martes, 22 de julio de 2014

Nadie quiere explicarse Hay que ver lo que cuesta, a unos y a otros, explicar sus actuaciones. No se explica Putin ni los prorusos ucranios, no se explica Netanyahu, no se explica el Gobierno por el caso Bárcenas o por sus nuevos propósitos de seguir recortando los gastos de las Comunidades autónomas. Y no se explica Durán i Lleida por qué se quiere ir ahora, y no hace unas pocas semanas, cuando ya se interpretó que había adoptado la misma decisión de empezar a abandonar su larga serie de cargos políticos. ¿Por qué ahora sí y hace unas semanas no? ¿Qué ha forzado su marcha en este instante y qué lo retuvo entonces? Se lo siguen preguntando los restantes políticos, que prefieren lanzar hipótesis sobre problemas causas: malos entendimientos con Artur Mas, defraudado porque no termina de conseguir el esperado encuentro de Mas y Rajoy, desilusión porque Jonqueras, ERC, sigue ganando terreno a la coalición CiU-Unió gobernante en Cataluña. Unas pocas palabras de Durán ayudarían a entender porque se va y por qué se queda, porque hay una clara selección de tareas que abandona y otras cuentas que no quiere abandonar a ningún precio, y mientras no se vea obligado por causas mayores, según parece… En cuanto a la reducción de gastos autonómicos, también hay suma y sigue. Es evidente que las autonomías cuestan lo indecible, y que aquellos propósitos de evitar duplicidad de tareas y de costes, deben estar en algún cajón de la señora Santamaría, ocupada, por cierto, en los últimos tiempos, a más altos designios. Por ejemplo, a viajar a Perú, y encontrarse con el presidente del lugar. Ha debido pedir ella que la saquen del despacho y la aireen por esos mundos, que ya está harta de hacer dossieres y de contemplar ajustes y recortes de gastos. Después de todo, el Machu Pichu “todo pagado” bien valdrá una vicepresidencia. Por cierto, la señora Santamaría debiera aprender a sonreír y a reírse en presencia de los mandatario extranjero, no sea que la malinterpreten y se produzca un incidente diplomático. También ante los Reyes de España le suele dar a Santamaría una risa floja y un tanto boba. Lo de la venta de bancos al mejor postor es lo que tiene: la tarea previa de saneamiento la pagados todos y cada uno de los contribuyentes españoles, y sólo una vez saneados, y en condiciones de vivir por cuenta propia, esos bancos de tan mala reputación son cedidos al mejor postor. Es lo que sucedió con Bankia: pagamos, todos, su saneamiento, y Goirigolzarri lo lleva ya por la feliz senda de los beneficios. En este caso, se repite la historia en Cataluña Bank. A los contribuyentes nos ha costado 11.800 millones. Y ahora, ya despejadas sus deudas, pasa al grupo de Banco Bilbao, BBVA, que demostrará que, sencillamente, ese banco tenía unos pésimos ejecutivos y responsables, que lo llevaron directamente a la ruina. ¿Y quién dijo que el ex ministro don Narciso podría conducir adecuadamente un banco, y no hundirlo, como finalmente hizo? ¿Y cómo fue posible que don Narciso percibiera, además, altísimos emolumentos, y no acabara en la cárcel por ineficaz y perder dinero de la nación? Pues eso es lo que tenemos: ruina y actuaciones dementes bien pagadas, a la hora de las designaciones de altos cargos y cuando estos cargos han cometido error tras error, hasta el hundimiento total y la bancarrota de la entidad. En este caso, en efecto, la banca quedó rota-rota. Rota, hundida, arruinada, al coste importante de once mil ochocientos millones de euros, de los que ahora se beneficiará el BBVA de Francisco González, que sabrá demostrar que una cosa es un piernas a quien se encarga un banco, y otro un profesional a quien se facilita la oportunidad de hacer dinos con un dinero recién, y generosamente, saneado… Don Narcís, ¿por qué no se explica ustes? JOSÉ CAVERO

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