miércoles, 25 de febrero de 2015

El debate de los dos ausentes A este debate último de la legislatura, como a la mayor parte de los anteriores, le sobró la mayor parte, en la que poco o nada se jugaba. Pero fue interesante seguirlo en su totalidad y con detalle, para observar de conjunto el panorama de la Nación política. Claro que la voz cantante la tuvieron los dos tenores Rajoy y Sánchez, y que fue notable el desasosiego que el primero registró tras la intervención del segundo. Y la pérdida de papeles del señor de las tablas, don Mariano, que llegó a incluso a despachar a su subalterno con un intempestivo y maleducado “Váyase y no vuelva por aquí”, como si tuviera el derecho de pernada de los antiguos señores de soga y horca. A Rajoy le falta humildad a raudales, y entender que las cosas están cambiando. Le falta un sentido democrático que lo hace extraordinariamente vulnerable y vomitivo. Es evidente que no le gustó Pedro Sánchez, y que tampoco le gustaron Garzón y mucho menos Rosa Diez. Pues, resígnese y combátalos con sus mismas armas, la educación y el puro y democrático debate democrático. Y, por supuesto, en este debate hubo, paradójicamente, dos ausencias muy presentes, las de Podemos y algo menos, Ciudadanos. Se empieza a comprobar que las cosas ya están cambiando, aunque no complazcan a todos por igual. Y si con Sánchez Rajoy estuvo especialmente maleducado y grosero, con la líder de UPyD volvió a estar –porque ya es un clásico el disentimiento en fondo y formas-, grosero e inadmisible. Rajoy hace amigos por doquier… Por supuesto, que Rajoy sigue teniendo afines y aliados incuestionables, particularmente en sus propias filas. Rafael Hernando es un palmero que repite el mensaje del señorito cada vez que tiene ante sí un micrófono. No tiene opinión propia, pero es capaz de repetir docenas de veces el mensaje que le encomiendan. Y de asumirlo como si fuera de creación propia. Es un auténtico portavoz, repetitivo hasta hartar. Pero más vale eso que sus aportaciones propias, casi siempre fuera de tono y desabridas. Como él mismo… En fin, que el debate transcurrió con más bríos y mala leche de los que cabía esperar. Se nota que las urnas se aproximan, y que nadie quiere ser ajeno a esas demostraciones de fuerza en el comienzo de un tiempo nuevo en el que muchas cosas pueden empezar a cambiar, profundamente o menos. Pero ya hay signos de que las cosas están cambiando, y mucho más pueden empezar a cambiar ¿No ven “crecida”., es un decir, a la vicepresidenta? Los aplausos a Rajoy los recibe como si se le dedicaran a ella misma. ¿Se prepara para la candidatura a la alcaldía de Madrid? No es probable que Rajoy se desprenda de su complemento natural, salvo que pudiera empezar a ver que pierde sus feudos tradicionales por la apuesta que hacen las demás opciones. El clima está comenzando a cambiar, y aún estamos por ver muchas novedades, previsibles unas y sorprendentes las demás. En cuanto a los ausentes del debate, parece que nadie quiere ayudarles, pero ya resulta inevitable hacer referencia a ellos, particularmente a Podemos y sus alternativas, todavía apenas conocidas o en trance de revisión. En realidad, nadie sabe prácticamente nada de los planes y proyectos de nadie. Rajoy tuvo la humorada de repetir compromisos que ya ha esbozado en media docena de ocasiones, como si fueran novedosos. ¿Nade le dice que se repite como el ajo o la cebolla? Pues, parece que no… Y también deberían revisarle sus cifras macroeconómicas, en particular sobre si ha logrado reducir o incrementar el número de parados. ¿Hay quién sepa de esas magnitudes, y quién trata de engañar a quién? ¿Suben o bajan los parados, suben o bajan los cotizantes, es creíble su estimación e lo puestos de trabajo que pretende crear en un tiempo corto, medio o largo? ¿Nos confunden, o directamente nos engañan? JOSÉ CAVERO

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