miércoles, 29 de abril de 2015

Los calendarios en juego Ahora toca debatir sobre los calendarios electorales previstos, a saber, autonómicas y municipales el 24 de mayo, autonómicas catalanas en septiembre y generales en noviembre. Estas dos últimas no parece que tengan ya fecha definitiva y perfectamente fijada. Más bien podrían variar en función de las anteriores, autonómicas y municipales, en las que casi todo está en juego. Sobre todo, la distribución del poder, hoy por hoy parece que sumamente difícil de `predecir o pronosticar, tras la irrupción en la vida pública de dos elementos nuevos o renovados, Ciudadanos, que opera en Cataluña desde hace ocho años, y Podemos, que se estrenó en las europeas. En primer lugar, la sorpresa que suscita un partido que venía siendo un “don nadie” en Cataluña, y que está registrando un auge espectacular e insólito, todavía no se sabe bien por qué o por quién. Salvo que Albert Rivera tenga la virtud de reunir en su persona y proyecto lo que se dio en llamar “el final del bipartidismo”. Rivera parece que está sabiendo, en primer lugar, reunir las fuerzas que va dejando descolgadas el grupo de Rosa Díez, gran desastre político de nuestro tiempo, según todos los indicios. Rivera, por lo demás, no ha dado a conocer, hasta la fecha, su programa, salvo algunos retazos o anticipos con la firma de algún relevante economista, y tampoco parece que disponga de cuadros como para poder atender todos los frentes electorales abiertos. ¿De dónde le viene la fuerza y el impulso? Según todos los indicios, Ciudadanos vendría a recoger el voto moderado de muchos descontentos del PP de Rajoy-Rato-Bárcenas-Montoro y otros conflictivos personajes que han venido mandando en la legislatura que finaliza, y que no han podido lograr su gran propósito de hacernos creer que la crisis estaba ya superada, y que la recuperación estaba servida y empezaba a beneficiar a los perjudicados de los siete u ocho años de decadencia. Rajoy y su grupo empezaron a vender esa eventual victoria sobre el ciclo y la coyuntura hace un par de años, pero el personal no termina de enterarse…, porque no la ve en su propia vida ni alrededores. Pues bien, Ciudadanos viene a representar un proyecto moderado, serio y responsable, pero no se sabe bien con qué mimbres. Es cuestión de fe, de mucha fe. Ciudadanos, asimismo, viene a contrarrestar la fuerza con la que irrumpió Podemos, que pretendía situarse como primer grupo político del país sin experiencia y con el dudoso liderazgo de cuatro profesores universitarios “con respuestas para todo”. Podemos se ha ido desinflando, y no sabemos aún cuándo más lo hará hasta las siguientes elecciones. Tiene un liderazgo sumamente frágil, seguimos sin conocer el programa que pretenden implantar y con el que debieran atraer a sus votantes. Pero, de entrada, el miedo que suscitaron algunos de sus planteamientos, la probable connivencia con el régimen castrista de Venezuela y algunas torpezas de sus líderes –Monedero, Errejón-, han arrojado sobre ellos muchos cántaros de agua helada. Tampoco le han favorecido las trifulcas que ha originado su colaboración, muy a menudo fallida, con IU, aunque eso ha podido cooperar en la escasa claridad de su imagen de “izquierda pero tal vez menos…” ¿Cuánto tiene de izquierdista y de antisistema Podemos? Esa es la incógnita que aún no está resuelta, y a la que deben de ayudar los puntos de su programa en elaboración. Pues bien, así las cosas, es evidente que el PP sufre los efectos de sus descomunales recortes, y el PSOE sufre el efecto de su descoloque y de un liderazgo que no termina de consolidarse. O peor aún, que tiene una sombra andaluza, llamada Susana Díaz, que, desde la distancia, no colabora precisamente en la consolidación de Pedro Sánchez. Parece evidente que al PP le toca perder, y mucho, en estas elecciones que vienen. Y que es probable que el PSOE se vea beneficiado por probables pactos con alguno de los emergentes, pero no se sabe aún si con Podemos o con Ciudadanos. Después de todo, y paradójicamente, la pelea se produce ahora entre estas dos fuerzas, la de Rivera y la de Pablo Iglesias. Quién iba a decir, que la pelea se iba a producir entre ellas dos, y que de ellos dos depende el resultado último de las elecciones que vienen –de las tres en perspectiva… JOSÉ CAVERO

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