GARZON, EL GRANDÍSIMO PREVARICADOR
La alarma es considerable: Con toda probabilidad, Garzón será juzgado por las escuchas de Gurtel antes de que los principales corruptos de la trama se sienten en el banquillo. Así lo dio a entender el ijuez instructor del Supremo, quien dictó este lunes el auto de apett8ura de juicio oral contra el magistrado de la Audiencia Nacional, a quien sentará en el banquillo de los acusados por los supuestos delitos continuados de prevaricación y de uso de artificios de escucha y grabación con violación de las garantías constitucionales, a los cabecillas de la trama Gurtel, considerado uno de los mayores casos de corrupción política de la historia de España, relacionado con dirigentes del PP, sobre todo valencianos y madrileños. Pero va a suceder lo inimaginable: que hay muchas más prisas en juzgar a Gar´zon que en juzgar a esos cabecillas y a sus “colaboradores necesarios” dirigentes del PP valenciano y madrileño. Por si faltaba algo en esta situación paradójica, y según pone de relieve una crónica de El País, esta resolución del Supremo llega muy oportunamente para el presidente valenciano Camps, cuando está a punto de determinarse si se procede a la apertura de juicio contra él. Tampoco pasa inadvertida la redacción de que se hace del auto de apertura del juez Barreiro: Prácticamente ofrece a la Sala una sentencia condenatoria prácticamente ya elaborada...
Hoy debe reunirse en sesión ordinaria la Comisión Permanente del Supremo, que podría acordar el preceptivo traslado del caso al fiscal para que se pronuncie sobre la suspensión del exjuez estrella. Precisamente, el auto del juez Jorge – Alberto Jorge Barreiro-, es probable que fuerce a la Fiscalía a tomar una decisión. Cabe recordar que la Fiscalía se ha venido resistiendo hasta la fecha a ejercer la acusación contra el juez Garzón, algo que, según asegura el cronista de El Mundo, “es visto con extrañeza en la Sala Penal”. . Pero, a la vista de los datos que emplea el juez Jorge, no resultará fácil que la Fiscalía siga mostrándose neutral o pasiva: Dice el su auto que Garzón, para obtener información de relevancia, accedió indebidamente a las conversaciones confidenciales que mantuvieron los internos con us abogados, un procedimiento con el que pretendía obtener datos reservados para favo0recer la investigación judicial. En efecto, de eso se han quejado los abogados de los máximos cabecillas de la trama: El juez conoció de este modo, y de primera mano, las estrategias de la defensa, y obtuvo datos confidenciales que los reclusos dieron a sus abogados. Cabe recordar a este repecto la argumentación que en su momento empleó el juez Garzón: con sus escuchas a los cabecillas recluidos pretendía obtener información sobre los fondos que éstos habían trasferidos a entidades bancarias del extranjero. Incluso el juez que sucedió a Garzón en la instrucción, el muy repetable juez Pedreira, hizo manifestaciones en defensa de la actuación de su antecesor en el caso... Se llegó a ver, o siquiera sospechar, connivencia de los abogados con sus defendidos en la comisión de delitos tales como la ocultación de los dineros “recaudados” con la trama Gurtel...
Se recuerda, además, el procedimiento que empleó Garzón: ordenó a la policía que instalase micrófonos en los locutorios destinados a las comunicaciones entre Correa, Pablo Crespo y Antoine Sánchez con sus correspondientes abogados. Y recogieron decenas de conversaciones “sobre estrategias de defensa”. Cuando Federico Trillo, desde su condición de “gran jefe jurídico del PP”, se hizo cargo de la estrategia de defensa de la trama y “fichó” a algunos de los abogados defensores, el escándalo estalló, forzando, en un primer momento, a que se eliminaran del sumario algunas de las pruebas conseguidas mediante la escucha de las conversaciones. Pero, como señala el juez del Supremo, para entonces “ya se había producido lesión del derecho fundamental de la defensa de manera irremediable”... Incluso entonces, viene a decir el instructor, cuando ya había sido denunciada la ilegalidad de sus prácticas, Garzón mantuvo las escuchas ilegales. Y de esa manera, obtuvo datos tan relevantes como los contenidos en el ya famoso “pendrive” del contable de las empresas de Correa, una poderosísima prueba de cargo...
Total, que Garzón será juzgado por presunta prevaricación, el delito más grave para un juez. Y se arriesga con ser sancionado por una pena de hasta veinte años de inhabilitación...
De todo el asunto, hoy llama la atención otro dato: González Pons dice sentir pena por la trayectoria final de un juez que hizo tantos mérfitos en la lucha contra ETA. Y Trillo declara a Expansión que el recurso de Garzón ante Estrasburgo “es huida del calamar. Ni es el momento procesal oportuno ni existe fundamento de fondo para plantearlo. Y si no o sabe, no debería haber sido juez nunca”.
Casi casi como la gran sentencia evangélica contra Judas: Mejor le sería no haber nacido...
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