LOS DÍAS MÁS CRÍTICOS
Se suponía que, aprobada la segunda parte del rescate griego, y
alcanzado el acuerdo entre republicanos y demócratas norteamericamos
sobre cómo reducir su propia inmensa deuda, los mercados se aplacarían
y permitirían unas vacaciones tranquilas y relajadas. Muy al
contrario, la voracidad de esos mercados siempre insatisfechos y
ansiosos de cobrarse más y más "cacho", ha vuelto a ser la
características del momento, hasta el punto de asustar, preocupar y
hasta causar pánico no sólo entre los inversores, sino sobre todo, en
la clase dirigente y en el ciudadano corriente. ¿Dónde vamos a ir a
parar, qué es lo que los especuladores pretenden?, se pregunta, una y
otra vez, los expertos, analistas y otros supuestos conocedores de la
situación, mientras los políticos se consultan entre sí sobre qué más
podría hacerse. Tras el día "de infarto" que fue el martes, con primas
de riesgo por encima de todo lo previsible, hemos tenido oportunidad
de comprobar la ausencia de toda prudencia en algunos de nuestros
políticos. González Pons no ha dudado en reprochar a Zapatero: Si se
hubiera ido antes, si hubiera convocado antes las elecciones generales
del 20-N, no estaríamos así..., venía a decir. Y Durán i Lleida,
por su parte, llegab a a otra extraordinaria conclusión: "Tras hablar
con el presidente, creo que la situación es gravísima". Y no se
refiere a la preocupante salud de la economía catalana, forzada a
vender inmuebles a precio de saldo, sino a la salud de la economía
española en su conjunto, que con la italiana, la belga y hasta la
francesa, están pasando por esos tiempos críticos. Si esto no es un
ataque organizado y en bloque contra la moneda única europea, el Euro,
se le parece mucho. ¿Puede hacer algo el ciudadano contrito y
acongojado? Seguramente no le cabe otra actitud que la de esperar y
ver. ¿Y el político? Tasmpoco parece que pueda hacer más, salvo,
acaso, propone y adoptar más medidas de reducción de gastos, hasta que
esos voracísimos mercados digan basta. Que no parece que vayan a
decirlo nunca. Cuando no sea Gracia, volverán sobre Irlanda, sobre
Portugal o abrirtán nuevos frentes como los que ya tienen abiertos en
España, Itralia, Bélgica y Francia. Se suponía que los Estados eran
autónomos e independientes, y que nada podría someterlos a mandatos
externos, pero ya hemos visto que tal cosa no es así, o no lo es en
los últimos tiempos. Esos mercados nunca satisfecgos, o las agencias
de calificación parecen capacitadas para hacer y deshacer a su antojo
los programas y la vida misma de los ciudadanos, y en particular, de
sus dirigentes políticos, obligados a bailar al ritmo que les imponen.
¿Les preocupa la deuda autonómica, que haya dificultades para el pago
del rescate griego, o que la economía no termine de despegar tras la
crisis económica? No parece que sean las auténticas y verdaderas
razones para esta nueva embestida. No es menos cierto que muchas de
las cuestiones "delicadas" en materia económica, se están viendo en la
plaza pública y en el debate abierto nacional e internacional. Y que,
superada esta crisis, es probable que nuestra economía quede,
finalmente, en las exigentes medidas que se le requieren y exigen.
Pero estos sustos de cada día no tienen precio. Salvo que ayudan a
medir la prudencia y el recato de quienes se presentan como portavoces
de grupos políticos, y frecuentemente hablan, como suele decir, "por
boca de ganso", y procurando alguna tensión más de las que ya se
padecen...
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1 comentario:
Cuando ocurre cualquier clase de ataque, sea del signo que sea y no se sepa el culpable, la primera pregunta que hay que hacerse, en muchos casos no hacen falta más, es, ¿a quién beneficia tal situación? En este caso es evidente, a Alemania. Economía en crecimiento, necesita una deuda a tipos muy bajos; para conseguirlo se ataca a la de los países de la zona euro de economía más débil. Helmut Kohl, no lo hubiese hecho, Angela Merkel lo está haciendo.
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