La preocupación sigue llamándose crisis económica
Superada la satisfacción por el triunfo de “La Roja”, y todavía sin haber digerido suficientemente la “gran quema valenciana” de los incendios forestales, que ha podido dejar sin áreas verdes a algo así como cincuenta mil hectáreas en una semana, las preocupaciones de los españoles regresan, si es que alguna vez no lo fueron, a la crisis económica. Aquella crisis que, en los primeros momentos, no quiso ver Zapatero, y que tampoco vio Rajoy, obsesionado por llegar a la Moncloa. Para Rajoy todo fueron torpezas e ineficiencias, incluso improvisaciones e ideas repentinas, de su antecesor. Ahora, en cambio, se ve enfrentado a la cruda realidad que le describen los diarios de manera permanente. Un repaso pormenorizado de las cuestiones que, por ejemplo este miércoles, afloran en esos diarios, conduce a comprobar las dificultades que aún quedan por superar, y que en gran medida, están suscitadas por los efectos de esa crisis de nunca acabar: Hemos pasado ya muchas adversidades, pero quedan otras cuentas por superar. Por ejemplo, nos cuenta El País que las listas de espera quirúrgica suben un 17 por 100 por los recortes. Según El Mundo, el crédito no volverá a crecer hasta 2015, según los bancos, y las familias recurren por primera vez a sus ahorros para llegar a fin de mes. La Gaceta abunda en esta misma materia: La crisis ahoga como nunca a la clase media española. Las familias ya gastan más de lo que ingresan y la capacidad de ahorro es negativa por primera vez desde 2005. También señala esta particularidad de la crisis la portada de Cinco Días: Los hogares se ven obligados a consumir parte de su riqueza, y la subida de impuestos agudiza la pérdida de renta de las familias, mientras el Gobierno anuncia que prepara restricciones de gasto muy severas. Es cierto que los datos del paro registrado en junio, con el descenso “histórico” de casi cien mil parados, han dado un respiro, y que el gubernamental La Razón celebra que “el paro para”, pero se teme que sea, además de leve, temporal o coyuntural. La propia ministra Báñez, seriamente acosada por la filtración de los papeles del ERE del PSOE a ese mismo diario ya mencionado, pide prudencia, y recuerda que todavía hay cuatro o cinco millones de españoles que no tienen empleo... Todavía dentro de las mismas graves preocupaciones de los españoles, se suma la portada de La Voz de Galicia: El Gobierno proyecta el despido de miles de empleados públicos, y lo hará con una reforma de la Administración con la que pretende ahorrar 80.000 millones en esta legislatura. Habla, a su vez, Expansión, de “despido para directivos públicos ineficientes”, y avanza que el Gobierno impondrá retribución variable y cesarán quienes no logren un mínimo. Recuerda, asimismo, los anuncios oficiales: Rajoy anuncia que ahora toca pisa el acelerador, y García Margallo se refiere a las severas medidas que vienen... Es, como decimos, la crisis de nunca acabar, de la que se sabe cuándo, aproximadamente, se inició, hace ya cinco años, pero no cuándo podría terminar: 2013, 14, 15? ¿Cuándo regresaremos a los viejos esquemas, ahora en revisión profunda, si es que alguna vez vuelven...? Hay algunas apreciaciones dignas de tenerse en cuenta, como la que hace el consejero delegado del Banco de Madrid, Joan Pau Miquel: En primavera de 2013 atisbaremos el final de la crisis”, asegura a El Economista. Explica la situación presente: “Agora estamos en un momento de máxima presión, y la mejora no será de un día para otro, sino progresiva. Previsiblemente, en la primavera de 2013 veremos las cosas de otra manera. Comprobaremos si las medidas adoptadas por Europa funcionan. Podemos tener en 2013 con crecimiento o con mínimo decrecimiento...” Pero ya es sabido el recelo con el que los españoles recibimos los anuncios de “brotes verdes!” o “luz al fondo del túnel”. De momento, la dura realidad se impone, y los anuncios de que el tiempo de sacrificios no ha concluido, para la reducción del déficit, mantiene a muchos españoles en vilo. Ahora, parece que la mayor preocupación podría centrarse en los recortes que pudieran producirse en la función pública, tanto del Estado como de las Comunidades Autonómicas, en las que está generalizada la impresión de que sobran centenares y miles de funcionarios públicos. Pero prescindir de ellos tendría el efecto indeseable de incrementar la presión social y las listas de parados, ambos termómetros ya en puntos máximos... Esa amenaza parece que se contiene en el “paquete de restricciones muy severo” al que hizo referencia el ministro Margallo, adelantando las intenciones a su vez ya anunciadas por Rajoy. El ministro de Economía y Competitividad, De Guindos, cree saber que ese paquete con que se nos amenaza se retrasará hasta el día nueve, cuando reciba las recomendaciones del Eurogrupo. Del mismo remitente de la línea de crédito-rescate “no gratuita” de los “hasta cien mil millones para reponer el capital de las entidades bancarias en dificultades.
De modo que aún queda desierto por atravesar, y con las temperaturas que se vienen produciendo...
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