viernes, 10 de octubre de 2014

La víctima, culpable Esta vez, no es la ministra Mato el objetivo de las críticas más generalizadas. La absurda y enloquecida intervención del consejero de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez, ha causado unos niveles de indignación pocas veces contemplado, cuando vino a acusar a la auxiliar de Enfermería Teresa Romero de ser la culpable de verse afectada por los virus del Ebola. Teresa que, mientras tanto, permanece estable dentro de la gravedad. Javier Rodríguez ha tratado de puntualizar o matizar sus afirmaciones, pero ha sido en vano: su opinión de que la afectada había mentido, así como la impresión también difundida de responsables médicos que ella misma, al tocarse la cara con el guante del traje, se había afectado del virus, han sido dos torpezas mayúsculas, y dos demostraciones palpables de la pésima administración de la enfermedad que a muchos, sanitarios o ciudadanos en general, aterra. Se añade un tercer dato: la noticia de que muchos sanitarios habían preferido ausentarse del trabajo una vez comprobadas las nulas garantías de protección del mencionado personal sanitario. Asegura este viernes El País que el presidente Rajoy se ha visto en la necesidad de modificar las medidas contra el ébola por la indignación médica, refiriéndose a la inclusión en una franja de observación médica a quienes han atendido a los contagiados: médicos de Alcorcón, el conductor de la ambulancia, los vecinos de la enferma… Todo ello, cuando se daban a conocer informaciones poco alentadoras y más bien pesimistas sobre la evolución de la enferma, como decíamos, estable dentro de la gravedad en que se encuentra desde la tarde del jueves. De momento, desde luego, todas las papeletas para ser cesado en su cargo se las lleva el consejero madrileño. Lo que sucede es que, con toda probabilidad, será mantenido en su cargo hasta el final de la presente crisis. ¿Y qué evolución puede tener esta crisis? Se insiste en que el Ebola no es especialmente activo, y que las “condiciones generales” del país pudieran resultar desfavorables a su extensión. Ojalá. Y que la evolución de la paciente Teresa Romero ayude a superar las pésimas impresiones del momento… Hacienda sabía ya en 2007 que los consejeros de Caja Madrid usaban tarjetas personales, asegura el diario El País. Se repite la historia. También Hacienda sabía que Jordi Pujol defraudaba al Fisco. No sería de extrañar que Hacienda supiera que Fernández Villa, a su vez, se quedaba con una parte de los Fondos Mineros oficiales para amasar su fortuna de casi millón y medio de euros. Hacienda sabía, pero no se aplicaba suficientemente a investigar los casos, y dejaba hacer, según parece. Y sólo cuando estalla el correspondiente caso dice que sus inspectores ya tenían noticias aproximadas de lo que estaba ocurriendo. ¿Y qué les impide investigar más, e ir por delante en la revelación de estos escándalos mayúsculos? Probablemente, que están “ocupados” con la detección de errores mínimos de los asalariados de cada día, y prefieren que los potentados campen por sus desmanes. En el caso Pujol se insiste en que hay indicios suficientes `para investigar el fraude de la familia. ¿Y a qué se espera? Por cierto, justamente cuando se confirman las peores sospechas sobre los fraudes masivos de la Caja Madrid de Blesa, el juez Elpidio Silva, que tuvo el coraje de enviarlo a prisión en dos ocasiones, queda apartado de su condición de juez. Como si, también en esta ocasión, quien denuncia una situación, se Viena víctima de su propia persecución por la Justicia… La selección española de Fútbol, La Roja, no está funcionando como gustaría, y abundan las quejas y críticas tanto al portero Casilla como al entrenador Del Bosque. Por si fuera poco, algunos de los comportamientos de los jugadores españoles merecieron la expulsión inmediata del campo de fútbol por la persecución violenta de los jugadores contrarios… JOSE CAVERO

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