Esquerra traza el camino a CiU En la colaboración y competencia entre Convergencia-Mas y Ezquerra-Junqueras, tenemos tiempos de lo primero, la colaboración, pero también de los segundo, la competencia y la rivalidad. De fondo, está la carrera electoral, que deberá determinar quién llega primero a la mayoría suficiente para gobernar, pero todas las tretas y atajos con válidas, entre tanto. Por ejemplo, la invitación que ahora hace Esquerra a sus socios, y sin embargo, rivales, para que desprecien la posición del Gobierno central y del Tribunal Constitucional, que siguen impidiendo la realización de la consulta del nueve de noviembre próximo, ya tan cercano. Ezquerra, hace tiempo que se instaló en la rebeldía contra las instituciones antiindependentistas, mientras Mas y su CiU mantienen un mínimo espeto a las normas del Estado, aunque no le resulten favorables a sus tesis independentistas. En ésas estamos: ERC quisiera que también Mas se sumara a su actitud de desprecio a quien se le opone. Incluso, hace tiempo que hubiera hecho una declaración formal de independencia, si no supiera que era ésa una arriesgadísima jugada, que pudiera dejarles fuera de juego para mucho tiempo y en muchas instituciones. Oriol Junqueras también sabe nadar y guardar la ropa, aunque puede ir, y de hecho va, unos cuerpos por delante de Mas, en esta confrontación náutico-política. Sobre todo, a Junqueras le gustaría que Mas se atuviera a sus planteamientos, y no navegara entre dos aguas, como habitualmente gusta de hacer. Sobre todo en este momento, cuando el caso Pujol y sus defraudaciones fiscales le ha dejado en un a pésima posición, a él y a su formación política. ¿Para eso queréis, nacionalistas-independentistas, una Agencia Tributaria propia? ¿Para eso os servirán administraciones propias, que no tengan que dar cuenta a una autoridad superior que vigile vuestras incompetencias, y lo que es peor, vuestras irregularidades? Existe la coincidencia en asumir que el Caso Pujol –todos los Pujoles, pero en particular el del ex molt honorable, han hecho un daño terrible a “lo catalán”, y que no resultará sencillo arrancarse ese estigma y ese oprobio. Junqueras lo sabe, y sabe de la debilidad de Convergencia y de Mas en este momento. Como sabe que en Durán tiene un acérrimo enemigo, un apoyo que sigue sosteniendo, pese a todo, a Mas y a Convergencia, porque le interesa y tampoco tiene sustituto posible. Le ha ido bien durante décadas, y no va a dejar ahora, en tiempos de indecisión, la vieja coalición que tantos réditos le ha aportado… Por lo demás, la propia Ezquerra es consciente, y proclama, que una secesión comportaría sacrificios para los catalanes. ¿Más sacrificios de los actuales? A otro perro con ese hueso… Las reformas de Rajoy. Una y otra vez, a Rajoy se le hincha la boca de proclamar el éxito y buen tino de sus “reformas” y la necesidad de seguir haciendo otras reformas más. ¿De qué nos habla ese señor? Reformas equivale, a Rajoy, a recortes. Y en eso probablemente haya que darle alguna clase de razón, muy matizada y discutida. Reformas en Educación y Sanidad y largas amabilidades y muchos dineros a una banca que, en muy buena medida en manos de gestores del PP, se le vino abajo y costó “la hijuela” que sobreviviera. Bankia, Caja de Valencia, de Murcia, cajas gallegas… sume y siga, señor Rajoy, hasta los sesenta y pico mil millones arrojados a las fieras de la banca, en su mayor parte, sin recuperación posible. ¿Esas son las reformas que deben seguir haciéndose? Confiemos que esa parte esté ya finiquitada, y que sólo aparezca ya como materia de debate electoral entre “la casta” (PP) y “las Susanas” –Podemos, parte del PSOE, IU… ¿Recuerdan la primera intervención presidencial de Rajoy?M Era una relación de las reformas a las que se comprometía: Fusión de ayuntamientos, desaparición de miles de concejales… De todo eso, nada de nada. Sólo que han aumentado, en presupuesto, funcionarios y competencias- las diputaciones provinciales, que Rubalcaba pretendía clausurar en el mismo propósito de ahorrar duplicidades y competencias repetidas y costosas… JOSÉ CAVERO