martes, 15 de diciembre de 2009

EL ESPESRADO FRACASO DE LA CUMBRE DE PRESIDENTES AUTONÓMICOS, EL PP NO QUIERE DAR BAZAS A ZAPATERO, HAIDAR UN MES DE HUELGA DE HAMBRE

EL ESPERADO FRACASO DE LA CUMBRE AUTONÓMICA.- Miguel Angel Revilla lo expresó con intuición: “Desde el momento en que miré a los ojos de los presidentes del PP, dijo, supe que no iban a dar ninguna baza al presidente zapatero”. Y, en efecto, como cabía esperar, no pudo llegarse a acuerdo de ninguna clase en la cuarta Conferencia de Presidentes, dedicada a la recuperación económica y al empleo. Fracasó, según señalaron los socialistas participantes, tras la negativa del PP a pactar nada con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en medio de una considerable bronca política que alargó hasta las 12 horas una sesión programada para durar ocho. A última hora de la tarde, el presidente del Gobierno presentó una propuesta en la que asumía ocho de los diez puntos sobre el empleo que defendía el PP. Se sometió a votación y salió rechazada con 10 votos a favor (los presidentes de las comunidades gobernadas por el PSOE y los regionalistas de Cantabria y Canarias), y ocho abstenciones, las de las comunidades del PP. Y como el nuevo reglamento exige que cualquier propuesta deba ser aprobada con dos tercios de los votos para ser considerada "recomendación al Gobierno", o por unanimidad, para tener la categoría de acuerdo. El presidente de Navarra, Miguel Sanz, de UPN, se ausentó de la reunión antes de la votación, aunque dijo mostrarse más favorable que contrario a la última propuesta.

ZAPATERO, DECEPCIONADO Y DISGUSTADO.- Comprobado el fracaso, Zapatero, decepcionado y visiblemente disgustado, acusó al PP de haberse negado al acuerdo. "Es lamentable que, por intereses partidistas, no se tenga altura de miras ni visión de Estado. Hace falta más lealtad y madurez institucional en España", dijo con evidente enfado. Fue aún más explícito al señalar cómo, al final de la sesión, la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, le reconoció que los presidentes del PP "no se responsabilizan con el Gobierno de España" en la lucha contra el paro y a favor de la recuperación económica. "Las comunidades del PP se lavan las manos", fue el análisis de Zapatero. De manera que, con toda certeza, fue ésta la Conferencia de Presidentes más larga y más tensa. Zapatero mantuvo desde un principio la posición de que lo más importante era el acuerdo en sí mismo, por encima del contenido, para enviar un mensaje de unidad y de confianza a la sociedad y los mercados. Así lo pidieron expresamente los empresarios y los sindicatos, invitados por primera vez a un acto de este tipo.

LOS DEL PP, CON DISCIPLINA DE PARTIDO.- Los presidentes del PP se presentaron sometidos a una disciplina de partido contra cualquier acuerdo en política económica y laboral, base de su oposición. La tensión se mantuvo hasta el final entre Zapatero, dispuesto a llegar a un acuerdo de mínimos -sobre una propuesta que repartió a primera hora de la tarde y a la que después incorporó planteamientos del PP a última hora-, y unos presidentes populares muy beligerantes. "La Conferencia de Presidentes es de España, no del presidente del Gobierno. Quien gana o pierde no es un partido. Es el Gobierno de España", dijo Zapatero. El jefe del Gobierno, en su intento de preservar la unidad y salvar la conferencia, llegó a aceptar ocho de los diez puntos del documento conjunto que presentaron los mandatarios del PP en materia de economía y empleo, así como siete de los diez puntos sobre agricultura y agua de los populares. Dicho documento lo habían acordado el viernes los presidentes del PP con Mariano Rajoy. Precisamente, sobre esa situación se basó toda la resistencia del PP a pactar un documento. Según dijo el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, "Zapatero pretendía pactar en tres horas lo que no ha pactado en tres años". Feijóo no citó un solo punto de desacuerdo con el Gobierno sobre el contenido de la propuesta final. Sólo criticó que el PP había llegado a la reunión con sus propuestas sobre la mesa, publicadas días antes, y el Gobierno había esperado hasta la hora de comer para poner un papel sobre la mesa.

