jueves, 31 de julio de 2014

Hay diálogo, pero sin avances Desde luego, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, llegaba ayer a la Moncloa, para entrevistarse con el presidente Rajoy, decidido a que la realidad no se interpusiera en su optimismo. Contra viento y marea, contra la insistencia de Rajoy y del resto del gobierno y principal grupo de la oposición de advertirle que no hay posibilidad de referéndum, y que no habrá consulta, Artur Mas celebró, sin embargo, que se hubiera abierto alguna forma de diálogo, se supone que sobre “las otras” cuestiones pendientes en su conflicto Cataluña-España. Que, no conviene olvidarlo, están en la base de los desencuentros de la autonomía catalana con el Estado central: Financiación autonómica, competencias claras entre una y otra parte, interpretación cabal del Estatuto autonómico vigente… Es decir, en estas materias, parece que Artur Mas encontró materias en las que Rajoy se mostraba dispuesto a dialogar, y acaso a ceder, en determinadas ocasiones. Ahora, el Gobierno central deberá eaminar con detenimiento las 23 demandas que le ha cursado la Generalitat de Cataluña. Y es probable que la tarea le afronte la vicepresidenta Santamaría, y que en algunos casos, la solución se incline de la parte catalana… Lo cual sería, entonces sí, un comienzo de entendimiento para soslayar el origen del problema…, y acaso para olvidarse de la fórmula que intentan los nacionalistas catalanes: la consulta al pueblo de Cataluña para cargase de razón ante la decisión de “abandonar España razonadamente”… ¿Cabe todo eso? A Rajoy parece que todas las fórmulas le complacen y las acepta, salvo la propuesta de la oposición socialista de negociar una reforma de la Constitución que abra dicha Constitución hasta hacerla federal, y consiguientemente, con más atribuciones y competencias para las actuales autonomías o estados federales. O, cuanto menos, para algunas de ellas… Y ésas son las incertidumbres políticas en las que no quiere comprometerse Rajoy, ahora mismo feliz porque le empiezan a darle resultados las que él y Santamaría llaman sus “reformas progresistas”, o sea, los recortes en el gasto público que facilitan el cumplimiento del déficit público según establecen cada año Bruselas y Merkel. También en esta materia, se recordará, hay una grave disidencia entre Barcelona y Madrid, por cuando el Govern de Mas aspira a conseguir unos niveles de déficit más amables y fáciles de cumplir…, y menos supeditados a lo que “España” determine perentoriamente y sin discusión previa… Tras el encuentro de ayer, queda ahora por ver qué sucede, y cómo proseguirá el diálogo iniciado, y cómo se revisan las cuestiones planteadas como pendientes. Si tendrá algún efecto tangible, si empezarán a olvidarse Mas y Junqueras de la fecha de la consulta que pretenden… Cosas bastante difíciles de conseguir, en ambos casos. El presidente de la Generalitat, que estos días ha hecho “de tripas corazón” para romper la relación con su padrino Pujol por la inmoralidad de sus actuaciones fiscales, tiene a sus espaldas el impulso y la presión permanente e incesante de sus socios de Ezquerra, y ya no se sabe bien lo que querría Convergencia y a lo que fuerza Ezquerra, pero probablemente ya no son la misma cosa. Hay una advertencia-amenaza: la celebración de la Diada del próximo 11 de septiembre será muy significativa, con toda seguridad. Ezquerra y Junqueras arrastran implacable a Mas hacia esta celebración preparatoria, y no le dejará siquiera titubear, dudar y arrepentirse de sus posiciones de máximos, por mucho que pudiera avanzar en las otras cuestiones que favorezcan el diálogo abierto. JOSÉ CAVERO

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