domingo, 27 de diciembre de 2009

CRÍTICAS AL DISCURSO DEL REY, LOS LIDERAZGO DE ZAPATERO, RAJOY Y DIAZ FERRÁN,. LA AUDIENCIA DEL MENSAJE REAL

CUATRO ASUNTOS DE FIN DE AÑO.- Llegamos al final del complicado 2009 con cuatro asuntos de la actualidad política bien destacados: Me refiero a discurso del Rey, y a los liderazgos de José Luis Rodríguez Zapatero, de Mariano Rajoy y de Gerardo Díaz Ferrán.

EL DISCURSO DEL REY.- En primer lugar, por sus contenidos, el discurso navideño de este año no ha podido pasar inadvertido a buena parte de la clase política, entre otras cosas, porque esa misma “clase” no tiene otra cosa quehacer, tras haber dejado aprobados los presupuestos, la ley del divorcio y la financiación autonómica, entre otras cuentas normas legislativas de relieve. El discurso ha parecido a más de uno “demasiado gubernamental”, como lo ha definido el diario El Mundo en un editorial. ¿Era menos gubernamental otros años? No ha sido, ni mucho menos, la única crítica cosechada en el mismo sentido. La Gaceta también ha llamado la atención sobre el hecho de que el Rey exigiera en público el pacto con el que fracasó en privado, en referencia al acuerdo que el PP no quiso que se lograra en la conferencia de presidentes autonómicos. Cabe recordar que el Rey y el Príncipe estuvieron presentes en esa conferencia, y que el jefe del Gobierno aceptó incorporar en el documento final que propuso a los presidentes autonómicos, el 80 por 100 de lo que los populares habían propuesto. Pero el afán partidista pudo más, y como bien explicó Esperanza Aguirre, “no vanos a darle bazas al Gobierno socialista”… En el mismo sentido intervinieron el gallego Feijoo y el riojano Sanz, como los más beligerantes.
Pero, volvieron a la cuestión central: ¿Este discurso del Rey ha sido más gubernamental que otros? Cabe recordar que el Rey no entra en política, y que de los contenidos de sus discursos debe responsabilizarse el gobierno de turno. Así no determina la Constitución vigente. El Rey es probable que tenga sus propios “escritores de discursos”, pero en todo caso, deberán atenerse a los criterios del Gobierno. Y no deja de ser sorprendente, y ridícula, la crítica formulada desde un diario, que sostuvo que “don Juan Carlos utilizó expresiones habituales de Zapatero como economía sostenible y terrorismo internacional”. ¡Grandísimos inventos terminológicos del presidente!

EL INQUILINO DE LA MONCLOA.- Este final de año, que nos acerca ya, claro está, a las elecciones generales de 2012, también ha mostrado la impaciencia de quienes querrían que el salvo a la Moncloa se produjera sin más espera. Para estos impacientes, PP y alineados, es obvio que “Zapatero es el problema”. Zapatero, o quien pudiera sucederle, claro. Porque ésa es la otra novedad del momento: lanzar la hipótesis de que Zapatero “pudiera irse” al cabo de ocho años de jefatura del Gobierno. En realidad, Zapatero no ha hecho el menor gesto en ese sentido, y en el propio PSOE no se apuesta, en absoluto, por esa teoría especulativa. ¿Para ser sustituido por José Bono, por José Blanco, por Pérez Rubalcaba, por Carme Chacó, por Leire Pajín, por Patxi López? Todas y cada una de estas eventualidades teóricas resultan escasamente creíbles, y más parece que Zapatero procurará remontar el vuelote la economía y merecer el voto de los españoles en marzo de 2012…

EL LIDERAZGO DE RAJOY.- El segundo liderazgo, éste siempre en entredicho, es el de Rajoy. Las encuestas insisten en la factura que los españoles hacen pagar al Gobierno por causa de la crisis, pero no apuntan mejoría en las cuestas del líder de la principal fuerza opositora. Por si fuera poco, su antecesor, Aznar, sigue reprochándole el modo de oponerse que Rajoy practica. Lo querría más severo, más implacable, más contundente…
Pero cabe suponer que también debiera ser una oposición más razonada y razonable, no el ya clásico “qué dice el gobierno, que yo me opongo”, que practica el PP. Recientemente, el PP se opuso a la nueva financiación autonómica, y sus autonomías la aceptaron; se opuso al pacto de los presidentes autonómicos, y nos dejó sin un acuerdo que habría servido para controlar la mitad del gasto público de todo el Estado, se opuso a la solución del Caso Alakrana, a la solución del Caso Haidar… Reparemos en este último asunto: Rajoy y Cospedal argumentaron que esa “factura” –la vida de Haidar- la pagarían los agricultores españoles a Marruecos en forma de un benévolo acuerdo agrario CE-Marruecos. La ignorancia, o la mala intención, de la dirección del PP la descubría el mismísimo Pedro Barato, días más tarde: Primero, porque el acuerdo CE-Marruecos se viene negociando y firmando cada año desde hace muchos, y mejora de un año para otro. En segundo lugar, porque el 21 por 100 de los tomateros “marroquíes” son los mismos tomateros españoles de Almería, Huelva y Canarias…

