El carcelero será excarcelado con
algunas condiciones
Como todo hacía suponer, la
Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha resuelto conceder el
tercer grado a Jesús María Uribechevarria Bolinaga, en el ejercicio de las
competencias que se le reconocen y a la vista de la propuesta por unanimidad
que eleva la Junta de Tratamiento del centro penitenciario de Zaballa (Álava),
en la que, en base al informe médico que se adjunta, se acredita que el interno
Uribechevarria mucho más conocido por “el carcelero de Ortega Lara”, padece una
enfermedad muy grave, irreversible e incurable en los términos previstos en el
vigente Reglamento Penitenciario. La Secretaría General entiende que, a pesar
de la entidad de los delitos cometidos por el penado, resulta indudable que,
tanto la gravedad de la enfermedad, su previsible evolución, o las
características del tratamiento, mitigan extraordinariamente la peligrosidad
del recluso y anulan prácticamente el riesgo de reincidencia. Y concluye: Por
las razones humanitarias a las que se refieren el Reglamento Penitenciario, y el
Código Penal y en consonancia con las apreciaciones recogidas en la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional, se resuelve aprobar la propuesta del centro
penitenciario y clasificar en tercer grado de tratamiento y se insta a la Junta
de Tratamiento del centro penitenciario de Zaballa a elevar el próximo lunes su
expediente sobre la libertad condicional del recluso al Juzgado Central de
Vigilancia Penitenciaria. Asimismo, insta a la Junta de Tratamiento del centro
penitenciario de Zaballa a que incorpore a dicho expediente de libertad
condicional para ser sometidas al criterio del Juzgado Central de Vigilancia,
al margen de cualesquiera otras que considere oportunas, las siguientes reglas
de conducta:
1. Alejamiento de las víctimas de
sus delitos o de los familiares directos de éstas.
2. Prohibición de participar de
forma activa o pasiva en manifestaciones públicas de enaltecimiento o
legitimación de la violencia, especialmente de la banda terrorista de ETA y/o
hacer declaraciones de esta naturaleza, así como las que conlleven desprecio o
desconsideración de las víctimas del terrorismo.
3. Prohibición de ausentarse, sin
previa autorización de la Administración Penitenciaria, de la localidad en la
que fije su residencia.
Se recuerda que este recluso, condenado por el secuestro de José Antonio Ortega Lara y
que padece una "enfermedad muy grave,
irreversible e incurable",
un cáncer en fase de Terminal y con metástasis. La propuesta de la Junta de
Tratamiento de la prisión alavesa se alcanzó por unanimidad y "a los
exclusivos efectos de que se confeccione el expediente de libertad
condicional por enfermedad".
"Esta Secretaría General entiende que, a pesar de la entidad de los
delitos cometidos por el penado, resulta indudable que tanto la gravedad de la
enfermedad, su previsible evolución, así como las características del
tratamiento mitigan
extraordinariamente la peligrosidad del recluso y anulan prácticamente el
riesgo de reincidencia", señala la nota. Ahora, la
decisión de otorgar el tercer grado al etarra será notificada al Ministerio
Fiscal, que podría recurrirla, y entonces debería resolver el juez de
vigilancia penitenciaria.
Es
decir, sucedió lo que se suponía que iba a pasar: que el Ministerio del
Interior, a la vista del informe médico del Hospital Donostia calificando como muy
grave e irreversible el cáncer que padece Iribetxeberria, y que fija en un 90%
su riesgo de muerte antes de un año, ha
decidido clasificarle en tercer grado penitenciario, o de semilibertad, e
impulsar su libertad condicional. La libertad no la otorga Instituciones
Penitenciarias, sino el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia
Nacional, que se
pronunciará sobre el asunto la semana próxima. Pero, con el paso de este
viernes, entiende El País que el Gobierno ha fijado su postura: Considera que,
“por razones humanitarias”, es conveniente excarcelar a Uribetxeberria, en
prisión desde 1997. Eso sí, recomienda al juzgado que le imponga algunas
condiciones. La más llamativa de ellas es la petición de que se le prohíba participar “de forma activa o pasiva en manifestaciones públicas de
enaltecimiento o legitimación de la violencia, especialmente de la banda terrorista ETAy/o hacer declaraciones de esta
naturaleza, así como las que conlleven desprecio o desconsideración de las
víctimas del terrorismo”. Además, se recomienda a los jueces que le impidan
abandonar el municipio en el que viva sin comunicarlo a Prisiones y que se le
impongan órdenes de alejamiento con respecto a sus víctimas o familiares de
estas. Es evidente que la prohibición de que
Uribetxeberria acuda a actos en favor de ETA tiene que ver con la
instrumentalización del caso emprendida durante las últimas dos semanas por los
reclusos de la banda, las asociaciones de familiares y la izquierda abertzale, que han apoyado y
fomentado las protestas y huelgas de hambre de los reclusos, a pesar de que ya
sabían que Interior lo excarcelaría si su pronóstico médico era muy grave. El
Gobierno vasco, de acuerdo con Interior en su decisión de liberar al recluso,
lamentaba que la izquierda abertzale no se hubiera “ahorrado este
espectáculo victimista”, según un portavoz del departamento de Patxi López. A
su vez, la izquierda abertzale ha anunciado que seguirá con su
presión sobre la política penitenciaria del Gobierno aunque Uribetxeberria sea
excarcelado. Las movilizaciones por la liberación del preso continuaron ya este
sábado, a pesar de la concesión del tercer grado, con una concentración
convocada en Bilbao. Aunque distintos responsables del ministerio llevan días
insistiendo en que se limitarían a aplicar la ley y que Uribetxeberria sería
excarcelado si su estado era muy grave, con huelgas o sin ellas, la izquierda abertzale ya “vende” como un éxito propio la
liberación. Por eso, la propuesta de Interior de que se prohíba a
Uribetxeberria acudir a actos reivindicativos pretende evitar, al menos, que éste
se convierta en un héroe físicamente presente en cualquier concentración o acto.
