domingo, 29 de julio de 2012

ENTRE LA COLABORACIÓN Y LA INDEPENDENCIA


Nueva estrategia de Mas en su relación con el Gobierno de Rajoy

Parece conveniente seguir los pasos de Artur Mas, crecientemente reivindicativo, que ahora ha decidido, según dice, cambiar la historia de Cataluña y de España. Según se relata este mismo domingo en La Vanguardia, veinticuatro horas después de que el Parlament se pronunciara por el concierto económico para Cataluña, (que Mas llama pacto fiscal), el president de la Generalitat convocó a la sede de su gobierno autonómico a todos los altos cargos de la institución: secretarios generales, directores generales, directores de empresas públicas... Los consellers estaban sentados en primera fila. En total, los reunidos fueron unos 300. Y se desarrolló un acto extraordinario, pero interno, sin luz, ni taquígrafos, ni periodistas. El president les convocó a participar en "una misión histórica": "Sois los generales de un ejército que es la Generalitat y que tiene una gran misión. De la Generalitat depende la suerte del país".  Según varios asistentes, el president planteó esa "misión histórica" como un desafío doble, superar la crisis y cambiar la relación entre Cataluña y España: "Nos encontramos en una situación muy dolorosa, pero también es una gran oportunidad para cambiar la historia". Parece que ambos serán los dos objetivos que marcarán la agenda política del Gobierno catalán que, en ambos casos, tendrá al Ejecutivo de Mariano Rajoy como interlocutor, como adversario, o ambas cosas a la vez. 

De acuerdo con esta nueva estrategia diseñada por Mas, la crisis y muy especialmente la gestión cotidiana de la tesorería, o sea, la falta de liquidez, tendrá que afrontarse inevitablemente de común acuerdo con el Gobierno español. Es un asunto inmediato e inaplazable. Y en ello encaja la petición “de rescate”, que el “molt honorable” no quiere que se llame así, pero que deberán ayudar a que el govern afronte sus compromisos en los meses que vienen, por no disponer de medios propios. Lo más trascendente, o sea, lo estructural, lo histórico, es decir la consecución efectiva del pacto fiscal, se plantea ahora mismo como una cuestión de estricta voluntad política que el president se propone resolver, según dijo el viernes, "en dos legislaturas". Está claro que la crisis contribuye a alargar los plazos, pero según entiende el president, lo importante es el fuero, que, como no implica transferencia de recursos, puede decidirse ya. Así pues, la respuesta política sobre el concierto económico deberá producirse dentro de esta legislatura. En cuanto al cómo y, sobre todo el cuánto, quedará para la próxima legislatura catalana. El objetivo no explicitado pasará por reducir el déficit fiscal como mínimo a la mitad. Si el déficit fiscal son, aproximadamente, 20.000 millones anuales, se pretende reducirlo a 10.000. El máximo déficit presupuestario del Govern de la Generalitat, en el último ejercicio del tripartito, en 2010, no alcanzó los 8.000 millones. 

Volviendo al acto del Palau de la Generalitat con su “generalato”, el president enfatizó que se van a vivir "los momentos más difíciles", y que se van a encontrar con "los peores obstáculos para gobernar que se ha encontrado nunca ningún gobierno". Y también admitió que "todo apunta a un conflicto creciente con el Estado", aunque Mas dejó claro que su propósito no es alimentarlo, pero mucho menos evitarlo a base de claudicar: "Hemos de estar preparados". Todo permite suponer que Artur Mas aspira a dar pasos inequívocos sobre su voluntad soberanista e independentista…

