El miedo al rescate no termina de desaparecer
Primero fue el cambio de Gobierno. Se llegó a pensar que con la llegada de Rajoy y el PP al Gobierno de la Nación, se recuperaba la confianza internacional en España y se aplacaban los mercados. No hubo tal. Luego, fueron las sucesivas reformas-recortes del Gobierno, en todo tipo de gastos con dinero público,. La reforma laboral, las sucesivas reformas financieras tampoco lograron esa paz aún sin alcanzar. Tampoco los recortes, que a su vez, se veían forzadas a ejecutar los Gobiernos autonómicos. Luego, las atenciones se centraron en las dificultades de unos cuantos bancos, particularmente cajas expuestas al riesgo inmobiliario. El Eurogrupo dispuso una línea de crédito de hasta cien mil millones para afrontar esa imprescindible recapitalización. Pero tampoco parece la fórmula salvadora de una situación crítica que nos llega a angustiar. Se pensó que “rescatar la banca” venía a ser el equivalente y el sustitutivo de “rescatar el país”. Y finalmente, el futuro de Grecia en l seno de la Unión Europea y de la zona Euro hizo sospechar con que ésa estaba siendo la gran duda que todo lo contaminaba. Una y otra vez, sin embargo, los mercados exponen en la “prima de riesgo” lo que se interpreta como un vivo deseo de que sea España, toda España, el Estado español, el que se someta al proceso de rescate que ya padecieron otras cuantas naciones, como Irlanda, Grecia o Portugal. El gran miedo al rescate es evidente. Uno tras otro, los dirigentes políticos han mostrado su repugnancia por esa fórmula de ser rescatados. Incluso el término rescate parece repugnar a algunos políticos, como Mariano Rajoy, que no puede aceptar que lo que no sucedió con Zapatero pueda ocurrirle a él mismo.
Este martes, el diario El Economista se hace la pregunta clave: “¿Qué supondría el rescate a España?” Y en el mismo gran titular se responde: Subir el IVA, retrasar la jubilación,, bajar los sueldos... ¿Y no es eso lo que ya viene sucediendo, y lo que parece inevitable que termine por producirse, si atendemos mínimamente lo que reclama uno de los “controladores” del “crédito bancario” de hasta cien mil millones, el Fondo Monetario Internacional. Rajoy ha respondido “gallardamente”, al FMI, que no piensa aplicar su más reciente receta: subir el IVA, bajar los sueldos de los funcionarios, elevar la edad de jubilación. Pero no es otra cosa lo que le vienen reclamando los otros miemgr9os del “directorio”, de los que mandan en la Unión y parecen obedecer o secundar a los mercados: Más IVA, menos salarios públicos y menos salarios privados, más años de trabajo para percibir una pensión que posiblemente también se vea mermada. Eso es el rescate, y esas son las reformas que se nos anuncian., o acaso sólo, de momento, de sugieren. Pero que están ahí, aguardando a su estricto cumplimiento. Llega a tenerse la impresión de que el castigo es, directamente, a España y a los españoles, y que sólo se resolverá la situación con la “humillación del rescate”.
¿Llegaremos a ver, por el contrario, lo que anuncia el ministro De Guindos: que nuestra solvencia se reconocerá en días o semanas”? ¿Logrará Rajoy que el G-20 mejicano traslade el mensaje de confianza en el euro? ¿Conseguirán Rajoy, Montoro y Rubalcaba que el Banco Central Europeo, finalmente, actúe, e intervenga y proceda a reforzar el capital de nuestros bancos de manera natural y “de oficio”? Son las preguntas esenciales del momento, antes de pasar a la siguiente cuestión, que es la recuperación del crecimiento y la rebaja del número de parados, propósitos que quedan sepultados por los problemas “de supervivencia” de cada día.
No terminamos de saber si evitaremos o no el rescate “propiamente dicho”, pero si rescate es subir el IVA, retrasar la jubilación, bajar los sueldos públicos y privados..., eso parece inevitable y, de hecho, ya se viene produciendo con mayores o menores angustias y dramas personales y familiares. ¿Quién no se ha visto en la necesidad de ser “rescatado” en su empresa, en su trabajo, por causa de una reducción de personal y de los sueldos de los años anteriores? Unas cuantas empresas y sectores parecen libres de ese riesgo, pero posiblemente son ya los más quienes, día a día, observan cada nuevo amanecer “con temor y con temblor” ante la probabilidad de que lo que llamamos “crisis” termine invadiéndonos y atacándonos sin remedio ni indulgencia. Después de todo, sólo cabe preguntarse por qué sector de actividad no se ha visto ya alcanzada por la crisis: Los funcionarios, los educadores, los sanitarios, la farmacia, la banca, la minería del carbón, el periodismo, las energías renovables, los jubilados alcanzados por el copago farmacéutico...
Suma y sigue. La angustia el miedo al rescate, ¿de qué? Si el rescate ya nos viene persiguiendo desde hace tres o cuatro años...
martes, 19 de junio de 2012
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