sábado, 18 de agosto de 2012

NO PODRÁ HACER APOLOGÍA DEL TERRORISMO


El carcelero será excarcelado con algunas condiciones

Como todo hacía suponer, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha resuelto conceder el tercer grado a Jesús María Uribechevarria Bolinaga, en el ejercicio de las competencias que se le reconocen y a la vista de la propuesta por unanimidad que eleva la Junta de Tratamiento del centro penitenciario de Zaballa (Álava), en la que, en base al informe médico que se adjunta, se acredita que el interno Uribechevarria mucho más conocido por “el carcelero de Ortega Lara”, padece una enfermedad muy grave, irreversible e incurable en los términos previstos en el vigente Reglamento Penitenciario. La Secretaría General entiende que, a pesar de la entidad de los delitos cometidos por el penado, resulta indudable que, tanto la gravedad de la enfermedad, su previsible evolución, o las características del tratamiento, mitigan extraordinariamente la peligrosidad del recluso y anulan prácticamente el riesgo de reincidencia. Y concluye: Por las razones humanitarias a las que se refieren el Reglamento Penitenciario, y el Código Penal y en consonancia con las apreciaciones recogidas en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, se resuelve aprobar la propuesta del centro penitenciario y clasificar en tercer grado de tratamiento y se insta a la Junta de Tratamiento del centro penitenciario de Zaballa a elevar el próximo lunes su expediente sobre la libertad condicional del recluso al Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria. Asimismo, insta a la Junta de Tratamiento del centro penitenciario de Zaballa a que incorpore a dicho expediente de libertad condicional para ser sometidas al criterio del Juzgado Central de Vigilancia, al margen de cualesquiera otras que considere oportunas, las siguientes reglas de conducta:
1. Alejamiento de las víctimas de sus delitos o de los familiares directos de éstas.
2. Prohibición de participar de forma activa o pasiva en manifestaciones públicas de enaltecimiento o legitimación de la violencia, especialmente de la banda terrorista de ETA y/o hacer declaraciones de esta naturaleza, así como las que conlleven desprecio o desconsideración de las víctimas del terrorismo.
3. Prohibición de ausentarse, sin previa autorización de la Administración Penitenciaria, de la localidad en la que fije su residencia.
Se recuerda que este recluso, condenado por el secuestro de José Antonio Ortega Lara y que padece una "enfermedad muy grave, irreversible e incurable", un cáncer en fase de Terminal y con metástasis. La propuesta de la Junta de Tratamiento de la prisión alavesa se alcanzó por unanimidad y "a los exclusivos efectos de que se confeccione el expediente de libertad condicional por enfermedad". "Esta Secretaría General entiende que, a pesar de la entidad de los delitos cometidos por el penado, resulta indudable que tanto la gravedad de la enfermedad, su previsible evolución, así como las características del tratamiento mitigan extraordinariamente la peligrosidad del recluso y anulan prácticamente el riesgo de reincidencia", señala la nota. Ahora, la decisión de otorgar el tercer grado al etarra será notificada al Ministerio Fiscal, que podría recurrirla, y entonces debería resolver el juez de vigilancia penitenciaria.
Es decir, sucedió lo que se suponía que iba a pasar: que el Ministerio del Interior, a la vista del informe médico del Hospital Donostia calificando como muy grave e irreversible el cáncer que padece Iribetxeberria, y que fija en un 90% su riesgo de muerte antes de un año, ha decidido clasificarle en tercer grado penitenciario, o de semilibertad, e impulsar su libertad condicional. La libertad no la otorga Instituciones Penitenciarias, sino el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, que se pronunciará sobre el asunto la semana próxima. Pero, con el paso de este viernes, entiende El País que el Gobierno ha fijado su postura: Considera que, “por razones humanitarias”, es conveniente excarcelar a Uribetxeberria, en prisión desde 1997. Eso sí, recomienda al juzgado que le imponga algunas condiciones. La más llamativa de ellas es la petición de que se le prohíba participar “de forma activa o pasiva en manifestaciones públicas de enaltecimiento o legitimación de la violencia, especialmente de la banda terrorista ETAy/o hacer declaraciones de esta naturaleza, así como las que conlleven desprecio o desconsideración de las víctimas del terrorismo”. Además, se recomienda a los jueces que le impidan abandonar el municipio en el que viva sin comunicarlo a Prisiones y que se le impongan órdenes de alejamiento con respecto a sus víctimas o familiares de estas. Es evidente que la prohibición de que Uribetxeberria acuda a actos en favor de