martes, 2 de septiembre de 2014

Dos citas del día 2 Septiembre ha comenzado con un jarro de agua fría para la política económica y de empleo del gobierno. Ya el año pasado dio mucho que hablar la cifra de creación de empleo en el mes de agosto: 31 personas. Este año, el decrecimiento… es decrecimiento. El paro ha aumentado de manera considerable, y las promesas de Rajoy, Báñez y sus acólitos de la reforma laboral han tenido un traspiés o un pinchazo severo. A este paso, con esos pasos atrás, no saldremos jamás de los cinco millones y pico de parados. Algún comentarista ha aprovechado para recordar que, en los dos años de mandato de Rajoy, el número de parados ha aumentado en ochocientos mil. Todo un récord para quien insiste en proclamar que las cosas van bien y el año que viene irán mejor… La segunda cita del día dos de septiembre, cuando se va reanudando poco a poco la actividad política d incluso la parlamentaria, es la comparecencia de Cristóbal Montoro para dar cuenta del caso de las cuentas fiscales de Jordi Pujol. Dice El País que el gobierno trata de cerrar las vías de escape del fraude de Pujol, y que Hacienda impedirá que alegue la prescripción de su delito… Y sin embargo, no es improbable que los convergentes y unionistas se hayan guardado alguna ficha en su poder, a cambio, por ejemplo, de dar su apoyo a las reformas a favor de la regeneración democrática que impulsa el Gobierno del PP. ¿Es una cesión gratuita de Durán i Lleida a Sáenz de Santamaría? Eso no e lo cree nadie, y es más fácil sospechar que hay intercambio de cromos en el comienzo de la nueva temporada política. Dicho lo cual, el grado de atención que reclama esta intervención del ministro Montoro es muy alta. Entre otras cosas, se trata de saber si su amnistía fiscal, tan criticada, tenía alguna razón de ser, y fue aprovechada por unos cuantos pillos-golfos para evitar sanciones más severas… El juez del caso Madrid Arenas parece que ha hecho su tarea instructora debidamente, y eso sorprende muy favorablemente. Probablemente porque no se conocen muchos casos de que se actúe con parecida rapidez y eficacia en materias tan delicadas como cinco niñas muertas por la inoperancia de las instituciones públicas: el ayuntamiento de Madrid y sus entes. Dicho lo cual, ¿a qué espera Ana Botella para dejar de una vez su cargo de alcaldesa “con derecho a SPA en Lisboa”, que ya debió haber abandonado tras conocerse los detalles de la tragedia, en la que ella estuvo, precisamente, tan deslucida? Después de los ceses de concejales, y la dimisión del jefe de policía, falta aún ese broche de oro: Botella, váyase ya… El juez describe una tragedia que nadie previó y menos aún evitó, facilitando detalles dramáticos de aquella noche negra de un primero de noviembre horrendo. Por lo demás, los diarios hablan hoy de doña Ana de Aznar. En uno de ellos se asegura que no tiene la menor posibilidad de ser designada candidata a sucederse a sí misma. La propia Esperanza Aguirre, que se ha entrevistado por Rajoy, pudiera estar aspirando al cargo. Y otro de los nombres que circulan es el de Sáenz de Santamaría, si Rajoy optara por abandonar a su “mano izquierda” en el Gobierno en la eventualidad de que vea las cosas tan mal como las ve el ciudadano votante. Un ciudadano, por cierto, que observa a diario cómo la porquería triunfa sobre la limpieza en las vías públicas de Madrid. No hay más que darse una vuelta por calles como la Glorieta de Bilbao, Fuencarral… Más sucias, imposible. Váyase, Botella… JOSÉ CAVERO

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