martes, 21 de abril de 2015

Violencia en las aulas Siempre hay que recurrir al no-ejemplo americano, cuando se trata de hacer un paralelo y una aproximación a los sucesos de escolares que protagonizan actos de violencia en las aulas. El caso que se produjo en la mañana de este lunes en Barcelona nos ha llevado a las tragedias más penosas de colegios norteamericanos, en las que se ha derramado mucha grande durante años. Siempre se recuerda que en EEUU hay una ventaja para los chavales: las armas están en cada hogar, y los chavales se acostumbran pronto a su utilización. En el caso de España, no suele darse ese caso, aunque sí la violencia en las aulas, con ataques frecuentes, en los últimos años, contra el profesorado, muy a menudo con la participación de los padres, que casi siempre toman partido por el hijo… Esta vez, en Barcelona, se ha superado la barrera, y el brote psicótico de un chaval ha reconducido a esos penosísimos ejemplos norteamericanos, aunque por fortuna, en dimensiones aún muy menores. Es el caso de disparos a algunos compañeros y algunos profesores. Lamentablemente, hay que anotar un profesor muerto, pero nada más… Eso sí, a continuación hay que aguantar las lecciones morales de algunos pelmazos, que se hartan de decirnos que la violencia está por doquier, que la programación televisiva está repleta de acciones violentas, y que de la pérdida de valores familiares se llega a estas situaciones. Pues, no hay tal: un brote psicótico de un chaval o de un adulto, se puede producir en cualquier parte y hora, y no lo desencadenan las programaciones televisivas ni la pérdida de valores en la familia. Sencillamente, sucede, y las revisiones psiquiátricas debieran estar más al cabo de la calle… Mientras tanto, se sigue produciendo el caso Rato. ¿Se ha dicho ya todo? Salvo que nos fatan muchos datos comprobados para poder llegar a conclusiones ciertas. Y que sigue sin haber acuerdo sobre si se ha actuado debidamente: la iniciativa la tuvo la agencia tributaria, y su fiscal, pero a partir de ahí, el caso debió trasladarse de inmediato a las autoridades judiciales propiamente dichas, y no querer resolverlo todo entre agentes fiscales. Ahora sí, el caso se ha trasladado ya a la Audiencia nacional, y el juez determinará si es un caso que se pueda añadir a los ya abiertos `para procesar a don Rodrigo: las tarjetas black, la quiebra de Caja Madrid, la salida a bolsa sin cumplirse todos los requisitos imprescindibles… Alguien parece que tenía una prisa insuperable por tener el protagonismo en esta actuación. De momento, la estrella del episodio es el agente que coloca su mano en el cuello y cogote de Rato para que no se golpee contra el marco superior de la puerta del vehículo. ¿Hizo bien con esta protección o se propasó en sus facultades? Pues ese parece ser el gran debate nacional. Si estuvo o no atinado con esa protección al exvicepresidente, exgerente del FMI, y ex presidente de Bankia, don Rodrigo. Por cierto, que Rato, como cualquier vicepresidente, dispone y goza de cuatro escoltas permanente y coche oficial. ¿No es hora ya de que vayan cesando estas medidas espectaculares en tiempos en los que se ha recortado en todo y con todos? Parece que los privilegios acompañan hasta la puerta de la prisión a los más chulos del lugar… Y mientras tanto, parece evidente que no cala la idea de Rajoy de que dejamos atrás la crisis y estamos en franca recuperación. Ni el FMI se lo cree, don Mariano. Y mira que lleva usted meses y años predicando esa fábula. Pero no cuela, ni tampoco la creación masiva de puestos de trabajo “preSentables”, o sea, no precarios. Pues, no. Nos advierten que hasta dentro de un par de años no habrá tal recuperación comprobable, de manera que la mejoría no llega para esta convocatoria electoral. Ya veremos si lo hemos comprobado en la siguiente… Y de programas, ¿qué? Pues lo mínimo. Alguna propuesta coyuntural en algún mitin, y pare usted de contar. Eso sí, impresiones: Podemos ha moderado sus planes y propuestas, Ciudadanos es cada vez más alternativa al PP, y el PSOE se esfuerza por estar en el pelotón de cabeza, y no siempre lo consigue por gracia de los “emergente” de Iglesias y Rivera… JOSÉ CAVERO

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