España
no quiere pagar más rescates por cooperantes secuestrados
No
termina de entenderse la razón por la que el Gobierno evacuó el sábado por sorpresa a todos los cooperantes españoles de la
zona del norte de Africa, por “indicios fundados” de que puedan
sufrir un ataque terrorista. No es menos
cierto que la expansión del radicalismo islámico y de grupos terroristas en el
norte de África se percibe desde hace varios años, pero los acontecimientos de
los últimos meses han agravado la situación. Y
ésa podría ser la razón, junto con el temor del Gobierno español de tener que
afrontar costosos rescates de sus cooperantes, en el caso de secuestro. Todavía
es reciente la liberación de los últimos secuestrados, y la obsesiva preocupación
del Gobierno por no dar a conocer el montante del rescate. El ministro Margallo
se limitó a decir que se había hecho lo que debía hacerse… Ahora confirma esta tesis el caso de Pepe
Oropesa, de 26 años, que es el único español que ha decidido quedarse en los
campamentos saharauis de Tinduf (Argelia) después de la evacuación urgente y
sin aviso previo. Oropesa, asume el riesgo, dice, porque es consecuente y llegó
allí por su cuenta: “Creo en lo que hago, siempre he pensado que si uno está en
una situación como ésta tiene que asumir su responsabilidad”. Su apuesta por
quedarse no ha estado exenta de presiones: el Gobierno le ha exigido que firme
un documento en el que exime a las autoridades españolas de “toda responsabilidad
sobre eventuales daños” que puedan ocurrirle. La explicación que le ofreció el
Ejecutivo de lo que eso significa, según ha relatado El País, suena incluso más contundente. “Me advirtieron
de que si me secuestran, España no pagará mi rescate”, explica desde Tinduf. Pepe
no es exactamente un cooperante, porque no está asociado a ninguna ONG, pero
trabaja como voluntario para la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos
Saharauis. Es periodista, de Sevilla, y en el campamento de Auserd,
en el que se encuentra, imparte clases de español y recoge testimonios para un
documental sobre las desapariciones forzosas en el conflicto saharaui.
La primera noticia de la evacuación la recibió el viernes al mediodía, a
escasos minutos de que los 15 cooperantes fueran trasladados a la base segura
de la Minurso (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del
Sáhara Occidental) en Tinduf, para ser repatriados. Estuvo a punto de ni
siquiera enterarse. “La AECID [La Agencia Española de Cooperación
Internacional para el Desarrollo] no sabía que yo estaba aquí, porque no estoy
censado como cooperante, y no tuvieron en cuenta que en la zona había otros
españoles”. En la primera llamada que recibió de la
responsable de la AECID en los campamentos, a la una de la tarde del viernes, ésta
no le mencionó que había en marcha ya una repatriación de españoles. Pero apenas
veinte minutos después, recibió una segunda llamada. “Entonces ella, exaltada,
me explica que hay riesgo de secuestro y que tengo que ir inmediatamente a
Rabuni, donde ellos se encuentran, y que no me mueva sin escolta porque puede
haber un ataque”. En aquel momento, reconoce, se asustó. Pensó que algo grave
tenía que haber pasado para que el escenario cambiara radicalmente en sólo 20
minutos. La explicación que les ofreció la responsable
de la AECID a todos los cooperantes, ya en la base de la Minurso, tampoco fue
mucho más detallada. “Nos anunciaron que la decisión era del Gobierno, que
existía un riesgo de secuestro de ciudadanos europeos pero especialmente
españoles, y que en cuestión de horas saldríamos para Madrid”. Y ahí comenzó su
odisea para quedarse, porque los responsables de la agencia trataron de ser muy
disuasorios. “Me lo pusieron muy mal. Me advirtieron de que si me quedaba, en caso
de secuestro o ataque estaría solo. Que España no haría nada por mí. Me
preocupé, sobre todo por mi familia”. Le llegaron a pedir el teléfono de sus
familiares para, según cuenta, “decirles cuatro cosas”. Pepe
acabó accediendo a firmar un documento en el que renuncia a la protección de
España. Se trata de una declaración, que reproduce El País, encabezada por sus
datos personales, en la que expresa que ha sido informado sobre “la existencia
de un riesgo alto contra la seguridad de los cooperantes españoles estacionados
en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf” y añade: “Asumo
personalmente todo riesgo implícito causado por mi permanencia en la zona y
descargo, por tanto, a las autoridades del Gobierno de España de toda
responsabilidad sobre los eventuales daños que puedan acontecer a mi persona
y/o bienes mientras la recomendación de evacuación no sea revocada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de España”. Él asegura que no tiene miedo, aunque sí “intranquilidad”.
Y que son los saharauis los que más le han calmado y bromean con el asunto. Sus
padres pusieron al principio el grito en el cielo, aunque al final lo han
aceptado. Y es hijo único. “Yo me quedo aquí, pero no soy importante. Quien se
queda aquí desde hace 37 años es el pueblo saharaui”.
