miércoles, 10 de junio de 2015

Pactos, pactos. Primeros frutos Ya es el término y la tarea central, del momento, y tras las severas advertencias o amenazas del PP sobre pactos que pudieran conducir a la revisión de todas las reformas que el Gobierno de Rajoy ha puesto en marcha en los cuatro últimos años, y a las que muchos ciudadanos culpan del deterioro general de la situación de bienestar social. Temen Rajoy y sus secuaces que un probable gobierno de izquierdas, constituido por Podemos y PSOE, por ejemplo, podría conducir al desván de los olvidos muchas de esas decisiones de recorte de gastos que han reducido la capacidad adquisitiva de una inmensa mayoría de ciudadanos en los últimos años. Y alertan, o alarman, sobre el alcance de esa revisión de lo ya efectuado en muchísimos terrenos, y que el PP ha hecho por su cuenta y riesgo, muy a menudo sin buscarlo siquiera, no digamos ya sin hallar, soluciones de consenso con las restantes fuerzas políticas. Ahora, los nuevos partidos que han registrado un importante auge en las elecciones de mayo, están de acuerdo en actuar de manera distinta. De administrar el Estado de otro modo, con más transparencia y la participación más activa de la ciudadanía… Todo lo cual, resulta al PP alarmante y una amenaza directa para sus “logros”. Sáenz de Santamaría ha explicado que en poco tiempo, España podría regresar a niveles de hace diez años, conquistados gracias al tesón y fervor patriótico del PP… Y por el contrario, advierte que el PSOE y un nuevo gobierno de izquierdas, podría volver a devastar y solar el país… Pues bien, sobre esas pautas de conducta, buscan los partidos unos acuerdos para renovar los gobiernos de las autonomías y de los ayuntamientos, y empiezan a dar algunos resultados que están muy lejos de resultar complacientes al PP, como a diario vienen mostrando algunos medios informativos afines al PP: ABC o La Razón reproducen esas alarmas gubernamentales e ilustran de lo que pudiera suceder, cuando crece el PIB y comienzan a crearse puestos de trabajo… Pues bien, con apreciables problemas que resolver previamente, tenemos ya dos gobiernos autonómicos, los de Andalucía y Madrid, constituidos por la socialista Susana Díaz y por la popular Cristina Cifuentes, y ambos surgidos con la autorización y apoyo de Ciudadanos. Ciudadanos fuerza a que el titular de ese g0obierno adopte sus condiciones mínimas para adecentar los gobiernos. Es su precio, a cambio de dar su apoyo a la investidura. En ocasiones, Ciudadanos va a desautorizar las condiciones de Podemos y en otras, será Podemos quieren sustituya a Ciudadanos para completar gobiernos necesitados de mayoría. En ambos casos, Podemos y Ciudadanos acuden al rescate con su relación de exigencias previas democratizadoras, de veto a los corruptos, y de transparencia en la futura gestión. Y cuando termine el proceso en marcha, la semana que viene, comprobaremos , finalmente, quién ha vencido a quién en esta pugna por relevar a las mayorías actuales. En algunos casos, se ha comprobado ya la dificultad de entendimiento con algunas fuerzas, como sucede en Valencia con Compromis y Mónica Oltra, lo que hace que los socialistas retrocedan explicando que “la avaricia rompe el saco”… En otras ocasiones, esos tiras y aflojas fuerzan a revisar las posibilidades de repescar al ya “destituido”: ¿Rita Barberá podría ser su propia sucesora, por causa del desencuentro de los partidos rivales?. En otros casos, como la Mancha y Extremadura, pare cantada la victoria socialista y la sustitución de Cospedal y Monago. Pero ya veremos, hay aún mucha tela por cortar en estos próximos días. Hablando de cortes: Ha quedado suspendido el programa de Buruaga en TVE. ¿Quién dio autorización a un programa tan vetusto y nada original en tiempo estelar? Se supone que el Sánchez militante del PP y director del ente… Consenso total y enorme adhesión al Pedro Zerolo que nos dejó por causa de su cáncer de páncreas. Zerolo ha conquistado una beatificación laica. Hasta Ana Botella -por cierto, mencionada en la operación Pública-, unió su voz a la de tantos elogiantes. JOSÉ CAVERO

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