lunes, 6 de octubre de 2014

¿Lo devolverán todo? Algunos de los personajes “agraciados” con la tarjeta negra u opaca de Caja Madrid ya se han adelantado a devolver todo el dinero “tomado de más” de la extinta Caja. Otros se están terminando de decidir sobre su voluntad: No tienen el menor deseo de devolver lo percibido, pero e ven presionados por la opinión pública o por el mandato de sus correspondientes partidos. Y quien más quien menos, trata de justificar lo sucedido. El que más gastó por ese concepto fue Ildefonso Sánchez Barcoj, 484.000 euros, ex director financiero, que culpabiliza a Blesa, como no podía ser de otro modo, de esas actuaciones, la suya y la de sus colegas beneficiados. Barcoj también se muestra dispuesto a devolver todo lo que gastó con el uso de aquella muy famosa tarjeta Visa Blanck de Caja Madrid. Pero aún faltan personajes que prefieren pasar inadvertidos, y acaso esperan que se olvide su aventura cajista y el dinero logrado por aquel procedimiento nada santo, pero sí gratuito. Triste manera de acabar con unas instituciones, las Cajas de Ahorros, que fueron durante siglos beneméritas y que ayudaron a millones de españoles a salir de tiempos de apuros. Llegaron Blesa y otros malnacidos y rompieron la hucha de tantos… Algún analista ha estimado en medio millón de votos los que ha podido ganar la opción electoral Podemos a cuenta del escándalo de las tarjetas negras u opacas de Caja Madrid, Pablo Iglesias y sus huestes luchan, precisamente, contra esos abusos de “la carta”, y entre los 86 beneficiarios de esas tarjetas están, precisamente, representantes de toda esa casta de viejos partidos, corruptos y abusones de las normas que ellos miemos se otorgan. Claro que no todos los integrantes del viejo establishment se saltan la legalidad en beneficio propio, pero el ejemplo de Caja Madrid ha sido magnífico a esos efectos: un amigo del jefe del gobierno, designado presidente, y que forma equipo con representantes de todas las fuerzas políticas de la comunidad de Madrid, abusa hasta lo inimaginable en el robo descarado de los dineros de un a caja en dificultades, que se ve en la urgente necesidad de reducir a dineros de la Unión Europa y Fondo Monetario Internacional para salvarse de la ruina total…, con un abultadísimo crédito de casi 23.000 millones de euros, que pagaremos todos los españoles durante años y años… Por si fuera poco, algunas televisiones siguen proporcionando horas y horas a Podemos y sus máximos dirigentes. La Sexta parece haber adoptado a Pablo Iglesias, permanentemente en su programación. O Tania Sánchez, su novia, otro nuevo icono nacional de los nuevos tiempos… No sucede por casualidad que los ingresos en prisión por fraude fiscal hayan aumentado en los dos últimos años. El ejemplo social, lo que hacen los demás, el impulso a comportarse “como los demás”, -como los demás infractores- lleva a muchos ciudadanos a no respetar la norma y a burlarse del fisco, hasta caer en prisión. Datos conocidos ahora señalan que, en agosto, pasaron a cumplir penas de cárcel por 63 por 100 más que en enero de 2102. Argumenta Interior que han sido dos los factores que conducen a su aislamiento carcelario de estas personas: La crisis, de una parte, y el cambio de percepción de los jueces, cada vez menos transigentes hacia estas infracciones. La opinión pública, sin duda, presiona a los jueces a actuar de manera más implacable… Se cumplieron muchos pronósticos y no pocas encuestas, en las elecciones de este domingo: Dilma Rousseff resultó la vencedora en las elecciones brasileñas de este domingo. Pero tendrá que recurrir a una segunda vuelta, para confirmar su victoria. Será contra el candidato Neves, tras la derrota de Marina Silva, la otra candidata que, en algunos momentos, pareció que superaba las posibilidades de Dilma. El día 26, finalmente, se sabrá el nombre del nuevo-nueva presidenta de Brasil, el gran “continente” latinoamericano, con 142 millones de electores. Dilma deberá luchar contra los votos de sus dos contrincantes, Neves y Silva juntos…, aliados para la gran prueba final. De momento, hay tres semanas para volver a una campaña electoral interminable y áspera, en la que es mucho lo que se juega. JOSE CAVERO

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