EL LÍDER DE LA PATRONAL.- Y para terminar, el tercer liderazgo, el del presidente de la patronal, Díaz Ferrán, más en entredicho que cualquier otro, y cuya dimisión reclaman cada día más voces. ¿Éste es el personaje honrado y digno de imitación que quieren los empresarios como modelo? Un individuo que dejó de pagar a la Seguridad Social, a sus trabajadores, que defraudó a Caja Madrid y al banco alemán que le concedió créditos, que no quiso atender a sus clientes con billete, -que los transporte el Estado, se dijo- y a quienes despreció con su insólita y escandalosa frase “yo nunca hubiera elegido Air Comet para viajar”…?

LA CRÍTICA DE EL MUNDO.- Una cosa es que el discurso del monarca tenga que ser conocido y aprobado por el Gobierno, como establece la Constitución, y otra que el Gobierno aproveche el discurso real para refrendar sus políticas. No creemos que esto haya sucedido al cien por cien, pero parecía en algunos pasajes que el Rey no hablaba en primera persona en su alocución navideña sino que leía un discurso redactado por el Ejecutivo. Hay párrafos en el mensaje real que resultan calcados de la terminología habitual de Zapatero como cuando Don Juan Carlos afirmó que «hay que redoblar los esfuerzos para que España vuelva a crecer y crear empleo (...) de forma sostenible». Este concepto de «sostenibilidad» es uno de los eslóganes habituales del Gobierno. Es un cliché de la izquierda -inicialmente vinculado a la defensa del medio ambiente- que, a base de ser utilizado para todo, ha terminado no significando nada, una cortina de humo para ocultar la orfandad de respuestas al desempleo creciente. Igual se puede decir de la mención al «terrorismo internacional», una alusión genérica que ignora el islamismo radical de los secuestradores de los cooperantes y a nada compromete. En el mismo sentido, el monarca valoró positivamente «las medidas a escala internacional, europea y nacional para detener la crisis», una equiparación un tanto injusta en la medida que no todos han hecho las mismas aportaciones para combatir la recesión. Zapatero está, desde luego, en los últimos puestos del pelotón.

PACTO EN MATERIA DE EDUCACIÓN.- Igual sucede cuando el Rey se refirió a «la urgencia» de «un gran acuerdo nacional en materia de educación». Son términos calcados a los utilizados por Zapatero y Gabilondo, su ministro de Educación. El planteamiento es injusto o al menos descompensado, puesto que lo primero que hizo el Gobierno socialista en 2004 fue derogar la ley de educación aprobada por el PP. Ahora Zapatero carece de autoridad moral para decir que «urge» un pacto nacional de educación, sin entrar en la naturaleza de ese acuerdo y no debería hacerlo por boca del Rey precisamente este año. La parte más esperada del discurso en función de la próxima sentencia del TC llegó, sin duda, cuando el monarca subrayó que la Constitución «garantiza un amplio abanico de derechos y libertades y fundamenta una avanzada articulación de nuestra rica diversidad territorial», palabras que siguieron a una apelación al «entendimiento» entre todas las comunidades. Estas afirmaciones son ambiguas y pueden ser interpretadas de forma distinta, pero independentistas como Joan Puigcercós las entendieron como un llamamiento del Rey a convalidar la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña para evitar una ruptura de esta comunidad con el resto de España.

