Sánchez y Madina, casi empatados Finalmente, los candidatos a la secretaría general del PSOE copan los primeros lugares y aspectos de la actualidad, en este primer fin de semana de julio. Marina y Sánchez o Sánchez y Madina, aparecen bastante igualados, según las encuestas, después del claro triunfo de Sánchez sobre sus rivales en materia de avales y avalistas. Con otra coincidencia general: Ninguno de los dos termina de entusiasmar, ni mucho menos. Serían, en todo caso, candidatos para salir del paso y sólo una sorpresa en el vencedor lo podría hacer irrebatibles. Sánchez es el que más sorpresas viene deparando, tras su descubrimiento. Madina tenía un mayor nivel de conocimiento público. Sánchez llama la atención porque parece tener más elaborado un plan de actuación, un programa de gobierno. Sánchez se propone ser quien consiga la jubilación de Mariano Rajoy en la política, que no es escasa meta ni poca cosa. Otra cosa es cuándo podría conseguir tal cosa: si para 2016 o tal vez más adelante… Señalan las encuestas que Sánchez sube en valoración a medida que avanza la campaña, aunque todavía ninguno de los candidatos obtiene la mayoría absoluta de los votantes. Y por detrás, el tercer hombre, Pérez Tapias, lejos de las preferencias de los votantes, y que añade al desconocimiento mayoritario la parquedad de sus mensajes. Por cierto, que este último ya ha dicho que no aspira ala presidencia del Ejecutivo. Se admite que los otros dos, Sánchez y Medina, tienen como primer propósito la consecución de la secretaría PSOE y de la presidencia del Gobierno, al mismo tiempo. Es decir, que harán coincidir los propósitos del Congreso del partido y el de las primarias también anunciadas. No aspiran a ninguna clase de reparto, salvo la oferta de Sánchez readmitir a Madina, en caso de victoria, en su equipo de dirección del partido… Probablemente Josep Borrell, quien en su día participó y venció en unas elecciones primarias frente a Almunia, representa bien el parecer de la mayor parte de los militantes: Sánchez y Madina, dice, no tienen un perfil ideológico propio e identificable. Sin duda, se han perdido puntos con relación a los primeros candidatos que se dieron de baja voluntariamente: El propio Rubalcaba, Susana Díaz, Patxi López… Y en cuanto a los adversarios, ya ha sido posible advertir cómo tratan de minusvalorar la elección lo antes posible. Sánchez Camacho señala que los socialistas están entretenidos en elegir “a otro Zapatero, que el país no necesita”… Claro que tampoco Rajoy se libra de ataques: el diputado de IU Alberto Garzón recuerda que él tenía un año cuando Rajoy entró en el Congreso… Por lo demás, estepa´çis nuestro y de nuestras desdichas nunca deja de sorprendernos con el nivel de sus corrupciones y corruptelas. Se sabe hoy, como cuenta El País, que el jefe de mantenimiento del ayuntamiento de Valladolid desvió durante una década fondos públicos a empresas propias y de familiares: Hasta 1.324conytratros menores aparecen ligados a sus trece sociedades. Con el dato curioso de que estas compañías del tal Luis Alberto Samaniego, catorce años en su cargo, a las órdenes del alcalde Javier León de la Riva, llegaba a cobrar hasta mil euros por colocar un felpudo. Por colocar una placa, 957 euros, y así sucesivamente… Todo un dechado de imaginación al servicio de las cuentas y el interés particular, con dinero público. El alcalde ya se ha excusado: Yo no traje a ese hombre al ayuntamiento, dice. Pero lo mantuvo una decena de años…, y no se enteró de sus tretas y negocios mil… Los sucesos de Estepa, donde unos cuantos vecinos arremetieron contra un grupo de gitanos a quienes atribuyen el robo de enseres domésticos, es un ejemplo visible y dramático del “ojo por ojo” y de la tomarse la justicia por su mano. “Los chorizos”, que es como de nomina a los gitanos presuntamente causantes de los robos, han visto quemadas sus casas por esta “revuelta” de ciudadanos. Algo parecido se viene produciendo entre israelíes y palestinos, a cuenta, de una parte, de tres muchachos secuestrados y muertos, de un lado, y de otro lado, de un joven quemado vivo. Y veremos cómo acaba esta guerra popular a la que las autoridades israelíes ponen escasos, o nulos, frenos, siquiera verbales… JOSÉ CAVERO