miércoles, 29 de octubre de 2014

Mangando, el himno nacional del momento Los Morancos se están apuntando muchos tantos y muchos aplausos por su “Mangando”, me paso el día mangando, como reflejo de una de las preocupaciones más vivas y sensibles de la sociedad española. Los humoristas siempre han sido especialmente sensibles a debilidades que calan y que duelen al conjunto de los españoles. Llama la atención escuchar a muchos de los corruptos de ahora mismo –y posiblemente de hace ya bastante tiempo- cómo expresaban su desprecio y rechazo de las prácticas en as que ellos mismos han caído, o estaban practicando ya. Francisco Granados, sin ir más lejos, cuando le apuntó la posible deslealtad que suponía la existencia de una cuenta en Suiza, juró y perjuró repetidamente que jamás había percibido un céntimo que no hubiera ganado honradamente, y que ejercería acciones jurídicas contra quien tuviera el atrevimiento e poner en tela de juicio de su honradez a toda prueba. Un par de años después lo hemos comprobado al frente de todo un pelotón de desleales deshonrosos como él mismo, que no se detenían en las normas vigentes para aumentar su capital privado y mantenerlo a distancia de los controles del Estado. Con Granados se equivocó el pueblo que lo eligió, y se equivocaron sus colegas que lo ascendieron a responsabilidades más y más importantes, empezando por la “lideresa” Aguirre, que ha batido todos los récords de atracción de calamidades a sus sucesivos equipos de gobierno. Desde luego,. La necesidad de estar atento en la vigilancia de quien puede cometer fraude, se le ha escapado una y otra vez a doña Esperanza. Pero tiene fácil la disculpa y la petición de perdón a los españoles todos. En los últimos tiempos, Rajoy ha aprendido a repetir unas actuaciones parecidas a las que tiene su rival-amiga “la Espe”. También pide perdón con facilidad…, y parece olvidar que eso signifique algo más: La lucha comprometida contra toda desviación de dineros públicos a beneficio personal, la separación de su ámbito de personas ya afectadas por casos anteriores de corrupción. En el caso de Rajoy es clara esa afición a rodearse de “antiguos corruptos”, del tipo Sepúlveda o Mato, suficientemente demostrada su deslealtad y su obtención de dinero fácil mediante la Gurtel. Y por supuesto, su “afición” a Luis Bárcenas, a quien animaba incluso en vísperas de entrar en la cárcel. No se sabe de la actuación que Rajoy ha podido tener en los últimos días hacia Rato y Acebes, otros dos “amiguitos” del alma alcanzados por la lacra de la corrupción, como lo fueron Camps, Fabra y tantos otros a quienes Rajoy defendió hasta lo irrazonable. Claro que hay corruptos en otros partidos, es evidente. Pero nunca antes un partido se vio tan profundamente alcanzado por esta lepra, o estos virus nada africanos. Suicede una cosa, a favor de la ciudadanía: que está dolorosamente harta, y posiblemente al borde de alguna especie de estallido social. Esto no se soporta permanentemente. Y peden surgir partidos alternativos, del tipo de Podemos, o puede producirse alguna rebeldía ciudadana de quienes, por ejemplo, se elejen de las urnas, o empiecen a negarse a pagar impuestos de manera sistemática, como han hecho la mayor parte de los corruptos. Los ciudadanos no disponemos de muchas posibilidades de reaccionar, pero ya nos gustaría poderlo hacer, y de manera violenta y visible. Y no resulta suficiente la petición de disculpas y perdones por la nula ejemplaridad de quienes nos mandan o nos han mandado. Hace falta algo más, como ese alejamiento sistemático y rotundo de quienes han estado interesados por el dinero de todos y lo administraron mal en algún momento de su vida. Rajoy debiera empezar a alejar a quienes están teñidos de esa lacra, por su propio bien y el de su liderazgo, muy en entredicho… JOSÉ CAVERO

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