EL DOCUMENTO FINAL.- En el documento de Zapatero se aceptaban puntos del PP como las reformas estructurales para liberalizar servicios, la reestructuración y saneamiento del sistema financiero, el diseño de la política energética, la optimización de los recursos destinados a investigación, el diseño de un sistema educativo competitivo y la reforma de los organismos reguladores. No aceptó el punto referente a la reforma laboral -interpretado por los sindicatos y el Gobierno como un abaratamiento del despido- y tampoco la posibilidad de bajar ciertos impuestos. Por su parte, los presidentes del PP plantearon que el debate sobre el texto propuesto se derivara a las conferencias sectoriales para que lo estudien. Trató de mediar sin éxito el presidente de Canarias, Paulino Rivero, de Coalición Canaria. Y finalmente, fue Esperanza Aguirre la que señaló claramente que el PP no quería acuerdos con Zapatero, que no quería comprometerse en un acuerdo con él en materia económica. Esta parte final del encuentro no fue seguida por patronal y sindicatos, que abandonaron la sesión a primera hora de la tarde. El presidente de la Xunta, hombre de confianza de Rajoy y que actuó como principal portavoz de los presidentes del PP, sentenció la conferencia desde primera hora de la mañana: "No podemos acompañar a un Gobierno que no sabemos adónde va". Núñez Feijóo dejó clara la opinión del PP antes de comer, cuando dijo que la propuesta de Zapatero era "más un plan de imagen que un plan económico" y concluyó: "Es difícil que genere un espacio de confianza".

GRAN BRONCA POLÍTICA.- De manera que la Conferencia de Presidentes terminó sin acuerdo y con una gran bronca política entre el PSOE y el PP con acusaciones cruzadas de haber impedido un acuerdo final contra la crisis económica. Zapatero, en una rueda de prensa muy crítica, insistió en que el texto, que finalmente no conseguía la mayoría necesaria para salir adelante, había incorporado "el 80% de las propuestas que había planteado el PP", y calificaba de "triste y lamentable" que los presidentes 'populares' carecieran de "altura política" para secundarlo. Para Zapatero, lo que los presidentes del PP hicieron ayer ha sido decir: "Yo no me mojo, yo me lavo las manos, ése no es mi problema". Por su parte, la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre -a la que se refirió expresamente Zapatero-, había declarado que no quiere corresponsabilizarse de las políticas económicas del Presidente del Gobierno, que, en su opinión, "se ha convertido en el campeón del paro". En este sentido, otros barones del PP culparon a Zapatero de la falta de consenso.

DIEZ RESPALDOS Y OCHO ABSTENCIONES.- De modo que el documento de la conferencia sólo obtuvo el respaldo de las Comunidades gobernadas por el PSOE, además de Navarra, Canarias y Cantabria. Esos apoyos sumaron diez votos frente a las ocho abstenciones de las Comunidades del PP. No obstante, Zapatero aseguró que, aunque el documento redactado no es vinculante, el Gobierno lo asume como propio y trabajará a partir del marco diseñado en él. Los puntos clave que pidió incluir el PP y que ha rechazado el Gobierno han sido la rebaja selectiva de impuestos y que hubiera una reforma laboral "similar a la acordada en 1997". Del decálogo de medidas que había presentado el pasado viernes el PP en materia económica sólo había quedado fuera íntegramente la primera de ellas. Las otras nueve habían sido recogidas en su integridad o en parte, pero en alguna había quedado fuera algún matiz significativo. Es el caso de la que instaba a promover, en el marco del diálogo social, una reforma que tuviera como objetivo la creación de empleo y, en especial, el fomento de la contratación indefinida. En todo caso y pese a que el texto alcanzado no es oficial, el jefe del Ejecutivo se ha comprometido a poner en práctica sus medidas "hasta las últimas consecuencias", desde las reformas laborales -que presentará en enero a los agentes sociales-, hasta la reducción del déficit público, la liberalización de los servicios, el impulso a la política industrial o la modernización de la administración.

EXCUSAS EXTRAÑAS.- Es, ha dicho, una obligación para el Gobierno de España "que va mas allá del juego político táctico". Zapatero tildó de "absurdo" el comportamiento de los 'populares' y sus "excusas" como "extrañas" -como alegar que el documento había llegado tarde-. Después, insistió en que su colaboración es necesaria y expresó su confianza en que en el futuro todos asuman que no deben acudir a la Conferencia de Presidentes "con un color político, con una etiqueta ni con un carné". Sólo ha sido posible el acuerdo en dos cortas declaraciones sobre las medidas diseñadas para luchar contra la violencia de género y para respaldar las prioridades de la presidencia española de la UE, que comienza el 1 de enero. Al término de la Conferencia, los presidentes socialistas 'disparaban' contra la actitud del PP. El catalán José Montilla afirmó que los 'populares' han perdido "una magnífica ocasión" para actuar pensando en sus ciudadanos y criticó que hayan antepuesto los "intereses y las consignas de su partido" a los "intereses de la mayoría". José Antonio Griñán, presidente de Andalucía, afirmó que ha prevalecido el tacticismo y los intereses de partido.

