótesis de la muy probable tragedia asiática. Pero la aparición de pasajeros de identidad falsificada arroja toda clase de sospechas al misterio. En unos pocos días, la cuestión Ucrania-Crimea-Rusia ha llegado a desparecer de las portadas de casi todos los diarios. ¿Ya no interesa el asunto que podía “incendiar” al mundo entero?. Sí, pero la diplomacia internacional parece que requiere mayores dosis de tranquilidad y titulares menos escandalosos. Se mueve mal entre amenazas. Pero parece evidente que Moscú está lejos de ceder en sus posiciones, y que sigue avanzando sus tropas y apoderándose de la península de Crimea. En cualquier momento nos dirán que todo está bajo control… ruso, y que el caso desapareció, pasó a mejor vida. Y con el caso, habrá quedado enterrada la normativa internacional de respeto a la integridad de los países por obra de los hechos consumados. O por lo que decía el león de la fámula, cuando se apoderaba de la mejor ración del reparto: “Porque me llamo león”. “Quia nóminor leo”. En escaso caso, será porque se llama oso ruso. O sea, Vladimir Putin. Cañete, a la espera. Los socialistas avanzan en su campaña electoral mientras todos esperamos a ver si Rajoy arranca la propia del PP con su cabecera de lista. Todo indica que será Arias Cañete el designado, pero el presidente sigue resistiéndose a cambiar su banco azul, ene. que hay coincidencia en que tendría que eliminar ya a la mitad de sus miembros, por estar quemados, chamuscados, torrefactos y completamente inutilizados. Pero será lo último que reconozca Rajoy. Tampoco es que Cañete se haya distinguido por una gestión brillante en Agricultura, Pesca, Ganadería, Alimentación…Muchos títulos para tan escasa dedicación. ¿Alguien sabe a qué ha dedicado su tiempo el ministro Cañete? Probablemente ni él lo sabe. Pero se ha subido pronto a la carrera electoral, de la mano de su amigo Rajoy, y ahí sigue… JOSÉ CAVERO

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