jueves, 21 de julio de 2011

AL FINAL, SORPRENDIÓ A TODOS. DEJA EL GOVERN Y SE SENTARÁ EN EL BANQUILLO

LA SORPRENDENTE MARCHA, (Y MARCHA ATRÁS), DE CAMPS
No resulta sencillo entener, y tampoco explicar, qué pudo pasar por la cabeza de Camps, de Rajoy y de Trillo, que fueron los tres personajes que dieron, en la jornada de este miércoles, un vuelco total a los planes anteriormente trazados y conocidos. Hasta la tarde de ayer, se daba por hecha la solución propuesta por Trillo: Camps y sus socios alcanzados por el Caso Gurtel aceptaban las acusaciones del Juez Flors, y para evitar el banquillo, aceptaban pagar la correspondiente multa, aunque ello significara cargarse de anbtecedentes penales. Ese venía a ser la gran dificultad, ante la posibilidad de que al llamado Caso de los Trajes regalados, pudiera continuar, como parece previsible, el Caso de eventual financiación de actos del PP por los mismos empresarios utilizados por la trama Gurtel. En el caso de una segunda condera, ya no habría posibilidad de escapar a la sentencia de prisión...
Así las cosas, la gran dificultad la había planteado, durante toda la mañana del miércoles, convencer a Ricardo Costa de la conveniencia de que se sumara a los restantes acusados por el juez Flors, y aceptar la culpa para terminar con el caso. Y a primera hora de la tarde, se daba por hecho que Camps y sus compañeros del Caso anunciarían ese "final poco feliz" en el que reconocían haber cometido el delito de cohecho, al recibir los regalos de la trama Gurtel, pero, de ese modo, evitaban sentarse en el banquillo de los acusados, posiblemente en los meses en que se pedirán los votos para las elecciones generales. ¿Qué sucedió en las horas siguientes? Federico Trillo lo podria explicar con pelos y detalles, porque lo vivió en persona y en primera fila, pero ha preferido "salir por la tangente", y retar a los socialistas a actuar del modo que lo hizo Camps: Dimitiendo todos cuantos tienen alghuna presunción de culpa y de delito... Ésa podráser la explicación política, pero sin duda caben otras explicaciones. Por ejemplo, en varios periódicos se asegura que Rajoy forzó a Camps a dimitir, o que "Rajoy planchó a Camps", como dice textualmente un diario. Este es un caso político con desarrollo, final y conclusiones políticas, y resulta muy complicado tratar de racionalizarlo o de aplicarle argumentos "de razón". Lo cierto es que Camps prefería, en última instancia, regresar a su discurso "de siempre": "Soy inocente, nunca encontrarán nada porque no hay nada". Pero como la Justicia le aprieta, como lo viene haciendo, "me sacrifico por Rajoy". "Ofresco este sacrificio personal y político".. Y lo hace refugiado en las grandes palabras: "Dimito, en este instante, para que España tenga un presidente del PP que se llama Mariano Rajoy. Dejo la presidencia completamente inocente de las barbaridades que han dicho de mí.."
En realidad, los diarios aportan elementos que puerden ayudar a entender la situación y su, de momento, desenlace: Según La Gaceta, "una llamnada de Rajoy fue trascendental para el final". Y asegura que Camps tenía ya en mente dejar el puesto en caso de abrirse juicio oral, como ha terminado ocurriendo.. El país habla de un derrumbamiento de Camps, para familitar el camino a Rajoy, cuando ya todo estaba listo para el trato. El líder del PP había aceptado que siguiera en el poder con antecedentes penales, y su abogado había llegado a presentar el escrito de culpabilidad. Rajoy habló con Camps y todo quedó arreglado para que se "conformara". Pero, al final, el presidente no fue capaz de ir ante las cámaras a admitir la condena". En un editorial, El País señala que Camps no soportó declararse culpable, como que´ria el PP. El Mundo, a su vez, sostiene que la dimisiónd e Camps era la única salida digna quie le quedaba al presidente de la Generalitat valenciana después de que el juez ordenara sentarle en el banquillo. "Todo indica que el mcoordinador de Justicia dle PP, Trilllo, al aconsejar a Camps la aceptación de haber coletido delito y el correspondiente pago de multa, y que aceptara la cvondena, le tendió una celada". También en La Vanguardia se sostiene la tesis de que Rajoy sacrificó a Camps, y que éste no resistió más la presión de su partido. "Rajoy sacrifica pieza, rinde tributo al malhumor social", dice el cronista del diairo barcelonés, para quien "sacrificando, Rajoy se refuerza".. Y cuenta luego que Camps condicionó su renuncia a que Alberto Fabra fuera el sucesor. "Y de esta manera, el PP evita los horrores de una audiencia pública que podríaz haber coincidido con la campaña de las legislativas...", dice su editorial. También El Periódico de Cataluña se relata que Rajoy telefonéó al Camps el martes, y le adevirtió que declararse ciulpable era un parche y no una solución;; después llegó la dimisión. Interpreta ABC que Camps qiuere defender su inocencia en el juicio con jurado, y que quiere que Rajoy a`plique su lliderazgo sin que él sea un obstáculo. La Razón habla de "grandeza" y de que Camps da una lección. "Ha sido un ejercicio de responsabilidad y de sacrificio por Valencia, por Ezpaña y por el PP". Y sus columnistas repiten las grandes palabras: Se ha hecho con dignidad, sacrificio y grandeza... . Camps se ha comportado de manera honrada y leal. Y, a su vez, asegura que Rajoy sigue su estilo de medir los tiempos y actuar en la somgra: Dejó en manos de Camps la decisión, pero le avisó de la deshonra de autoinculparse. En Cinco Días tambiéns e habla de ese diálogo Camps-.Rajoy: Rajoy le advirtió de la dificultad de aguantar la des
honra de una condena". El Economista también se suma a la tesis de que "Rajoy corta la cabeza a Camps". Y cuenta en una amplia crónica que "Rita Barberá, siguiendo las instrucciones de Rajoy, amenazó a Camps con echarle en un congreso extraordinario, para poner fin a sus veleidades de un Camps cada vez más desacreditado también en su partido". . El diario Público cuenta que "el PP dio el último empujón a Camps para que dimitiera". Y asegura que tuvo una conversación con su mujer que fue decisiva, aunque en el PP hay quien no comprende la incoherencia de su jefe de filas.
Con todos esos elementos en su cabeza, tal vez se comprenda mejor la decisión última de Camps para salir, de momento, del embrollo...

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