martes, 29 de julio de 2014

Muchos acontecimientos de julio La inminencia de agosto parece que favorece una aceleración de los acontecimientos políticos “que no pueden esperar al mes del verano”. Por fin, tenemos a la vista, esta misma semana, el encuentro de Rajoy y Artur Mas, para el cual Rajoy se ha preparado con el encuentro con el nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Parece una muy adecuada previsión y preparación, y es evidente que Rajoy ha hallado lo que esperaba: Un frente común frente al independentismo catalán. Es cierto que Sánchez proclamó, tras el encuentro, que eran muchas más las cosas que distanciaban a ambos partidos, pero en esa materia de la unidad de la nación no hay duda de una coincidencia elemental. En el resto, en la solución del problema, hay disparidad de opiniones. Como Rubalcaba, Sánchez insiste en la fórmula de la España federal y de la reforma constitucional en ese sentido, como vía para resolver un problema que, de otro modo, no resultará sencillo De manera que esa coincidencia de los dos principales líderes políticos de que no habrá consulta ilegal, deja el encuentro “medio resuelto”… Queda por resolver el resto del contencioso, y la fórmula federal por la que aboga el PSOE pudiera ser aprovechable también por el PP gobernante, aunque hasta el momento no se ha inclinado por ella… También, antes de que termine el mes de julio, pudiéramos ver algún efecto político de la revelación-confesión de Jordi Pujol de que se burló del fisco durante casi siete lustros, y finalmente, ahora, ha decidido regular su situación fiscal y tributaria aunque sea con un recorte muy sustancioso del dinero que ocultaba en Andorra. Pero, según señala este mismo martes el diario El País, Artur Mas trata de forzar ahora la dimisión de su mentor y maestro, el propio Pujol, antes de viajar a Madrid. Sería una baza formidable para el presidente catalán, en un momento en el que se viene empleando la afición de los Pujol por la defraudación fiscal para argumentar que “por eso los independentistas quieren tener Agencia tributaria propia”. Para defraudar todo lo posible. Desde luego, en cada uno de los partidos catalanes se han echado las manos a la cabeza por el espectáculo nada ejemplar ni modélico que acaba de proporcionarles “el muy honorable gran defraudador”, como le denomina Vidal Folch en un comentario. Pujol, con toda certeza, es consciente del daño que se ha causado a sí mismo, a su familia, pero también, al partido que fundó, y que ha venido reclamando una especie de situación privilegiada para criticar a quienes no hacían ni pensaban como ellos, o incluso a quienes criticaban el nacionalismo de los convergentes. Pujol se ha caído “con todo el equipo”, y Artur Mas, precisamente, deberá tratar de salvar el partido que heredó de Pujol “matando al padre” de Convergencia por haberle resultado nefasto como ejemplo a imitar de ciudadanía y moralidad viviente. Otro personaje del momento es Jaume Matas, a quien los presidentes del PP Aznar y Rajoy consideraron a menudo ejemplo vivo de militante del partido y de ciudadano meritorio. Finalmente, Matas ha ingresado en prisión, y lo hace “por corrupción”, para resumir sus actividades nada santas ni ejemplares al frente de la presidencia de la autonomía balear. Matas, como Bárcenas, como Fabra y otros cuantos más, es la viva demostración de hasta qué punto el PP ha estado o está dañado por la corrupción, y está necesitado de una grandísima poda de algunas de sus ramas más del frondoso árbol gobernante. Matas se esforzó en evitar la cárcel y en conseguir un indulto, pero el propio gobierno no ha ten ido fuerzas suficientes para rechazar la petición de clemencias de quien se benefició personalmente de los importantísimos cargos que le fueron confiados, en Baleares y en el Gobierno de la nación. Y que forzaron a los dirigentes máximos del partido, en su día, a aportar por la honradez y ejemplaridad del corrupto… JOSÉ CAVERO

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