LA INFLUENCIA DEL 15-M EN LA CAMPAÑA DEL 20-N
Este lunes, 15 de agosto, se han cumplido tres meses de la manifestación en la Puerta del Sol de Madrid con la que se iniciaba la serie de manifestaciones del movimiento conocido como “de los indignados” del 15-M, que ha sacudido España con distintas reivindicaciones y muy distinta trascendencia. Para empezar, han sido muy pocos medios informativos han recordado ese trimestre, probablemente porque no pocos de ellos entienden que el M-15-M está a punto de deshincharse, aunque otros consideran que la spanish revolution, como bautizó la prensa internacional aquella ola de rebeldía, ha dejado ya huellas duraderas.El diario Público, que alienta las iniciativas políticas más izquierdosas, recopila algunos de los logros conseguidos en trimestre que no duda en calificar “de vértigo”. Apunta, por ejemplo, que, por vez primera en más de 30 años, en las próximas elecciones de noviembre se habrá resquebrajado el consenso al respecto de los dos grandes partidos: el PSOE llevará en su programa una propuesta de reforma inspirada en el modelo alemán, que combina las listas abiertas con un reparto de escaños más proporcional, mientras algunas voces de peso en el PP como la Esperanza Aguirre, defienden sin tapujos las listas abiertas. Otras formaciones minoritarias, singularmente IU, la más perjudicada por la ley vigente, llevan muchos años exigiendo una reforma de la ley, pero nunca pudieron erosionar el consenso de los dos grandes partidos. El 15-M también ha cambiado el paisaje en materia de desahucios por impago de hipotecas. Y es que, desde el estallido de la crisis, decenas de miles de personas se han quedado sin casa al no poder abonar la hipoteca. Pese a que grupos activistas llevaban tiempo exigiendo mayor protección, las instituciones y las entidades bancarias afrontaban la plaga casi como una fatalidad sobre la que nada podían hacer. Pues bien, el 15-M no sólo ha parado en la calle decenas de desahucios, sino que ha forzado cambios concretos en la banca y en el Congreso. Es el caso de Bankinter, que ofrece ahora la dación en pago en todas sus hipotecas o del Banco Santander, que citó explícitamente el 15-M para explicar su decisión de ofrecer tres años de carencia a sus clientes con hipoteca que queden en paro o reduzcan sus ingresos el 25%. En cuanto al Congreso aprobó dos medidas para dar más protección a los hipotecados: elevó el sueldo no embargable por impago hipotecario y el porcentaje de valoración de los inmuebles embargados que no tienen pujas en las subastas. Nadie duda de que los problemas de los hipotecados se han colocado en el centro del debate.
El 15-M ha acelerado el fin de otra anomalía: tras años de tener aparcado en el cajón un proyecto de ley que ni cumplía el estándar internacional, el Gobierno ha presentado al fin su proyecto de transparencia informativa. No habrá tiempo de aprobarlo, pero queda un texto del Gobierno con el umbral mínimo que equipararía a España a la mayoría de países occidentales. La presión en favor de la transparencia del 15-M ha provocado un alud de iniciativas en parlamentos y en la Administración local: entre otros, la divulgación de los sueldos de los diputados andaluces… El grado de tolerancia con la corrupción también se ha modificado: "Sin el nuevo marco del 15-M, quizá Rajoy hubiera pensado que podría llegar a la Moncloa con Camps procesado. Ahora ya no", señala un politólogo. Otro apunta que "el 15-M ha recuperado la calle como espacio público de ciudadanía. Puede parecer algo inconcreto, pero los expertos coinciden en que las implicaciones de transformar un lugar de paso de consumidores en un ágora de ciudadanía son enormes. "Las calles se han convertido de pronto en un espacio de aprendizaje colectivo de ciudadanía impresionante", y vuelve a ser de verdad de todos y ha sido el lugar donde se han expresado de nuevo con fuerza derechos fundamentales, como el de expresión y de reunión, que parecían estar muy olvidados". Persiste la duda sobre el “color político” preferente de los indignados, aunque todo parece indicar que han sido más sensibles a sus propuestas socialistas e IU. En particular, se ha prestado atención a los guiños efectuados por Rubalcaba al movimiento. Hoy mismo se ha sabido, y lo cuenta El País, que el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, quiere que su programa electoral incluya fórmulas para mejorar la participación de los ciudadanos en la política. Para ello, su equipo trabaja en lo que denominan el “escaño 351”, cuyo objetivo es que los ciudadanos puedan intervenir en el Pleno del Congreso en defensa de las iniciativas legislativas populares. En la actualidad sólo está previsto que intervengan en el Pleno de la Cámara baja, además de los diputados, los parlamentarios autonómicos para defender iniciativas que procedan de las Cámaras de las comunidades. Nadie más puede intervenir ante el Pleno. Pues bien, la idea con la que trabaja el equipo de programa de Rubalcaba, con Cristina Narbona a la cabeza, es la iniciativa legislativa popular. Ahora, si una iniciativa de ese tipo logra pasar los filtros previos, es debatida ante el Pleno, sin que nadie la defienda, pero con la posibilidad de que los grupos parlamentarios fijen su posición y, finalmente, acepten o rechacen la propuesta. Eso sí, la Constitución exige un número muy elevado de firmas necesarias para tramitar una iniciativa legislativa popular. “En todo caso se exigirán no menos de 500.000 firmas acreditadas. No procederá dicha iniciativa”, prosigue, “en materias propias de ley orgánica, tributarias o de carácter internacional, ni en lo relativo a la prerrogativa de gracia”. Es decir, se exige medio millón de firmas y, además, se limitan los asuntos sobre los que pueden presentarse esas iniciativas. Rubalcaba pretende, incluso, cambiar el nombre de la comisión por el de “participación” o similar, para estimular la implicación ciudadana en las actividades parlamentarias. Son medidas que se incluirán en el programa electoral que aprobará la Conferencia Política del PSOE los días 30 de septiembre y 1 y 2 de octubre. Formarán un bloque en el que el candidato socialista pretende lanzar a los ciudadanos mensajes de regeneración democrática, adoptando algunas de las propuestas o inquietudes del Movimiento 15-M. Habrá también una propuesta de reforma electoral, sobre la base de la que formuló ya el propio Rubalcaba el día de su designación oficial como candidato, que consistía en una fórmula similar a la alemana, para que cada diputado pueda responder ante sus electores y, al mismo tiempo, pueda canalizar sus propuestas e inquietudes.
De manera que sí habrá huellas del 15-M en la campaña del 20-N…
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