CONBFIANZA EN LAS INSTITUCIONES.- Don Juan Carlos habló también del deber de todos de «preservar la independencia de las instituciones en aras de la confianza que los ciudadanos tienen depositadas en ellas». Todo el mundo estaría de acuerdo con este aserto, pero lo que no está nada claro es a que se refería el Rey. ¿Quería criticar al PP por su denuncia de la inconstitucionalidad del Estatuto aprobado por el Parlament y el Congreso o, por el contrario, apuntaba al chantaje de los nacionalistas catalanes al Constitucional? La prueba de que el discurso no fue neutral es el contraste entre la fría acogida por parte del PP -aunque correcta y respetuosa- y el entusiasmo del PSOE, cuya dirigente Elena Valenciano afirmó que «es difícil hacer un diagnóstico más acertado y próximo». Parece como si se tratara de un elogio frente al espejo. Sería temerario asegurar que el Gobierno ha dictado el mensaje navideño del monarca, pero lo que sí parece evidente es que estaba demasiado imbuido de la parcialidad de Zapatero.

LA PEOR AUDIENCIA DEL DISCURSO.- Éxito, pero relativo. El mensaje de Navidad del rey, emitido por todas las cadenas nacionales, autonómicas y nuevos canales de Televisión Digital Terrestre (TDT), acaparó una audiencia total del 72% (7.979.000 telespectadores), según los datos de TNSofres difundidos ayer por Barlovento Comunicación. Un seguimiento altísimo, sin duda, pero que supone el peor registro desde 1998. Hace 11 años, el share global fue del 87,8%, según datos de Público. Desde entonces, la audiencia de los discursos del monarca ha descrito, en términos generales, una tendencia a la baja, con porcentajes más cerca del 80% que del 90%. Pero ha sido en 2009 cuando el descenso de las cifras se ha hecho más acusado: el 72% de este jueves se contrapone al 79,4% del 24 de diciembre de 2008. Otro número puede dar idea de la pérdida de fidelidad del mensaje de Juan Carlos I: este año ha sido el primero desde 1998 en el que el volumen de telespectadores es inferior a ocho millones. El listón siempre había estado situado por encima. En 2000, incluso, se llegó hasta los 9.140.000.

29 CADENAS.- En cuota de pantalla, el pico no se ha superado desde 1999, cuando tocó el 88,7%. Hasta 2003, último año del PP en el Gobierno, la media de share se situó en el 86,98%. Tras la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a la Moncloa, ha habido repuntes (en 2004 y 2007) y bajadas. La media en estos seis años se ha situado en el 81,03%. Ello se debe a la caída de 2008 (79,4% y 8.593.000 espectadores) y, sobre todo, 2009 (72%). Este jueves retransmitieron el mensaje del rey un total de 29 cadenas de televisión, frente a las 26 del año pasado. Entre ellas, debutó por vez primera el segundo canal de la televisión vasca. ETB2 fue la emisora más vista, con un espectacular 24,4% (103.000 espectadores). Aventajó a la segunda cadena en Euskadi, La 1 de TVE, en casi diez puntos (15,1% de share y 64.000 personas). ETB2, de hecho, se convirtió en la autonómica en la que más se vio la intervención del monarca. La siguió en la lista la televisión gallega (19,4%), Canal Sur (19%) y TV3 (15,5%).

LIDERAZGO DE TV-1.- Si se acude al total nacional, TVE-1 se alzó con el liderazgo indiscutible. Congregó a 2,7 millones de personas y una audiencia del 24,2%. Muy lejos quedaron Tele 5 (1.284.000 y 11,6%) y Antena 3 (10,9% y 1.204.000). La 1, según los datos de TNSofres, fue la cadena líder en todas las variables examinadas (edad, clase social, hábitat y ámbito geográfico), salvo en la franja de 4 a 12 años, donde venció Antena 3. También ha sido 2009 el año de mayor fragmentación de audiencia, justo por la creciente implantación de la TDT. El año pasado, en la franja horaria de emisión del mensaje del rey, el consumo de televisión digital alcanzó el 24%. El pasado jueves, subió hasta el 55,4%. Aun ayer colearon las reacciones. Joseba Egibar, presidente del PNV guipuzcoano, manifestó a Radio Euskadi que la figura del rey “está constitucionalmente recogida, pero a los efectos públicos es absolutamente irrelevante”. “No pertenezco al Reino de España –agregó–. Conectaría con Zarzuela y emitiría durante tres horas para que los vascos supieran quién es el rey y conocieran su pensamiento sobre muchas cosas”. En La Sexta, el lehendakari, Patxi López, enmarcó la emisión del mensaje del rey en la “normalidad”. “Lo que estamos haciendo es reconocer y prestigiar las instituciones de este país”, sostuvo.

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