lunes, 31 de marzo de 2014

La abstención francesa Los diarios, las emisoras de radio, los analistas y contertulios de este lunes se detienen en la altísima abstención que ayer se produjo en las elecciones francesas. El voto no emitido, junto al voto dado a la ultraderecha de Le Pen, son las dos características de estas elecciones en el país del norte, y las dos realidades resultan especialmente molestas cuando quedan ya pocas semanas para las elecciones europeas. Tanto la abstención como el voto a la ultraderecha son dos miedos de buena parte de Europa, y que en buena medida pueden ser originados o reforzados por la indecisión de algunos dirigentes políticos a hacer públicos a sus candidatos, si los tuvieran. Es el caso español: ¿Qué está sucediendo para que Rajoy no designe candidatos a las elecciones al Parlamento europeo, y tenga que enviar a su segunda, Sáenz de Santamaría, a Barcelona, para participar en un mitin electoral? ¿No tiene candidato, no le gusta Arias Cañete, no quiere verse forzado a modificar mínimamente el Gobierno, no tiene con quién completar la lista de candidatos? Es lo que se preguntan los contertulios, y lo que también se preguntan en el seno del PP. ¿Qué le pasa a Rajoy, tan ajeno a esta preocupación como a tantas otras? Porque la candidata socialista Elena Valenciano, aprovechaba su mitin del fin de semana parea poner de relieve que Rajoy es “el hombre que no habla de las mujeres”, en referencia al silencio que el presidente viene señalando sobre la violencia de género, los derechos de las mujeres y otros problemas específicos de la mujer. Rajoy no ha pronunciado una sola palabra sobre estas materias, y tampoco parece que quiera caracterizarse por la defensa o crítica ala ley del aborto, que preocupa a buena parte del electorado femenino, “peperas” incluidas. Por lo demás, y como no podía ser de otro modo, Santamaría aprovechó su estancia en Barcelona para referirse a la consulta electoral que promueve Artur Mas. Recuérdese que estamos a una semana, aproximadamente, del momento en el que el Congreso de los diputados rechazará de manera formal los planteamientos independentistas, en una sesión y votación a la que Artur Mas ni siquiera quiere asistir, para no repetir el caso vasco. La controversia catalana ya aburre “hasta a las ovejas”, por más que resulte más poderosa la impaciencia por verla terminada. Santamaría ha vuelto a ofrecer al presidente catalán “diálogo dentro de la ley”, que no es algo que Mas quiera, a estas alturas de su película de terror… Seguimos sin creernos, de manera generalizada, y según parece, los efectos del cambio climático, por más que los sucesivos informes mundiales sobre este particular sigan ofreciéndonos alternativas de gravísima preocupación: desplazamiento de poblaciones por la subida del nivel del mar, descenso de las cosechas mundiales, degradación de los ecosistemas y hasta riesgo creciente de conflictos violentos y de guerras. Pero nada de eso parece tener efecto sobre las prácticas personales o de los gobiernos. Sin ir más lejos, el Gobierno de Rajoy-Cañete ha rectificado al Gobierno español anterior que determinó que las viviendas deberían estar a más de cien metros del final de las playas. Cañete, siempre valiente y arrojado, está lejos de tener esa clase de temor al cambio climático y sus efectos… Hay que felicitarse de la devolución a su trabajo en El Mundo de los reporteros Javier Espinosa y Ricardo García. Cualquiera habrá observado que, en los últimos tiempos, ya ni siquiera se especula con dinero del rescate, si se ha negociado, quién lo ha negociado, a cuánto ha ascendido. Ha costado tiempo y esfuerzo de pedagogía para convencer de que esas curiosidades pueden enturbiar un proceso al que se someten la mayor parte de los países y sus gobiernos para salvar a sus compatriotas rehenes de bandas terroristas en el extranjero. Más vale no preguntar. ¿Para qué? JOSÉ CAVERO

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