Cabe recordar que Uribetxeberria cumple
condena por dos secuestros, el del empresario Julio
Iglesias Zamora (116 días en 1993) y el del funcionario
de prisiones José Antonio Ortega Lara (532 días de agónico cautiverio entre
1996 y 1997), y por el asesinato de tres guardias civiles. Además,
entiende El País que la liberación es un tema especialmente espinoso para este
Ejecutivo, que en la oposición apoyó todas las reivindicaciones de las víctimas
y les hizo pensar que nunca adoptaría decisiones que contrariaran sus intereses
y peticiones. En esta línea, la Asociación de Víctimas del Terrorismo denuncia como una “traición”
intolerable la decisión del Gobierno. “A muchas víctimas nos están llamando
inhumanas por defender que Uribetxeberria debe permanecer en prisión”, sostiene
Ángeles Pedraza, presidenta de la AVT. “Ninguna de las víctimas que ETA asesinó
a lo largo de su sangrienta historia tuvo la más mínima oportunidad de estar al
lado de sus familiares en sus últimos instantes. Nada”. La crueldad de los
delitos de Uribetxeberria es evidente, y quedó grabada en los ojos de toda
España cuando un famélico y desorientado Ortega Lara fue liberado. A pesar de
todo, la cuestión es si el Estado de derecho debe aplicar las leyes incluso a
los que no creen en ellas. Y este Gobierno, como los anteriores, han aplicado
criterios humanitarios a los presos. No sólo se ha liberado a terroristas.
Desde 2007 han sido excarcelados más de 1.600 delincuentes enfermos de las
cárceles españolas. Pero es evidente que pocos casos provocan el debate moral
inevitable que se da cuando se trata de los reclusos de ETA, y que destacan los
titulares de los diarios de este sábado:
El País titula: Interior impulsa la libertad del secuestrador de Ortega Lara. El
Mundo: El Gobierno cede y opta por dar el tercer grado a Bolinaga. ABC El
asesino Bolinaga saldrá con condiciones. La Razón: El carcelero de Ortega Lara
sí podrá morir en su casa. La gaceta: Las víctimas acusan al gobierno del PP de
consumar la traición…
La
decisión y las reacciones, todo, eran muy previsibles… Tal vez, lo más
llamativo haya sido la revelación que ahora hace Garzón sobre el descubrimiento
del entonces recluso de Bolinaga, Ortega Lara. Garzón fue el juez que asistió a
la liberación del funcionario de prisiones secuestrado, en julio de 1997. Uribetxeberria
fue llamado para la inspección de la nave porque era el titular de la empresa
de Mondragón en la que ETA ocultaba a Ortega Lara. Garzón relata que, ya en el
interior, le preguntó: —“¿Hay alguien dentro?” —“No, solo el perro”. La
respuesta de Uribetxeberria, que ya estaba detenido, suponía que, si la Guardia
Civil no llega a descubrir la existencia del zulo, Ortega Lara habría quedado
allí, condenado a morir. Luego, tras descubrir el reborde de la maquinaria que
ocultaba el zulo, Garzón se dirigió de nuevo a Uribetxeberria: “-¿No dijo que
no había nadie?”. —“Eso dije, pero está ese” [en referencia a Ortega Lara]. El
etarra explicó que, para la apertura del mecanismo hidráulico, había que pulsar
dos interruptores. Así se hizo. Pero, como se había intentado levantar
previamente con una grúa, el ingenio se atascó cuando sólo se había abierto
medio metro y permitía una salida muy angosta. Ortega Lara dijo a Garzón que
pensó que “le iban a dar el paseíllo” (asesinar).
Un
malvado en toda regla, ahora casi en libertad…
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