martes, 13 de mayo de 2014

Isabel Carrasco, descanse en paz en León A primera hora de la tarde, pasadas las cinco, en León había un clamor, que saltaba de casa en casa y de teléfono a teléfono: “Han asesinado a “la Carrasca””, decían estas voces coincidentes en el mensaje. La Carrasca era Isabel Carrasco, personaje popular como pocos, en los últimos tiempos, en la política leonesa, por su obsesión y afición a reunir cargos y sueldos. Llegó a simultanear hasta trece, tal vez alguno más, y a su muerte, este lunes, ejercía tres: presidenta del PP leonés, Presidenta de la Diputación de León y concejal del ayuntamiento de León. Posiblemente se había reservado algún puesto más, en alguna banca o caja. “La Carrasca” llegó a merecer copiosos insultos y frases poco amables en muchas paredes de León. No era personaje simpático, ni su muerte ha suscitado condolencias populares masivas. Más bien al contrario. Todavía ayer quedaban algunos grafitti en las calles leonesas, antes de que tres disparos acabaran con su ajetreada vida y le impidieran acudir al mitin que Rajoy y Cañete iban a celebrar en Valladolid a la hora en que su cuerpo, el de Isabel Casrrasco, yacía ya al lado del río Bernesga, entre su casa la sede del PP. Eso sí, los partidos se unieron a la hora de tributarle el último recuerdo, anulando todos los mítines de la tarde. Y claro que hubo condolencias: la catalana líder del PP hablaba de nuestra entrañable amiga, y Sáenz de Santamaría también se lamentaba del asesinato. Sin excesiva convicción ni dolor, o eso me pareció a mí. Que estaba habiendo escasos llantos por la líderesa muerta. Y mientras tanto, todavía durante la tarde del lunes, empezaban a conocerse algunas circunstancias del asesinato: Una madre y su hija, esposa e hija de un comisario de la policía en Astorga, habrían sido las autoras de un caso de venganza personal, originado por el despido que la alta funcionaria habría producido en la eventual asesina. Hasta esas alturas se ha elevado el precio de un despido, en la España de los cinco o seis millones de despedidos y buscadores de empleos y de cuatro millones de desempleados sin prestación alguna.… Ténganlo en cuenta los autores de despidos improcedentes y de quienes se niegan a pagar las correspondientes indemnizaciones por despido…, advertía un colega en paro. Lo peor del pago de obras públicas, como estamos viendo en la del AVE Madrid-Barcelona, no sólo es que se hayan pagado generosamente, sino incluso que se hayan pagado obras que jamás se realizaron, y que ahora mismo, no sepamos quién las encargó, a quién y por qué. Los correspondientes ministros se echan la culpa los unos a los otros: No fui yo, eso lo hizo mi antecesor, o mi sucesor… Lo cierto es que ese AVE, y el de los túneles del Guadarrama, y el de los túneles de León a Asturias, nos han costado un ojo de la cara, y que, unos años más tarde, cuando se supone que el tren ya empieza a ser rentable –si alguna vez lo llegar a ser- llegan esas cuentas pendientes de ajuste, o llegan los juicios del siempre lentísimo Tribunal de Cuentas, que no ve demasiada relación entre la convocatoria para hacer la obra y los gastos que aquella obra originó… ¿Y un poco más de transparencia, sobre la marcha, no ayudaría al control y eliminación de abusos. Probablemente, pero eso de la transparencia de las Administraciones fue una ocurrencia de la Santamaría, de la que nunca más se supo… Alégrense, porque la baronesa Thyssen, alias Tita, y su hijo Borja avanzan en la mejoría de sus relaciones. ¿A que les hace más felices? JOSÉ CAVERO

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