ETA tiene que ver con la instrumentalización del caso emprendida durante las últimas dos semanas por los reclusos de la banda, las asociaciones de familiares y la izquierda abertzale, que han apoyado y fomentado las protestas y huelgas de hambre de los reclusos, a pesar de que ya sabían que Interior lo excarcelaría si su pronóstico médico era muy grave. El Gobierno vasco, de acuerdo con Interior en su decisión de liberar al recluso, lamentaba que la izquierda abertzale no se hubiera “ahorrado este espectáculo victimista”, según un portavoz del departamento de Patxi López. A su vez, la izquierda abertzale ha anunciado que seguirá con su presión sobre la política penitenciaria del Gobierno aunque Uribetxeberria sea excarcelado. Las movilizaciones por la liberación del preso continuaron ya este sábado, a pesar de la concesión del tercer grado, con una concentración convocada en Bilbao. Aunque distintos responsables del ministerio llevan días insistiendo en que se limitarían a aplicar la ley y que Uribetxeberria sería excarcelado si su estado era muy grave, con huelgas o sin ellas, la izquierda abertzale ya “vende” como un éxito propio la liberación. Por eso, la propuesta de Interior de que se prohíba a Uribetxeberria acudir a actos reivindicativos pretende evitar, al menos, que éste se convierta en un héroe físicamente presente en cualquier concentración o acto.
Cabe recordar que Uribetxeberria cumple condena por dos secuestros, el del empresario Julio Iglesias Zamora (116 días en 1993) y el del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara (532 días de agónico cautiverio entre 1996 y 1997), y por el asesinato de tres guardias civiles. Además, entiende El País que la liberación es un tema especialmente espinoso para este Ejecutivo, que en la oposición apoyó todas las reivindicaciones de las víctimas y les hizo pensar que nunca adoptaría decisiones que contrariaran sus intereses y peticiones. En esta línea, la Asociación de Víctimas del Terrorismo denuncia como una “traición” intolerable la decisión del Gobierno. “A muchas víctimas nos están llamando inhumanas por defender que Uribetxeberria debe permanecer en prisión”, sostiene Ángeles Pedraza, presidenta de la AVT. “Ninguna de las víctimas que ETA asesinó a lo largo de su sangrienta historia tuvo la más mínima oportunidad de estar al lado de sus familiares en sus últimos instantes. Nada”. La crueldad de los delitos de Uribetxeberria es evidente, y quedó grabada en los ojos de toda España cuando un famélico y desorientado Ortega Lara fue liberado. A pesar de todo, la cuestión es si el Estado de derecho debe aplicar las leyes incluso a los que no creen en ellas. Y este Gobierno, como los anteriores, han aplicado criterios humanitarios a los presos. No sólo se ha liberado a terroristas. Desde 2007 han sido excarcelados más de 1.600 delincuentes enfermos de las cárceles españolas. Pero es evidente que pocos casos provocan el debate moral inevitable que se da cuando se trata de los reclusos de ETA, y que destacan los titulares de los diarios  de este sábado: El País titula: Interior impulsa la libertad del secuestrador de Ortega Lara. El Mundo: El Gobierno cede y opta por dar el tercer grado a Bolinaga. ABC El asesino Bolinaga saldrá con condiciones. La Razón: El carcelero de Ortega Lara sí podrá morir en su casa. La gaceta: Las víctimas acusan al gobierno del PP de consumar la traición…
La decisión y las reacciones, todo, eran muy previsibles… Tal vez, lo más llamativo haya sido la revelación que ahora hace Garzón sobre el descubrimiento del entonces recluso de Bolinaga, Ortega Lara. Garzón fue el juez que asistió a la liberación del funcionario de prisiones secuestrado, en julio de 1997. Uribetxeberria fue llamado para la inspección de la nave porque era el titular de la empresa de Mondragón en la que ETA ocultaba a Ortega Lara. Garzón relata que, ya en el interior, le preguntó: —“¿Hay alguien dentro?” —“No, solo el perro”. La respuesta de Uribetxeberria, que ya estaba detenido, suponía que, si la Guardia Civil no llega a descubrir la existencia del zulo, Ortega Lara habría quedado allí, condenado a morir. Luego, tras descubrir el reborde de la maquinaria que ocultaba el zulo, Garzón se dirigió de nuevo a Uribetxeberria: “-¿No dijo que no había nadie?”. —“Eso dije, pero está ese” [en referencia a Ortega Lara]. El etarra explicó que, para la apertura del mecanismo hidráulico, había que pulsar dos interruptores. Así se hizo. Pero, como se había intentado levantar previamente con una grúa, el ingenio se atascó cuando sólo se había abierto medio metro y permitía una salida muy angosta. Ortega Lara dijo a Garzón que pensó que “le iban a dar el paseíllo” (asesinar).
Un malvado en toda regla, ahora casi en libertad…

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