CONSIGNA PREVIA.- El presidente manchego, José María Barreda, dijo que la actitud del PP obedece a un "planteamiento previo", a una "consigna" de impedir el acuerdo, lo que es "bastante triste y bastante lamentable". Sobre las discusiones a puerta cerrada entre los barones socialistas y 'populares' se habían prolongado en el Senado durante más horas de las previstas, con posturas enrocadas y reproches que bloquearon cualquier acuerdo. El ambiente se fue caldeado a lo largo de la tarde, según las fuentes consultadas, hasta el extremo de que el 'lehendakari' Patxi López pidió disculpas tras sus encendidos reproches a sus colegas del PP. Por su parte, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, replicaba a los socialistas que la decisión de los 'populares' no es ningún "portazo" al Gobierno socialista, sino una aceptación de que su contenido se estudie con detenimiento en el marco de los organismos competentes y preestablecidos. Aguirre criticó que el documento hubiera sido entregado a las 15 horas, y lo ha calificó de "tomadura de pelo", "desconsideración" y "falta de lealtad", en tanto el vicepresidente Manuel Chaves aseguró que no habría documento, y en su caso, se entregaría antes del lunes.

HAIDAR, UN MES DE HUELGA.- Se cumple un mes de la llegada a Tenerife de la activista saharaui, la señora Haidar, y cumple por consiguiente treinta días en su actitud de hacer huelga de hambre hasta que se le permita regresar a El Aaiún, Sahara. Las gestiones que viene realizando el Ministerio español de Exteriores para presionar al Gobierno de Marruecos a que acceda a permitir su viaje a Sahara siguen demostrándose inútiles. Moratinos se entrevistó ayer en Washington con su colega Hillary Clinton, pero no consiguió avance alguno. Según señala El Mundo, España y EEUU intentan que Haidar desista, y le han sugerido que continúa su lucha sin necesidad de seguir su huelga. Y recoge el dato de que la dirigente saharaui pesa 57 kilos después de un mes en huelga de hambre. Y entre tanto, se mantiene la controversia sobre quién y por qué permitió la llegada a Tenerife de la activista. El ministro Rubalcaba declaró ayer que la entrada en las Islas Canarias se efectuó con total cumplimiento de la ley de inmigración, por decisión adoptada por los policías de fronetra correspondientes y sin la intervención de ninguna autoridad política. Frente a esa versión, hoy destaca La gaceta en su portada que la orden de entrada la dio Moratinos, ni la policía ni las autoridades administrativas, y que esa es la conclusión a la que conducen las diligencias llevadas a cabo por la dirección general de la policía: Moratinos fue quien dio la orden de que Aminatu Haidar volara al suelo español. El comisario Provincial dice al comandante del vuelo de Haidar: La tienes que llevar porque el Ministerio de Asuntos Exteriores español está informado y ha dado su conformidad”.

LA ALIMENTACIÓN FORZOSA.- El catedrático de Derecho Penal Enrique Gimbernat vuelve a considerar el Caso Haidar, en un artículo que publica en El Mundo, con nuevos argumentos jurídicos en contra de que el Estado pudiera alimentar a la fuerza a la activista, como ya había señalado en un artículo anterior. Niega el punto de vista de Fernando de Rosa y del Gobierno de España de que, en caso de peligro para su vida y para salvar ésta, se debería ordenar la alimentación forzosa de Haidar. Sostiene el profesor Gimbernat que sin la autorización de la activista saharaui sería antijurídico y punible cualquier intento de alimentarla forzosamente, a diferencia del caso de la huelga de hambre de los Grapo, donde la Administración penitenciaria estaba obligada, legal y expresamente, a velar por la vida de ls presos, acudiendo también, si ello era necesario, a la alimentación coactiva. Haidar, por el contrario, no está sometida a ninguna relación especial de sujeción, por lo que no existe persona alguna que sea garante específico de su vida...

INTRANSIGENCIA E IMPOTENCIA.- Y mientras tanto, la intransigencia de Rabat y la impotencia de Madrid alargan la protesta de Haidar, tras este primer mes sin pan, sólo a agua con azúcar. Las gestiones diplomáticas con varios ministros marroquíes, con el secretario general de la ONU, la secretaria de Estado norteamericana,..., no han conducido a salvar una situación que se torna de día en día más complicada y difícil. Y todo conduce a creer que vaya a resolverse esta situación de manera inmediata. La condición que impone Rabat, de que Haidar pida perdón al Rey de Marruecos, tampoco parece probable que la vaya a asumir la activista para deponer su actitud. Es seguro que la semana que viene será clave para el futuro de Haidar y sus cuestiones clave: la posibilidad de regresar a El Aaiún, o la eventualidad de que cese su huelga de hambre y prosiga su lucha política por otros medios. Hoy por hoy no se ve salida alguna al caso.
JOSÉ CAVERO

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