jueves, 21 de abril de 2011

NNADIE PARECE LAMENTAR QUE LA CÁRCEL CAMBIE LA ACTITUD DE LOS ETARRAS

EL PP RECLAMA RESPONSABILIDADES AL JUEZ DE TROITIÑO
La diferencia sustancial entre el PP y el PSOE a la hora de reaccionar sobre la muy probable fuga del etarra Troitiño la expresaban con claridad el dirigente vasco Antonio Basagoiti, o la secretaria Cospedal, y el ministro Rubalcaba. Los dos primeros, reclamaron, de inmediato, responsabilidades, en un afán vengador y justiciero: El que mete la pata debe pagarlo, venían a decir, de manera coincidente, y sin duda, recordando el nombre del juez, Alfonso Guevara, en quien se reconcentran todas las responsabilidades del error o la interpretación de rebajar en media docena de años el tiempo “mínimo exigible” de privación de libertad. Por su parte, el ministro resultaba mucho más prudente, haciendo ver que se había tratado de un error o de una interpretación distinta en dos instancias judiciales. Las dos reacciones, con bastante probabilidad, reflejan a las claras la actitud de los unos y de los otros. Es evidente que nadie quiere en la calle a un etarra, pero unos y otros expresan de manera muy diferente ese malestar que les produce. Por cierto, coinciden ambas partes en el hecho, parece que esencial o fundamental, de se hayan olvidado de valorar, y supongo que de valorar, que tanto este etarra llamado Troitiño, después de 24 años de reclusión, como el otro puesto en libertad el mismo día que él, Gatza, tras cumplir una pena de cárcel de 31 años, se hayan mantenido en sus trece: ni una palabra de arrepentimiento o de anuncio de una nueva actitud. Por lo que cabe deducir que siguen siendo tan combativos e irredentos como cuando cometieron los crímenes que les llevaron a prisión. Que tantos años de privación de libertad no les han movido a recapacitar y reflexionar, eso es lo que debe parecernos grave, particularmente en momentos en los que la “doctrina oficial” insiste en proclamar que “estamos al final de la banda”, e incluso, que ETA ya ha sido derrotada, como afirmaba el lendakari Patxi López hace pocos días. Ojalá asistamos pronto a su final, y admitan que, medio siglo de “lucha armada” no les ha servido para nada. Pero cabe temer que pudiéramos asistir a una especie de final tramposo, como el que suele procurarnos ETA cuando proclama una tregua, y aprovecha ese tiempo para rearmarse, reorganizarse o fichar a nuevos elementos que den continuidad a su combate secesionista e independentista. Dicho de otro modo, estamos fracasando en lo fundamental, que es cambiar criterios y normas de conducta. Parece que, en efecto, hay etarras presos –eso nos han contado- que “pasan” de la banda, que se han mostrado dispuestos a incorporarse a una vida de ciudadanos corrientes, a la sociedad civil, incluso a partidos políticos que se responsabilicen de la buena marcha de gobiernos locales o escaños parlamentarios desde el juego democrático de mayorías y minorías. Parece que a esas asignaturas no se apuntan demasiados presos etarras, y eso es lo ciertamente preocupante, que tantos años de cárcel no hayan ablandado la siempre absurda sinrazón de matar o morir por la independencia de la Euskalherría que soñaron algunos insignes profetas…

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