jueves, 4 de agosto de 2011

NI CAMACHO, NI ESPERANZA NI EL PAPA LO CONSENTIRÁN

LA TOMA DE LA PUERTA DEL SOL

Nuevamente han vuelto a primera zona de visión y contemplación “los Indignados”, el movimiento que nació en noviembre y que tiene altibajos en sus actividades y en su notoriedad. Ahora toca que sí, después de fases de mucha menor presencia. Es probable que las vacaciones de agosto faciliten esa posibilidad de incorporación a muchas personas, o tal vez el grado de indignación se va elevando, o tal vez están reaccionando a otros estímulos. Me refiero a la próxima visita del Papa, ante la que tampoco parece que quieran estar ausentes. Lo cierto es que han pretendido tomar de nuevo “su” Puerta del Sol, y al comprobar la resistencia policial, y se supone que la oposición de no pocos ciudadanos de la zona, han mostrado la seña de identidad: la indignación. ¿La Puerta es suya? Sin duda, la plaza, como las calles, no son de nadie, y parece ya histórica la pretensión de algunos políticos o aspirantes a tales de quererse apropiar de esos bienes comunes. Fraga dijo una vez que la calle era suya, cuando ejercía el ministerio del Interior y aspiraba a una paz absoluta en las calles. Ahora, los indignados aspiran a adueñarse, de nuevo, de la Puerta del Sol que ocuparon durante muchas semanas, para desesperación de los comerciantes del lugar. Ahora, desalojados unos e imposibilidades de regresar a ese punto los demás, comprueban que la Puerta del Sol es de los policías de Interior y de la Comunidad de Madrid. Para simplificar, podríamos decir que asistimos al pulso entre los indignados y Esperanza Aguirre, que tiene su despacho precisamente en ese punto geográfico central de Madrid y de España. Esperanza es dura de roer, lo saben bien sus adversarios e incluso sus correligionarios. Esperanza sabe que no es buena estrategia haber estado y haber abandonado, para pretender regresar al lugar del que se tienen los mejores recuerdos. Cuando la plaza era suya y se la repartieron en zonas de actividad.

De momento, asistimos a un punto que los indignados tienen de antemano perdido. Ni Esperanza, ni el Papa y sus seguidores, ni tampoco el Ministerio del Interior pueden volverse atrás, por más que los indignados reclamen “sede permanente” en algún lugar del país, a ser posible una plaza o calle significativa y bien sonante, en la que se asienten como en propiedad indiscutible. Eso no queda… , salvo que uno consiga el derecho a disponer de un escaño parlamentario, o de una concejalía. Pero una y otra cosa pasan, previamente, por las urnas. Y es donde, verosímilmente, terminarán estando algunos dirigentes del movimiento del 15-N, cuando termine la actual fase de indefinición o indeterminación sobre si son grupo político, embrión de partido, políticos en fase de estudio y desarrollo… De momento, bien es cierto, han conseguido que socialistas e IU hayan estudiado con detenimiento sus aspiraciones e incluso se estén beneficiando de algunas de sus ideas y aspiraciones. Parece que, de momento, es a lo único que pueden aspirar. Ni mucho menos a tener plaza propia, personal e intransferible. Eso no lo permitirán ni Camacho, ni Aguirre ni el Papa de Roma…

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