Señala también La Vanguardia que ya el pasado viernes Mas realizó la primera gestión sobre el pacto fiscal. Envió una carta al presidente del Gobierno español informándole de la resolución aprobada por el Parlament, destacando el apoyo recibido de "mayorías cualificadas" entre 2/3 y 3/5 de la cámara. Mas reitera en la carta sus argumentos sobre la insostenibilidad del déficit fiscal y propone a Rajoy una reunión "lo antes posible" para abordar el asunto. De manera que, en adelante, cabe suponer que las relaciones entre el Govern de Cataluña y el Gobierno central. llevarán dos ritmos, que el president Mas y sobre todo el conseller de Economia, Andreu Mas-Colell, se niegan a considerar incompatibles por más que puedan parecer la cuadratura del círculo: cooperación y reivindicación simultáneamente. El Govern cree que el Ejecutivo español está obligado a resolver mediante transferencias los problemas de liquidez de la Generalitat, y que no supone ninguna deshonra para Cataluña acudir al Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), puesto que los recursos del Estado se nutren, en buena parte, de los impuestos que han pagado los catalanes. El Ejecutivo catalán insiste en asegurar que el apoyo del FLA no conllevará intervención política. No es lo que repiensa “en Madrid”, que, con bastante probabilidad, “sugerirá”  algunos recortes a cambio de la entrega de fondos: Eliminación de embajadas, supresión de varios catalanes de TV autonómicos, supresión de los entes comarcales… Y una manera de demostrar que la gestión de la tesorería no tiene precio político para la Generalitat, será precisamente la acción política paralela del president y del Govern sobre la reivindicación de un pacto fiscal que el Gobierno español ya ha advertido que no figura en su agenda. Alicia Sánchez-Camacho, la líder del PP catalán, que ha mantenido una relación equívoca con el Govern de Mas, ya insinuó el viernes posibles represalias del Ejecutivo de Rajoy con la liquidez de la Generalitat si Mas insiste con el concierto económico. El cronista de La Vanguardia sugiere que podría producirse una colisión política de consecuencias imprevisibles en un plazo de tiempo relativamente breve, y sostiene que los meses, e incluso las semanas que vienen, presentan un “escenario dramático”. Por ejemplo, la cancelación por parte del Gobierno central de diversas ayudas a la dependencia dejarán sin subvención a las entidades que dan trabajo a colectivos de discapacitados. Teniendo prácticamente asegurado el pago de las nóminas de los funcionarios de este mes de julio, no le llega, en cambio, para los conciertos establecidos con entidades que prestan servicios públicos y que también han de pagar nóminas.  En cualquier caso, como reconoció Mas-Colell, estas situaciones sólo se pueden resolver acudiendo al Tesoro español. Pero como Mas quiere resolver el problema inmediato de liquidez y, a la vez, dar una respuesta el problema histórico del déficit fiscal, la clave estará en los presupuestos, tanto los del Estado como los de la Generalitat, y eso se va a dilucidar a partir de septiembre. En el ámbito presupuestario, las posiciones están más enfrentadas que nunca. El Govern considera imposible cumplir el objetivo de déficit impuesto, con el agravante de que Hacienda se niega a pagar el Fondo de Competitividad y lo previsto en la disposición adicional tercera del Estatut. Fueron éstos, precisamente, los motivos que llevaron a CiU a no apoyar los presupuestos del Estado de este año. Por ello, parece difícil el acuerdo presupuestario en España e irrepetible el acuerdo presupuestario en Cataluña que suscribió el Govern con el PP catalán.
Hay otras posibilidades:  Esquerra Republicana se ha ofrecido para asegurar la estabilidad a cambio de una posición de firmeza sobre el pacto fiscal que incluya, si es preciso, el desafío a la legalidad española. Sin embargo, el presupuesto del 2013 se prevé tan restrictivo, y su aplicación sería tan problemática y generadora de conflictos sociales, que la dirección de CiU duda que los republicanos estén dispuestos a asumirlos como propios cuando los sondeos electorales les otorgan una evolución al alza. Otra posibilidad son las elecciones anticipadas, pero precisamente la evolución tan negativa de la crisis influye en descartar prácticamente esa idea de elecciones anticipadas en caso de portazo de Rajoy al pacto fiscal. Mas no quiere adelantar las elecciones, pero si el Govern no consigue mayoría suficiente para aprobar los presupuestos más difíciles de la historia, no tendrá más remedio que prorrogarlos y las elecciones anticipadas serán inevitables en la primavera del 2013. En tal caso, sin pacto fiscal y con la caja vacía, a Mas sólo le quedaría como oferta electoral la bandera de la rebelión, dice La Vanguardia.
Tal vez las vacaciones veraniegas relajan un panorama tan dramático como el que se apunta…

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