Otra reacción que recoge este lunes la prensa española es la del
Ministerio de Exteriores argelino, que mostró su deseo de que la repatriación de los cooperantes
españoles que trabajaban en los campamentos saharahuis de Tinduf, situado en el
suroeste de Argelia, sea "momentánea". "Esperamos que su repatriación
sea momentánea ya que su presencia representa un gran consuelo para los refugiados saharauis obligados
a huir de la ocupación militar (marroquí)", explicó en un mensaje escrito
el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores argelino, Amar Velan, del que
se hace eco El Mundo. A título personal, el portavoz indicó que la repatriación
supone "de algún modo, una victoria para el grupo
terrorista" que secuestró el 22 de octubre de 2011 a
los trabajadores humanitarios Ainhoa Fernández de Rincón y Enric Gonyalons y a la italiana Rossella Urru, liberados el pasado 18 de julio. (Se
supone que tras elpago de rescate por las autoridades españolas…) Belani
también quiso subrayar que los expatriados eran "ante todo,
huéspedes distinguidos del pueblo saharaui", en referencia a que los campamentos
de refugiados de Tinduf son administrados por las autoridades saharauis a pesar
de que se encuentran en territorio de Argelia, principal valedor de la causa
saharaui.
En cuanto a las explicaciones del Gobierno español han sido
escasas. El jefe de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo,
explicó el sábado que la operación para repatriar a los cooperantes se llevaba
a cabo debido a la existencia de "indicios fundados" de
posibles actuaciones contra
ellos de grupos terrorista del norte de Mali. Margallo también advirtió de la posibilidad de que Mali se
convierta en un nuevo Afganistán en
el que los terroristas campen a sus anchas. También recordó que la Unión
Africana y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental han
solicitado al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas una resolución que dé
cobertura a una futura operación militar en Mali, no sólo para respaldar a las
instituciones de transición en Bamako, sino también para hacer frente a los
grupos terroristas que se han adueñado del norte del país. El norte de Mali
está controlado por el grupo radical islámico tuareg Ansar al Din, que aboga
por una aplicación rigorista de la ley islámica. Esta agrupación se impuso, en
el autodenominado estado de Azawad, a otro grupo tuareg de ideología más laica,
el Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA), gracias al apoyo del
Movimiento Monoteismo y Yihad en África Occidental (MYAO), el responsable del
secuestro de los dos cooperantes españoles en octubre. El grupo terrorista Al
Qaeda en el Magreb Islámico también opera en este vasto territorio maliense de
850.000 kilómetros cuadrados. Ante esta situación, el ministro español afirmó
que España apoya los esfuerzos africanos, incluido el despliegue de una fuerza
militar, y que está dispuesta a estudiar con sus aliados europeos cómo prestar
apoyo a dicha misión. Asimismo, dijo que será importante contar con el apoyo de
países vecinos con los que se mantienen estrechas relaciones, singularmente
Argelia, Mauritania y Níger. Sobre la situación en el norte de Mali, fronterizo
con Argel, el portavoz del ministerio de Exteriores argelino, aseguró que
"Argelia considera que antes de evocar o considerar la opción militar, conviene agotar todas las vías de diálogo político". Belani insistió, además, en la
necesidad de alcanzar "una solución pacífica y negociada, entre un
gobierno inclusivo, consensuado y amplio y todos aquellos que rechazan y se
desmarcan del terrorismo y de sus socios del crimen organizado internacional, y
que abandonan sus reivindicaciones separatistas y aceptan claramente no poner
en riesgo la integridad territorial y la unidad de Mali". Dice El Mundo
que, con estas palabras, el portavoz quería matizar las diferencias entre los distintos grupos que operan en
el Mali septentrional. Desde los terroristas, como Al Qaeda o
MYAO, pasando por los radicales islámicos como Ansar al Din, hasta los rebeldes
independentistas del MNLA.
La atención de los medios españoles ala noticia de la evacuación
de cooperantes ha sido escasa. El País destaca la revelación del cooperante que
prefirió quedarse en Tinduf: “El Gobierno me dijo, si te secuestran no pagamos”.
Y cuenta que las ONG y el Polisario achacan la repatriación a intereses políticos.
Asegura El Mundo que España estudia enviar tropas a Mali para luchar contra el
terrorismo, y que aumenta la preocupación por la expansión de grupos
terroristas al norte de Africa. En ABC se recoge el malestar causado por la
repatriación de cooperantes en el Sahara. La Vanguardia refleja el temor en
EEUU a la presencia de elementos de Al Qaeda en Siria. También La Razón
especula con la posibilidad de que Siria se convierta en un nuevo Afganistán. Y
en La Gaceta se destaca la crítica de la decisión de Exteriores por los
cooperantes evacuados, y que las ONG exigen aclaraciones.
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