miércoles, 12 de noviembre de 2014

La meta electoral Hay coincidencia entre los grupos políticos en que la presente legislatura está resultando tan ajetreada< y escandalosa, que necesariamente tendrá un final distinto. Un final, posiblemente, protagonizado por Podemos, si los partidos de “la casta” no lo impiden, y reaccionan a tiempo, en los meses que quedan hasta las urnas. A su vez, también Podemos tiene por delante una tarea de cíclopes, sobre todo, si quiere presentarse a las elecciones autonómicas y municipales, y no sólo a las generales de fin del 2015. Podemos engorda día a día, y sus dirigentes saben que es el momento en que pudieran colarse en sus filas elementos indeseables, de los que no han hecho carrera en otros partidos… De ahí la prudencia de Pablo Iglesias por medir las capacidades de cada nuevo elemento que llama a sus puertas en la esperanza de “hacer carrera política” como alcalde, concejal y consejero autonómico. No son tiempos fáciles, ni siquiera para quienes parecen gozar de los nuevos vientos de la historia. Por el contrario, en el PP y el PSOE no se quieren creer que la debacle que se anuncia llegará alguna vez. No es posible el derrumbamiento del bipartidismo que ha venido funcionando en las últimas décadas, y que, mal que bien, ha cubierto el expediente y ha tenido que enfrentarse a los problemas de cada día. Si son conscientes de que los últimos años han sido penosos para su imagen y para la eficacia de las instituciones. Por ejemplo, es lamentable que, a estas alturas, se revele que cada diputado o senador puede acceder a los fondos de su respectiva Cámara legislativa para dilapidarlos sin control, mediante gastos que nadie quiere someter al conocimiento previo. El caso Monago, y el del diputado que peleó con él por el corazón y restos del cuerpo de una bella venezolana, en Tenerife, ha sido la penúltima demostración de lo que nuestros representantes hacen con nuestro dinero de los impuestos, como en su día sucedió con aquel magistrado que se iba a Marbella cada fin de semana, con coche oficial, chófer y amigo, a disfrutar de la vida y sus encantos, con todos los gastos pagados a cuenta del contribuyente. Claro, cuando el contribuyente llega a saber el uso de sus aportaciones al Tesoro Público, monta en cólera, y llega a la conclusión de que sólo puede reaccionar cambiando el sentido de su voto .de cada cuatro años. ¿Quién tendrá más controles sobre mis impuestos? ¿Quién resultará más exigente y no será como todos los demás, generoso con dinero ajeno y precavido y tacaño con el propio? Así las cosas, a Rajoy, Sánchez y compañeros jefes de partidos teóricamente consolidados, les va a corresponder un final de etapa legislativa “de infarto”: Hay que resolver el caso catalán, el caso de las corrupciones y corruptelas de cada día, y además, tratar de rebajar el paro a cifras más razonables. De lo contrario, el batacazo electoral está servido, y nada ni nadie parece que lo podrá evitar, ni dentro ni fuera. En esta fase de reacción al abuso generalizado, la exclusión total de los corruptos es una primera defensa imprescindible. Pero ya hemos comprobado cómo muchos de nuestros dirigentes políticos no quieren ni reconocer siquiera su propio pecado: Rajoy ha alentado a todos los corruptos de su partido, como lo hizo Esperanza Aguirre. Se resisten a declarar apestados a los corruptos, y a mantenerlos lejos de sí. Al contrario, alegan que ya han hecho todo lo posible –Cospedal, Aguirre- para cambiar las cosas. Y, desde luego, no tienen generosidad suficiente para dotar con más plantilla y medios a los òrganos de control: Jueces, fiscales, agentes tributarios debieran ser, a estar alturas, quienes sacaran a flote toda la porquería de la que aún no hemos tenido noticia, y algún día caerá sobre nosotros… JOSÉ CAVERO

No hay comentarios: