domingo, 9 de noviembre de 2014

El error Rajoy Vuelve a caer Rajoy en su error político más reiterado: acercarse, aproximarse, atraer a los corruptos, darles su apoyo, y de ese modo, garantizarles su propia pervivencia en la vida pública, no sólo en este instante, sino también en el futuro. Le sucedión con Camps, cuando le dijo aquello tan bonito de que estaré siempre contigo, a tu lado, delante o detrás de ti. Se lo dijo a Jaume Matas, cuando le aseguró que su presidencia balear era un modelo de buen hacer para los presidentes autonómicos. Lo repitió con Fabra, presidente de la Diputación, cuya honradez exaltó cuando ya a todos constaba el mal olor que desprendían sus actuaciones y su lotería feliz. Los elogios por escrito a Luis Bárcenas, cuando ya se encaminaba hacia la prisión de Soto del Real para una larga travesía… Con Jesús Sepúlveda, exalcalde de Pozuelo, le sucedió otro tanto: Apenas llegó a la presidencia del PP en la calle Génova lo llamó para que el gurteliano colaborara en el partido. También con Ana Mato, contra toda evidencia y lógica, la fichó para su gobierno y la ha mantenido desde entonces elogiando su buen hacer… Y ahora repite su error con el presidente extremeño, Monago, a quien da calor y apoyo cuando él mismo admite culpabilidad por cuanto se compromete a devolver al Senado el dinero malgastado en viaje a las Islas Canarias por asuntos propios. Este hombre, Rajoy, no aprende la primera lección del político: Ser honrado también es mantenerse al margen de los correligionarios tocados por la enfermedad de la corrupción, o sospechosos de ese mal… Pero, no. Rajoy se cree que entre las obligaciones de su cargo está la de dar apoyo y cobijo a quien tenga carné del partido, por muy irregular y sospechosa que sea su actividad. Rajoy terminará, si no lo está ya, en el montón de esos juguetes viejos, inútiles para cualquier actividad pública… El otro error de Rajoy se deduce de su “muy prudente actitud”, que le lleva a ausentarse de las grandes cuestiones y a mirarlas desde lejos, como si no fueran con él: Se reúne con Artur Mas y éste no llega a enterarse de si Rajoy es contrario, neutral o pasa ante su consulta independentista. Y el propio Rajoy tampoco se esfuerza es aclarar su posición, ni decirle a las claras, desde el primer momento, que tiene capacidad para enviarlo a prisión en el primer momento que pise la raya roja. Que no se ande con bromas ni con puñetas. Pero no es el estilo de Rajoy, que prefiere que el tiempo cure las heridas, reblandezca las posiciones, modifique las conductas y transforme al interlocutor según sus deseos. Algo que nunca sucederá. El político va a lo suyo, y jamás cederá en sus posiciones, salvo que alguien, desde el primer momento, le advierta que ese no es camino transitable, que debe abstenerse de dar un paso más, o que aplicará la ley con el mayor rigor y desde el primer momento de la contravención. No es el estilo de Rajoy, que aspira a llevarse bien con todos, incluidos los máximos enemigos del Estado y que prefiere emplear su estilo gallego de “eso no es posible, no hay cauce por esa vía, pero haga lo que le venga en gana y ya lo descubrirá por su propia cuenta algún día”. Otro error en el que viene cayendo Rajoy es el de suponer que sus propósitos y buenos deseos terminarán teniendo cumplimiento, por difícil que resulte. Si en 2015 sería conven8ente para los intereses electorales del PP que haya mejorado la situación económica, y que los españoles lo hayan comenzado a comprobar, no hay cuidado, que así sucederá, por más que venga una nueva etapa de retroceso económico en toda la zona euro. España saldrá adelante contra viento y marea, porque el caudillo Rajoy así se lo ha propuesto, y por mucho que los institutos económicos disientan, desconfíen y duden de las estimaciones y vivos deseos de Rajoy y sus colaboradores. La realidad ya se atendrá a esos buenos deseos y se amoldará a las necesidades del partido. Por mucho que surjan ideas como la de Podemos, ya habrá tiempo para la rectificación de la realidad… JOSÉ CAVERO

No hay comentarios: