lunes, 30 de marzo de 2015

Política se comunicación Desde siempre, los responsables políticos, sobre todo cuando las cosas no van como quisieran, hallan un culpable o chivo expiatorio en la política de comunicación. Recordarán, acaso, a Felipe González, señalando la política de comunicación de Eduardo Sotillos. Pues ahora mismo, con Mariano Rajoy, sucede algo parecido: Y lo expresaron los miembros de la dirección del del PP tras el primer análisis de o resultados de las elecciones andaluzas: No han llegado al ciudadanos los mensajes que les estamos remitiendo. Hacemos cosas, pero no terminan de ser conocidas por el ciudadano… ¿Es eso cierto? Probablemente, sólo parcialmente. El PP lleva tratando de explicar el éxito de sus políticas desde hace un año, pero el ciudadanos sí se entera de esos mensajes, pero no tiene información directa de que esas mejorías que el PP da por producidas. Sencillamente, no advierte esa mejoría que Rajoy y algunos de sus ministros predican como un hecho comprobado y manifiesto… Por lo demás, en la dirección de os partidos existen ya un cierto nerviosismo por iniciar unas campañas electorales que, municipales y autonómicas en trece comunidades, han llegado abruptamente, con el prólogo de las andaluzas, y que a algunas fuerzas han pillado desprevenidas. No hay más que ver el nerviosismo que se viene produciendo en la Izquierda Unida madrileña, donde se han sucedido los candidatos tachados por alguna superioridad que no coincide con las bases, o vaya usted a saber por qué. Otros conflictos, como el de UPyD han tenido mayor vistosidad. De momento, ha quedado aplazada su solución, y pendiente de los resultados que la fuerza de Rosa Díez obtendrá en mayo en las urnas. Pero, hoy por hoy, son muchos los que piden su retirada, o incluso el cierre total de estas siglas a las que, repentinamente, se ha visto sin solución de continuidad y sin futuro. En este caso, no sucede como con Ciudadanos, a quienes el PP querría ver incorporados o adheridos. Rajoy, por el contrario, y Rosa Díez, se han manifestado muy abiertamente como enemigos irreconciliables, en el fondo y en la forma de sus correspondientes discursos durante toda la legislatura que concluye… En cuando a esa legislatura que concluye, está viendo convertidas en leyes muchos de los proyectos más duros y severos;: la ley mordaza, la cadena perpetua revisable, que dieron tanto que hablar. Muchas de estas leyes ahora aprobadas podrían tener muy escasa duración en la vigencia si se cumpliera el propósito de quienes lo rechazan, pero chocan contra la mayoría absoluta del PP: Todos querrían ver derogadas esas leyes que van abiertamente contra el clima de la Constitución. No abren puertas a una mayor participación ciudadana, sino que cohíben e impiden toda suerte de manifestación ciudadana o la sancionan de manera contundente. Es buena medida, es una herencia del duro Fernández, pero también del derechista Gallardón, continuado por Catalán en nuestros días. Desde luego, no parece que Gallardón tenga muchos nostálgicos de su obra y trayectoria ministerial. Ni siquiera en el propio gabinete del que formó parte, que ha rectificado no pocos de sus planteamientos, empezando por la ley del divorcio y siguiendo por las leyes de tasas judiciales, sin olvidar las normas que se proponen renovar a los registradores de la propiedad y notarios. En cambio, el olvido se ha extendido sobre el propósito de eliminar la condición de aforados de la mayor parte de personas que hoy tienen y disfrutan de esta condición de privilegio. Se lo han pensado mejor y prefieren mantener las cosas como están… Ahora, precisamente, cuando deben elaborarse y “venderse” los programas y promesas electorales de cada sigla… JOSÉ CAVERO

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