miércoles, 2 de julio de 2014

Pocos se lo creen El problema de las propuestas que lanza el PP es de credibilidad. Ahora mismo, siguen planteándose los restantes grupos políticos hasta dónde querrá llegar, si quiere llegar a parte alguno, con sus vagas propuestas sobre regeneración de la democracia, lanzadas el domingo y pospuestas para septiembre el martes. Rajoy y Cospedal se encargaron de lanzar esas propuestas, con escasa novedad y menor audacia: Que gobierne el alcalde de la lista más votada, que disminuya el número de aforados, de ayuntamientos, de diputados, de concejales… Todo eso es escasa novedad. Si repasamos el primer discurso de Rajoy apenas llegó a la Moncloa, ya venían estas y otras parecidos planteamientos, que se han ido olvidando con el paso del tiempo. Creo recordar que ya había en aquella intervención un cálculo del número de concejales que desaparecerían. No sólo ha sido de ese modo, sino que a la propuesta de que desaparecieran alas Diputaciones provinciales, que planteó el PSOE, el PP replicó dándoles mayor fuerza y presupuesto, todavía sin saber para qué sirven, qué utilidad se quiere que tengan, o si se pretenden repetir los Casos Baltar padre e hijo… En esa regeneración democrática que Rajoy y Cospedal nos anuncian ahora aparecen las leyes anticorrupción. ¿Alguna vez veremos a un presidente del Gobierno en comisaría para declarar por una campaña electoral presuntamente fraudulenta, efectuada con dineros de unas trama ilegal? Pues, eso sería regeneración democrática, y lo demás son pamplinas. Tenemos la abundante sospecha de que el PP realizó unas cuantas campañas electorales auxiliada con los Fondos Gurtel, y por ello, estaría seriamente en duda la validez de una campaña efectuada con juego sucio y dinero también sucio. ¿Y qué? ¿Alguien lo reconocerá, siquiera, alguna vez, alguien pedirá disculpas por esos modos de actuación? Con toda certeza, no. Ni sabremos cuánto dinero negro percibió el propio Rajoy de las cuentas B del dinero del PP y de Bárcenas y de sus antecesores ene. cargo, desde Naseiro… Lo cierto y verdad es que escasa validez y credibilidad tienen las propuestas que Rajoy ya encomendado poner en marcha a Cospedal. ¿Por qué esta vez a Cospedal, si la vez a terror las encargó llevar a cabo a Santamaría? ¿Por que con la vicepresidenta fueron papel mojado, y ahora comprobará que también lo son con la secretaria general? Eso sí, algún día tendremos que reconocer que los recortes y tijeretazos datos a las cuentas del Estado en unas cuantas materias –educación, sanidad, cuidados sociales como la dependencia- eran inevitables y bienvenidos. Se trataba de que la mayor parte de la administración pública sobreviviera, aunque fuera con la terrible poda dada al resto de departamentos y servicios. Ahora nos cuentan que el Sistema Nacional de Salud, o sea, la Sanidad Pública, tiene hoy casi treinta mil funcionarios menos que hace dos años. Por fortuna, a la Sanidad Pública, que se sepa, no la ha corrompido el síndrome del tribunal de Cuentas, y no se ha ido llenando de familiares de familiares, eso sí, todos ellos con oposición… Sencillamente, los recortes sanitarios han significado un ahorro de 7.200 millones, y los mencionados 28.500 funcionarios-empleados. Y eso que la privatización de tales servicios quedó truncada por los tribunales, que de otro modo, otras serían las cuentas… Posiblemente para encarecer sus costes. Podemos, la agrupación política de Pablo Iglesias, tuvo ayer otro día de gloria, esta vez en el Parlamento europeo, donde se estrenaba su líder. Iglesias insistió en sus ataques a la casta política, de la que él forma parte, o formará pronto. Apenas se acomodo a las prácticas que se vienen conociendo, a los generosísimos sueldos de los que se benefician sus ilustrísimas y a otras amabilidades con los que se rinde pleitesía a nuestros representantes en Estrasburgo-Bruselas. Por cierto, ayer se supo que el expresidente murciano, Valcarcel, ha venido a sustituir como vicepresidente -uno de los 14- de la Eurocámara, a Alejo Vidal Cuadras. Y se supone que habrá heredado su misma retribución, en torno a los dos millones de euros por mes… JOSÉ CAVERO

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