viernes, 1 de mayo de 2015

Monedero, y Abadillo, se fueron Está siendo la noticia política del momento. Uno de los tres fundadores de Podemos, con Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, deja la formación y da un portazo a su salida, señalando que Podemos ya es lo que más odiaba: Forma parte de la casta, como cualquier otro de los viejos partidos “de la tribu”. Monedero, en realidad, es conflictivo y controvertido desde el primer momento en que Podemos llega a una cierta publicidad y conocimiento público. Estalla muy pronto la cuestión de sus relaciones comerciales con la Venezuela de Chaves-Maduro, y os cobros percibidos de estos revolucionarios procastristas por determinados servicios de asesoramiento. Monedero se ve obligado a declarar al fisco todo lo percibido y a hacer una declaración paralela para ponerse a bien con una Hacienda cuyo jefe, Cristóbal Montoro, ya lo estaba poniendo en la lista negra de prófugos de la ley. Luego se dan a conocer sus cuentas privadas, y llama la atención su importante capital personal. Luego, el desarrollo del partido en un momento crucial, con la designación de los primeros candidatos a las autonómicas y municipales, y el debate sobre el programa que se dispone a hacer público Podemos. Parece que también en este punto hubo discrepancias abiertas tanto con Iglesias como con Errejón, los otros dos “padres fundadores” de la formación. Lo cierto es que en los últimos días, ya había anunciado que probablemente no figuraría en las listas de candidatos a diputado en el Congreso de Madrid. Y finalmente, ha anunciado, en medio de severas críticas a la que ya considera “casta”, su Partido, que prefería alejarse de la formación en cuyo nacimiento y primer desarrollo ha cooperado decisivamente. De manera que “ya sólo quedan dos”, como ene. cuento de los Diez Negritos. Sólo Iglesias y Errejón, este segundo también “tocado”, tiznado o rozado por el caso de su beca en la Universidad de Málaga, que hubo de devolver por incumplimiento de las condiciones de las que disfrutaba. De manera que sólo Pablo Iglesias parece incólume y fuera del alcance de las críticas: es un profesor que se dio a conocer en varias tertulias televisivas, esencial y paradójicamente en la fase final de Intereconomía Pues bien, parece muy escaso el caudal político con el que trata de desarrollarse un partido que nacía para ganar, para imponer su voluntad y arrebatar el cuelo si alguien se oponía a esa conquista. Curiosamente, lleva una trayectoria muy distinta el otro de los partidos considerados “emergentes”, Ciudadanos. También dispone de un escasísimo núcleo de padres fundadores, básicamente todo se centra en Albert Rivera, `personaje que lleva ocho años como diputado de su propio partido en la Cámara legislativa catalana, enfrentado, esencialmente, a las tesis independentistas de Artur Mas, pero tampoco coincidente con las tesis de la delegada del PP en Cataluña, Alicia Sánchez Camacho. Rivera y sus Ciudadanos llegó al conocimiento masivo cuando se ofreció a llegar a un entendimiento de colaboración con la formación de Rosa Díez, y ésta se negó de manera rotunda y reiterada. Desde entonces, Ciudadanos ha ido trepando escalones, y UPyD los lleva descendiendo, parece que irreparablemente. Así las cosas, la marcha de Monedero cabe suponer que vendrá a suponer una especie de refundación de Podemos. Parece lógico que en el momento fundacional de un partido lleguen a producirse tensiones de gran envergadura que fuercen la ruptura y el replanteamiento de casi todas las bases de nacimiento del grupo. Probablemente es el momento de que Iglesias, número uno indiscutible e indiscutido del grupo, se replantee el futuro, porque ya están decayendo muchos de los propósitos que se llegaron a plantear en los primeros tiempos. La realidad ha chocado con la utopía y se ha hecho imprescindible atenerse a lo que hay y lo que se quiere cambiar, y sobre todo, al punto en que juna cosa y la otra tienen que conjugarse… La otra noticia del momento es periodística: Es la destitución del director de El Mundo, Casimiro García Abadillo, sucesor, a su vez, de Pedro J. Ramírez. Abadillo en los pocos meses de su dirección ha tratado de consolidar su propia posición y la del diario, pero ah defraudado en ambas. No quiere decir que el empresarios haya acertado con un sucesor traído de Asia y que habrá de dedicarse a hacer El Mundo cada vez más pegado a Internet. Pero la tarea que se le encomienda parece imposible de lograr… JOSÉ CAVERO

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