El Caso Repsol-YPF, o el temor a la renacionalización argentina
Cuando el Gobierno español, entonces presidido por José María Aznar, decidió adquirir la empresa argentina YPF, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, en 1999, España era, y “ejercía” como toda una potencia económica, y las empresas españolas lo compraban todo y se instalaban en todas partes con extraordinaria fuerza y potencia. Por el contrario, Argentina pasaba por una época de grave crisis económica, a las que los argentinos están ya muy acostumbrados. Para los argentinos, aquella compra de YPF realizada por la española Repsol fue un episodio doloroso: era una de las “joyas de la Corona”, entre otras razones, porque muchos ciudadanos argentinos eran “funcionarios” de la petrolera. Eran los tiempos en los que España adquirió, también, Aerolíneas Argentinas, y cuando Telefónica o Endesa se instalaron con extraordinaria fuerza en Buenos Aires... Se asegura que Repsol pagó a Argentina 13.437 millones de euros por aquella compra, y nadie duda de que la incorporación de YPF y de los yacimientos argentinos llevbó a la petrolera española a un formidable lugar en el negocio mundial del crudo, aportándole hasta un terfio del beneficio bruto de la empresa. . El presidente de la petrolera española Repsol era Alfonso Cortina, uno de los denominados “amigos de pupitre” de Aznar. Y gobernaba en Argentina Carlos Menem. Las informaciones que desde hace tiempo circulan por Argentina y en Internet, en una potente campaña contra aquella compraventa, insisten en que fue una compra irregular, ocultando reservas petrolíferas ya descubiertas, y que Menem vendió YPF en Nueva York un par de días antes de que lo anunciara el Boletin Oficial del Estado... Las adquisiciones españolas de aquellos años, a menudo hablan de presiones y hasta de sobornos, por una y otra parte. Por ejemplo, cuando el Gobierno argentino de los Kirchner forzó la entrada en el capital de Repsol-YPF del entonces “amigo de la familia” Ezkenazy, del Grupo Petersen, en 2008, de quien llegó a asegurarse que era un “tapado” del la propia pareja presidencial. Sin embargo, Eskenazi y el Grupo Penersen, que suponen el 25 por 100 del accionariado de YPF, sólo en segunda posición hasta el 57 por 100 de Repsol, han ido deteriorando su relación con el Gobierno argentino, y paralelamente, las tensiones entre Repsol y el Gobierno de Buenos Aires se han ido alimentando y aumentando hasta nuestros días, en los últimos tiempos argumentando las autoridades argentinas que la petrolera hispano-argentina no hace en Argentina las suficientes inversiones, hasta el punto de verse el país con severos problemas de abastecimiento petrolífero. Cabe destacar que España compra 750.000 toneladas anuales de biodiésel a Argentina, por valor de 750 millones de euros. Las más recientes reacciones las protagonizaron hasta seis provincias argentinas, que rescindieron las licencias de explotación a la petrolera hispano-argentina, una estrategia que ha hundido de manera importante la cotización de YPF en la Bolsa de Buenos Aires, hasta colocarla a precio de saldo. Han sido sucesivos gastos de presión y de clara hostilidad que han tratado de aplacarse por parte española con intervenciones directas del Rey de España, del Jefe del Gobierno, y del ministro de Industria. Este último, en una declaración formal remitida en la tarde del jueves desde Polonia, donde se encontraba en visita oficial en el séquito de Rajoy, advertía de que la hostilidad mostrada hacia empresas españolas es hostilidad contra España y contra su Gobierno... Y que estaos ataques traerán consecuencias. Y es que, a esas horas, ya circulaba el borrador de un proyecto de la Casa Rosada para proceder a la inmediata renacionalización del 50,01 por 100 de YPF. El borrador de renacionalización no llegaba a tener final conocido, ni en la comparecencia de la presidenta Cristina Fernández con los presidentes de las provincias argentinas se hacía la menor mención al asunto.
Lo que es evidente es que la tensión ha sido creciente, y que el conflicto ha llegado a amenazar las relaciones bilaterales. Recuerdan hoy varios medios informativos que la inversión española en Argentina roza casi los treinta mil millones de euros, y que banca y grandes empresas de servicios mantienen importantes inversiones desde hace décadas, con alguna frecuencia con problemas y roces: Se evocan los problemas que han tenido Telefónica, Endesa, Gas Natural o Aguas de Barcelona. Han sido varios los analistas que, en los últimos días, han puesto de relieve la gran inquietud que se ha generado entre las empresas españolas ubicadas en Argentina, cuyo número total asciende a unas cuatrocientas, de todo tipo y especialidad. Muy frecuentemente, los directivos de las empresas con mayor facturación y presencia en América Latina han identificado como principales amenazas la inseguridad jurídica y el tipo de cambio. Como las españolas, otras muchas empresas europeas han hecho llegar a Bruselas sus quejas por el comportamiento, muy a menudo errático, de las autoridades argentinas. La señora Kirchner, doña Cristina, y su populismo, no se están ganando la mejor reputación...
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