lunes, 2 de junio de 2014

El Rey abdica. Don Felipe, Rey de España Aunque los mejor informados –Rajoy y Rubalcaba, por derecho propio y razones del cargo- lo sabían ya desde enero, finalmente, este primer lunes de junio se ha dado a conocer formal y oficialmente el anuncio de que el Rey abdica de su condición, y cede sus atribuciones a don Felipe. No es una noticia especialmente “novedosa”: Era previsible que así sucediera, aunque no faltan rumores que apuntan a que el estado de salud del hasta ahora monarca ha seguido dando quebraderos de cabeza, y no termina de mejorar. Incluso se especula con la posibilidad de que esté padeciendo alguna clase de cáncer de los que no se ha informado a la nación. Lo cierto es que don Juan Carlos ha hecho sucesivos intentos de regresar a una cierta normalidad, con viajes a países árabes y para hacer las gestiones que mejor ha hecho siempre: facilitar el acceso de empresas españolas a mercados y oportunidades en otros países. Y en cada uno de estos viajes, ha aparecido el rostro esforzado de don Juan Carlos, que no ha terminado de comprobar la mejoría que se le pronosticó tras su más reciente intervención quirúrgica. En realidad, dado este estado de salud precario, y también por la edad de don Juan Carlos, se ha venido especulando periódicamente con la abdicación y sucesión del Rey. A todos ha parecido que don Juan Carlos, y su esposa doña Leticia, aparecen debidamente preparados y dispuestos para heredar el mando de la nación sin quebrando de ninguna especie. Queda por resolver la cuestión delicada del yerno Urdangarín, pero los jueces tienen la difícil papeleta en sus manos y sabrán darle el debido tratamiento. En todo caso, ha sido evidente el deseo de los Príncipes herederos de no ser relacionados con los malos pasos del yerno y la otra hija del Rey. Han marcado distintas, en ocasiones no sin dolor personal, sobre todo, de la Reina doña Sofía. También doña Sofía, que en los últimos años ha dado a conocer una separación física notable de su esposo, en los últimos tiempos ha reducido ese distanciamiento, probablemente para ayudar en el tránsito del Reinado a la abdicación y sucesión. Ahora corresponde la aplicación de la Constitución a efectos de sucesión, y pocos dudan de que todo se realizará conforme cabe esperar, dada la madurez que han demostrado los jóvenes príncipes herederos. En esta hora, asimismo, se recuerda, sobre todo, el tiempo dilatado, de 39 años, que don Juan Carlos ha permanecido al frente de los destinos de la nación, con impagables méritos que no todos reconocerán del mismo modo. Hubo, nadie lo duda, errores manifiestos, de alguno de los cuales el propio Rey hizo referencia pública en un discurso memorable: Me equivoqué no volverá a repetirse”, dijo tras el viaje a Botswana en el que dio muerte a un elefante, un viaje que había sido preparado por la controvertida “cortesana” Corina. Precisamente, algunas amistades particulares del Rey –Corina la más reciente, pero anteriormente Javier de la Rosa, o el conocido como “el manco”-, pudieron haber deteriorado la imagen de un Reinado, que, además de prolongado, fue generalmente fructífero para la nación y sus ciudadanos. El Rey supo mantener algunas iniciativas dignas de elogio, como sus encuentros con las más jóvenes generaciones, sobre todo en el concurso “qué es un rey para ti”, en el que transmitía el acercamiento a los niños y un cierto escepticismo sobre la relevancia de su cargo. Mantuvo, mientras pudo, su asistencia y participación en las sucesivas Cumbres Iberoamericanas, para conseguir la cooperación del bloque de países del mismo idioma hispano. Y ya han sido mencionados los esfuerzos del Rey por ser “utilizado” por los empresarios españoles a la busca de encargos y contratasen cualquier lugar del mundo. Don Juan Carlos hizo uso, para esos efectos, de su bien ganado prestigio y de la amistad de la que gozaba con muchas personalidades mundiales, particularmente en áreas del mundo islámico. No debiera extrañar que, en ese propósito, como en el de asesoramiento permanente y constante a su hijo don Felipe, el Rey don Juan Carlos siguiera ejerciendo influencia. JOSÉ CAVERO

No hay comentarios: